Michelin, tras premiar a un restaurante cerrado en agosto: «Es imposible ir allí cada semana»

Los inspectores trabajan para cada edición de la célebre guía roja entre septiembre y julio, según la expicación oficial. En este caso, para la recién presentada de 2011 , empezaron hace más de un año, en septiembre de 2009 y acabaron en julio de 2010. En ese periodo de tiempo, estos inspectores han visitado Gadus «varias veces». Como de todo hay actas y todo se archiva, se sabe que la última visita a este restaurante mallorquín fue el 23 de mayo . Tras esas inspecciones decidieron que el restaurante merecía una estrella. Una de esas sorpresas que a los inspectores les gusta sacar de la chistera cada año, un sitio absolutamente desconocido .

En el mes de julio, cuando se va a cerrar la guía, se envían a todos los restaurantes que van a aparecer en la misma -independientemente de las estrellas, que es algo que nunca se comunica hasta que sale a la venta- unos cuestionarios para reconfirmar o actualizar todos los datos que luego aparecerán publicados, y se pide a los propietarios que por favor no dejen de avisar de cualquier cambio posterior. Según la versión oficial de Michelin, en ese momento -el 8 de julio- el señor Adrover , propietario de Gadus, se limitó a recordar que su restaurante cierra de noviembre a marzo y que entre el 15 de junio y el 15 de septiembre sólo da cenas. Pero no dio aviso de nada más. Ni lo hizo en agosto cuando decidió cerrar, supuestamente por problemas con su equipo de cocina. Los responsables de la guía afirman que los inspectores no pueden pasar por los restaurantes cada semana a ver si el sitio está abierto o cerrado.

En cualquier caso, y aunque esta es la primera vez que sucede algo así en España, en Michelin son conscientes de que asuntos como este no les benefician en nada y sirven para dar argumentos a los más críticos con su guía. Por ello van a habilitar para el año próximo un sistema de chequeo más exhaustivo con los restaurantes con estrellas que evite situaciones similares. Aunque en este caso, la decisión del avispado propietario de reabrir con urgencia evitará que quienes lleguen hasta allí con la guía en la mano se lleven un chasco. De todas formas, el problema de fondo está en un desfase en el tiempo. Cuando las guías gastronómicas en papel, y no sólo la Michelin, salen a la venta llevan ya varios meses cerradas. Algo preocupante en estos tiempos tan cambiantes.