Lavapiés, tras La Quimera: «Hay jeringuillas en los portales, atracos y se drogan en la calle. Hay miedo a salir de casa»
El desalojo del edificio La Quimera dispersa a los toxicómanos por todo el barrio

El 21 de septiembre, Lavapiés despertó, por fin, con el desalojo de La Quimera, un edificio de la plaza de Nelson Mandela que llevaba dos décadas okupado. La deriva en su última época había desembocado en un 'narco hotel', el mayor punto de ... venta de droga del barrio, ya de por sí marcado por esta lacra. Las 70 personas que antes malvivían en ese lugar se encuentran ahora cada día en las calles del barrio, con todo lo que eso supone.
En estos quince días, hay presencia policial constante ante el inmueble. El ayuntamiento no quiere que los toxicómanos regresen. Pero el dueño del edificio es quien debe decidir qué va a hacer con él, si mantenerlo, tirarlo, venderlo o reformarlo.
Desde la Plataforma del Barrio de Lavapiés dibujan la situación ahora mismo: «Esto no se ha solucionado, toda la gente que estaba allí se ha dispersado por el barrio. Hay destrozos, jeringuillas», explica Begoña Sebastián, de la asociación vecinal.
El miércoles se reunieron con la delegada municipal de Seguridad, Inmaculada Sanz. Ya lo hicieron con la del Gobierno, Mercedes González. «Queremos que se sienten a hablar, también con los vecinos. Y que Madrid Salud se implique. Necesitamos soluciones inmediatas», añade.
Esas respuestas, para Manolo Osuna, de La Corrala, pasan más por «medidas sociales, porque la presencia policial en Lavapiés es continua». Tanto, asegura, que los drogadictos se están yendo también hacia Huertas.
Para colmo, «están volviendo los narcopisos»: se ubican en la calle de Mallorca, Salitre, Calvario, Tribulete, Amparo, Mesón de Paredes, Juanelo… Una decena que conozcan en la Plataforma. Eso sí, hace años llegaron a tener 150, afirma.
Y no solo es drogadicción. También se quejan, tanto Sebastián como Osuna, del mercado de San Fernando, «que ni es plaza de abastos ni nada, sino un bar», se quejan, «donde se organizan macrofiestas descontroladas«. Eso y las »terrazas ilegales alientan todo lo que es delincuencia y toxicomanía«.
Hace solo unos días, dos hombres se hacían un chino en las puertas del teatro Valle-Inclán, en otro punto se 'pican' el brazo... La heroína está por todas partes. Y los atracos, claro. Como el robo de un brazalete que arrebataron dos individuos a un turista. «Salió corriendo tras ellos hacia la calle de Amparo, con el peligro que eso supone; y luego fue a buscar al otro ladrón a Nelson Mandela. Este mismo miércoles, la UPR de la Policía Nacional acudía a la plaza de Lavapiés«.
Apuñalamientos
«Hemos llegado a poner más de 50 denuncias por un mismo asunto durante años, y no se ha hecho nada. Son drogodependientes, básicamente. Gente sin recursos, tirada en la calle. Hay africanos, magrebíes, españoles… Lo que estamos viviendo es una calma tensa. Los vecinos nos reunimos en las plazas para tratar el tema, pero el verdadero problema lo tenemos con las instituciones», sentencia Begoña. Recuerda los tres apuñalamientos del pasado julio, por ejemplo: «En Lavapiés parece que no existimos. Es agotador».
Manolo Osuna asegura que con el desalojo de La Quimera «este problema se veía venir». Por lo pronto, les sorprendió «que nadie pidiera ayuda ni una solución habitacional», en referencia a los okupas expulsados. Para colmo, al estar poco a poco desmantelándose la Cañada Real, los toxicómanos de siempre acuden ahora a lugares como Villaverde y Lavapiés. «Se les ve a horas muy tempranas, a las 7 y 8 de la mañana, y es gente muy pasada ya. Hay miedo a salir de casa a la calle a esas horas. La solución está en la presencia policial, con quienes tenemos una interlocución estupenda, pero tanto el Ayuntamiento como la Comunidad tienen que ponerse las pilas en cuanto a los servicios sociales«.
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