Depredador sexual: Toba, el presunto frutero pederasta en serie que se enfrenta a un siglo de cárcel en Madrid

Cristóbal L. C. será juzgado dentro de un año por 7 violaciones y 7 abusos a niños en su casa de Valdeavero

Miedo en Valdeavero por la libertad del Toba, el presunto pederasta en serie

Cristóbal L. C., el 'Toba', en su frutería de Valdeavero abc

Esta es una historia que nunca debió ser escrita. La de un grupo de niños en un pequeño pueblo madrileño, Valdeavero (1.500 habitantes), que acudían a casa de un amiguito a jugar y, presuntamente, acabaron siendo víctimas del padre del chico, un depredador sexual ... que, además, era el frutero del pueblo. Cristóbal L. C., 'Toba', español de 48 años, fue detenido por la Unidad Central Operativa (UCO) el 16 de diciembre de 2020. Tras pasar unos meses en prisión preventiva, lleva dos años en libertad provisional. Solo le separa una orden de alejamiento de sus víctimas, tras mudarse a otro pueblo de Madrid.

En octubre de 2024, dentro de doce meses, se sentará en el banquillo de los acusados. Según ha podido saber ABC de fuentes policiales, se enfrenta a entre 98 años de cárcel, que solicita la Fiscalía, a los 105 que pide la acusación particular ejercida por el veterano penalista Juan Manuel Medina.

Las calificaciones de ambas partes (por delitos de agresiones y abusos sexuales) corresponden a la ley vigente del momento de los hechos, y no a la actual, la conocida como del 'sí es sí'. Otra cosa será, en el caso de una condena, aunque no suele más liviana en el caso de menores de 16 años.

En 2004, el Toba se instalaba en Valdeavero. Abrió su frutería en 2018, cerca de casa, y su niño varón (tiene otra hija) no tardó en adaptarse al lugar, jugando a la pelota con sus amigos frente al establecimiento de su padre. La manera que, según el escrito de la Fiscalía, tenía el acusado para saludar a los críos era tocándoles los genitales por encima de la ropa. No consta que abusara de su propio hijo. En el procedimiento se detallan los casos de ocho de sus amigos, todos menores de 16 años en el momento de los hechos.

Chucherías por «guardar el secreto»

El primer caso documentado por la Guardia Civil y la Fiscalía data de 2019. A esa supuesta primera víctima, entonces con apenas 10 años de edad, el frutero le practicó tocamientos en sus partes íntimas en al menos una ocasión, sujetándole «fuertemente por los hombros para que no se escapara». En otras dos ocasiones, al entrar el niño en la frutería con sus amigos, lo llevó a la trastienda, lo tumbó en el suelo y lo agredió sexualmente. El Toba le ofrecía chucherías «a cambio de guardar el secreto».

Esta es solo es una parte, muy somera y despojada de los pasajes más explícitos, del relato completo que hace el Ministerio Público sobre lo que hizo a este crío, que presenta un cuadro de ansiedad intenso por el que, como otras víctimas, ha tenido que ser tratado por especialistas. De similar manera obró en fechas posteriores y similares con otros dos menores, de 12 y 8 años.

Pero la mayor actividad delictiva de este depredador se produjo desde el inicio del verano de 2020, con el ardid de haber instalado una piscina portátil en su casa de Valdeavero. Al encontrarse en bañador, a uno de ellos, de 13 años, le realizó tocamientos en julio, aunque este intentó resistirse; en al menos otras cuatro ocasiones, desde mayo de ese año, ya le habría hecho cosas parecidas. Ese julio abusó de otro chico, de 12 años, metiéndose en su cama cuando pasaba la noche en su casa, con su propio hijo. A esta víctima le agredió en al menos otras siete ocasiones, según el escrito de la Fiscalía, incluso delante de otras víctimas.

Amenazas a los niños

En la vivienda del procesado y también en la frutería y en la puerta del negocio cometió presuntamente más tropelías, en muchas ocasiones forzando a los chavales y mediante engaños y coacciones del tipo: «Como no lo hagas, le diré a mi hijo que te pegue». A otros incluso les mostró incluso vídeos pornográficos y un preservativo. Y a alguno que huyó a la carrera (otras veces, no pudo zafarse) le amenazó: «Como se lo cuentes a tus padres, envío a unos amigos para que los hagan desaparecer del pueblo». Las secuelas de las víctimas han sido tremendas, hasta el punto de que alguno de los menores ha intentado suicidarse tirándose por el balcón de su casa, como narró una madre a ABC.

El fiscal pide 10 años por cada uno de los cinco delitos continuados de agresión sexual a menor de 16 años; 15 años por cada uno de los dos de agresión sexual continuada a menor de 16 años con acceso carnal, y tres por seis delitos de abusos sexuales continuados.

Además, una inhabilitación especial para ejercer la patria potestad y para trabajar con menores; de cinco a diez años de libertad vigilada (según el caso), y órdenes de alejamiento de al menos 500 metros sobre sus víctimas. Así como el pago de indemnizaciones económicas.

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