CARTAS AL ALCALDE
Aquí se lee
El móvil, artefacto del diablo, donde el vecindario se asoma a los vértigos del mundo
Grada en la infancia
Madrid
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Iniciar sesiónCunde por ahí un informe que acredita que en Madrid se lee hace más que diez años. No estamos ante una noticia desdeñable, alcalde, porque el hombre que lee es un hombre más completo, y más libre, y más todo.
La ciudad, además, ... lidera el índice de lectura de toda España. De modo que parece que vamos al respecto bien servidos, pero tampoco conviene dormirse en estas doradas primicias.
Se lee más que antes, alcalde, pero hablamos de gente que lee al menos una vez al mes, que es, francamente, un dato tísico, y tirando a desalentador. Leer una vez al mes es leer poco, o muy poco, más bien, y si esto lo ponemos en comparación con la década anterior resulta que nos sale que antes no se leía nada.
Lo que uno percibe, como peatón desvelado, y ejerciente, es que los madrileños se emplean gustosos en la lujuria de la lectura durante los trayectos del transporte público, donde no todo es ocio de 'instagramers'. Algo es algo.
El móvil, artefacto del diablo donde el vecindario se asoma a los vértigos del mundo, es ya como el nuevo DNI. Pero un libro es un libro.
Algún libro se ve, todavía, en chicas del metro, o en chavales de autobús, y se celebra el hallazgo, porque un libro incluye compañía, más allá de la vitamina de la lectura, pero un móvil no acompaña, por mucho que las reinas del género se pasen el día haciéndose selfis, o bien fisgoneando en Instagram, que es un infinito de narcisos ágrafos.
Me gusta que en ese informe se avale que las chicas y los chicos leen por igual, porque veía uno lamentando varias temporadas no tanto que las mujeres leyeran más que los hombres, sino que los hombres no leían nada, salvo el 'Marca'.
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De manera, alcalde, que vamos prosperando un poco respeto al buen hábito de la lectura, que mitiga la soledad y multiplica los horizontes. Se apunta que la dura reclusión por el covid alentó el trato con la lectura.
Y se entiende. La soledad, si hay libro, nos libera de estar solos. Porque aquel que lee resulta que reúne la multitud de otras vidas. La aventura de leer es lo contrario al viaje de aislarse.
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