Lobato arropa a Maroto en su primer día en Vallecas tras dejar el ministerio

Maroto ha vuelto este miércoles a Puente de Vallecas. No es un lugar casual ni un día cualquiera. Es su primer movimiento como candidata al 100%, 24 horas después de traspasar su cartera al nuevo ministro de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de Pedro Sánchez, Héctor Gómez. La ya exministra -que compaginaba dos agendas, la nacional y la municipal, desde el pasado noviembre- ha regresado al primer lugar que pisó tras su designación como cabeza de lista de los socialistas madrileños. Puente de Vallecas, distrito del sureste de la capital y uno de los tradicionales feudos de la izquierda.

El sitio escogido ha sido el centro de mayores municipal Pablo Neruda, cerca del histórico corazón vallecano. Los ancianos con bastón y boinas y cabelleras canosas de barrios obreros son potenciales votantes. Su equipo de prensa había convocado a los periodistas para que Maroto hablara antes de empezar su visita, pero tuvo que ser después. Faltaba Juan Lobato, el candidato a las elecciones de mayo a la Comunidad de Madrid y secretario general del PSOE madrileño. Cuando el tándem estaba listo y delante de los micrófonos (Lobato en su habitual traje sin corbata), él sonrió a su compañera: «Pues nada, Reyes, ¿cómo hacemos?».

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La visita incluía propuesta. «Mi compromiso es ofrecer a los mayores los servicios que ahora mismo la Comunidad de Madrid tarda mucho en desarrollar. Una vez que concedan a nuestros mayores su condición de dependencia, y hasta que la Comunidad refuerce estos servicios, nos comprometemos a que se presten desde el ayuntamiento», anuncia Maroto. Se refiere a las ayudas a la dependencia del Gobierno autonómico, que oscilan entre los 300 y 700 euros y pueden tardar meses en activarse desde que el solicitante inicia los trámites.

El actual consistorio de José Luis Martínez-Almeida adoptó a finales del año pasado un proceso acelerado, aunque solo para casos de urgencia. Maroto no ha estimado el coste de adelantar estas pagas. «Es un derecho que nuestros mayores tengan un envejecimiento digno», ha defendido. Actualmente, 145.000 personas (el 20% de los mayores de 65 años de la capital) utilizan los servicios de teleasistencia del ayuntamiento. En una ciudad grande, ese número de papeletas en las urnas se puede traducir en siete concejales. El PSOE es la cuarta fuerza política de Madrid, con ocho ediles que se sientan cada mes en el hemiciclo del Palacio de Cibeles.

—El caos de Bicimad fue el tema estrella del pleno de este martes en el Ayuntamiento de Madrid, ¿qué opina de la gestión que está haciendo Almeida de este servicio?

—El señor Almeida perdió una oportunidad para pedir perdón. Lo cierto es que están desaparecidas un 84% [de las bicicletas], de toda la infraestructura pública que se puso a disposición de los madrileños. Que pida perdón a los usuarios de Bicimad y que explique dónde están los 50 millones que se han gastado en un servicio público. ¿Cómo lo van a solucionar? Porque lo que anunciaron ayer [por el martes] es un parche.

Lo cierto es que el alcalde se disculpó; en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, delante de los periodistas, y su responsable de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, anunció un «plan de choque» con más personal para buscar las 500 bicis extraviadas. Los problemas en el servicio de alquiler, que está emigrando del sistema antiguo a una nueva plataforma tecnológica para disponer de más estaciones y bicis nuevas, pueden salir caros a menos de dos meses del 28-M.

«Asumo la responsabilidad, reconozco que hay un problema, pido disculpas por las molestias, pero también digo que este proyecto sigue adelante», zanjó Almeida para despejar el único asunto que empaña su campaña electoral. Al día siguiente, Maroto lanzó su mensaje: «Almeida no tiene proyecto para esta ciudad, siempre se encarga de buscar otros culpables. A este gobierno en descomposición le quedan horas, días. ¿Por qué? Porque hay una alternativa: se llama Partido Socialista». La candidata posó después con los mayores de bastones y boinas y cabelleras blancas, el debut de una agenda focalizada exclusivamente en las próximas urnas.