El 'narcohotel' de Lavapiés era el escondrijo de fugitivos y el principal punto de venta de droga
Un total de 13 detenidos en La Quimera, un edificio okupado durante años y que había degradado aún más el céntrico barrio
Desde hace lustros, La Quimera —un edificio de 1944, de tres plantas más bajos comerciales en desuso— era un centro social okupado por radicales de izquierdas. Desde allí, en pleno corazón de Lavapiés —también en otros lugares similares como Potemkin y Tres Peces Tres— ... se alentaron las revueltas más agresivas del 15-M. Y, en 2018, tras la muerte de un infarto del mantero Mamme Mbaye, azuzaron los violentos disturbios culpando a la Policía Municipal de ese fallecimiento por causas naturales. Durante la época de Manuela Carmena como alcaldesa (2015-2019), estos y otros edificios usurpados fueron 'premiados' con casetas, incluso, en las fiestas del barrio, en la misma plaza de Nelson Mandela. El barrio era suyo.
«Pero la zona estaba más tranquila desde hace tiempo. Se había ampliado la videovigilancia y el patrullaje, incluso a caballo. Sin embargo, desde antes de marzo llevábamos trabajando más en Lavapiés porque la situación había empeorado mucho. Llegaban a la Policía Nacional y a la Municipal numerosas quejas y denuncias: desde el crecimiento de la venta de droga hasta la aparición de prostitución callejera de mujeres toxicómanas que se vendían para pagar su dosis», explican a ABC fuentes policiales que están sobre el terreno.
De centro okupa había pasado a 'narcohotel'. Tanto era así, que entre sus alrededor de 90 vecinos —los señalados por el auto del juzgado número 15 de Madrid, que ordenó el desalojo de este miércoles-, no solo había traficantes de droga, sino delincuentes buscados con requisitorias y que no habían dado señales de su paradero hasta las labores de investigación previas a la intervención de este miércoles.
Aunque en la nómina de ilícitos penales de los detenidos esto es lo que figuraba: 13 arrestados; 9 por delito contra la salud pública y 4 por infracción de la Ley de Extranjería. En el operativo participaron cien municipales y 200 efectivos del CNP —UIP, UPR, Participación Ciudadana, Extranjería, Judicial, Científica (Grupo de Delitos Violentos, DEVI)— y la comisaría de Centro. Un retén policial continuó allí toda la tarde y la noche anterior. La secretaria judicial estuvo hasta bien entrada la tarde comprobando todas las dependencias del inmueble, levantando acta de lo que se hallaba. Entre otras cosas, se toparon con distintas cantidades y tipos de drogas, informan fuentes policiales a ABC.
67 identificados
La Policía Municipal perimetró la calle de Nelson Mandela, en previsión de que gente del barrio o del propio edificio intentaran irrumpir por la fuerza. De hecho, de los 90 señalados en el auto, fueron identificadas 67 personas, entre ellas un menor de edad.
El operativo ha sido fruto, sobre todo, del hartazgo vecinal. Begoña Sebastián, de la Plataforma Barrio de Lavapiés, sabe muy bien lo que allí se cocía. Hace dos semanas estuvo reunida con la delegada del Gobierno, Mercedes González, y pronto lo hará con la delegada de Seguridad, Inmaculada Sanz.
El edificio es de un particular, al que la Policía convenció a primeros de año para que denunciara la okupación. Desde hace una década, por allí han pasado, primero, familias sin recursos; luego, los mencionados grupos antisistema y anarquistas; y, desde hace un par de años, un grupo de narcos de varias nacionalidades, que habían convertido aquello en un 'narcohotel'. «Teníamos a los toxicómanos del barrio y a los que vienen de fuera. Han comentado que ha habido hasta violaciones. Entre mayo y julio se han producido tres apuñalamientos, en Tribulete, Salitre y Argumosa. También ha habido una pelea a machetazos entre marroquíes y subsaharianos, y un atraco por el método del mataleón», explica Sebastián.
El mismo día de inicio de la cumbre de la OTAN, a finales de junio, asegura que se produjo un acuchillamiento en la calle de Argumosa. «Aquí el problema es que las instituciones han fallado. El barrio está muy mal. No nos preocupa La Quimera, sino cómo se ha llegado a esta situación y qué nos espera. Las instituciones no han ayudado. Tenemos otros narcopisos por el barrio», incide. La gente que por allí pulula, asegura, «es muy violenta, desde españoles a marroquíes, gente de otros países de África y del Este de Europa».
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