Almeida obvia la polémica de Más Madrid y declara la capital «icono de convivencia»

Salvo una mención al «riesgo» de aquellas «voces» que se alzan para proponer «cambios radicales» y «experimentos dudosos», Almeida leyó un discurso en positivo, en el que enumeró las virtudes de Madrid. Repitió que la ciudad vive un «momento especial», de «eclosión», porque se ubica dentro del «marco de convivencia, libertad y unidad consagrado por la Constitución» y porque sigue el «ejemplo eminente» de Felipe VI en su «compromiso de servicio a España». Ese compromiso del Ayuntamiento de Madrid es el que, en la celebración del día del patrón, Almeida quiso «renovar». También con la Comunidad Judía: «Queremos renovar el testimonio de nuestra admiración por su dinamismo, su afán integrador, su labor social y sus innumerables contribuciones al ser de la ciudad», declaró el regidor.

En Madrid viven unas 10.000 personas que profesan el judaísmo (de las 40.000 que residen en España) y su institución más relevante es la Comunidad Judía, la que ha recibido una de las tres Medallas de Honor del Ayuntamiento de Madrid. Su presidenta, Estrella Bengio, recordó el «profundo arraigo de los judíos en Madrid», una ciudad «abierta, plural, diversa y generosa». «Les agradecemos la sensibilidad y calidez que siempre han mostrado hacia nuestro país y nuestra comunidad, y la cordialidad y el afecto que siempre han guiado nuestros encuentros. Y les agradecemos de todo corazón las numerosas muestras de solidaridad que recibimos tras el 7 de octubre y la condena de la brutal e inhumana masacre perpetrado los terroristas de Hamás», añadió.

Bengio recogió el mismo galardón que el Rayo Vallecano, «el más modesto de los equipos de la ciudad», en palabras de Almeida, y la historiadora y académica de la RAE Carmen Iglesias Cano, «una de las más insignes» de España. El alcalde no hizo distinciones: dedicó varias frases de agradecimiento y reconocimiento a cada uno de los premiados, a esos tres galardonados con la Medalla de Honor, a los 14 que recogieron su Medalla de Madrid y al nuevo Hijo Adoptivo de la urbe, el escritor y premio Cervantes Luis Mateo Díez.

El creador del reino de Celama, también funcionario jubilado del consistorio madrileño, fue el primero en subir al atril, donde se cambió unas gafas por otras —«los años hacen que haya que cambiar las gafas», dijo— y rememoró su llegada a Madrid, en los años 60. «Vine a Madrid como si tal cosa, porque nada me parecía mejor en la vida», reconoció; también que vino «porque andaba huérfano de amor urbano», y «gracias a Valle Inclán y a Baroja y a Benito Pérez Galdós», y «por los cines de barrio». «No sé si [soy] un hijo inmerecido, pero en cualquier caso, colmado de agradecimiento, que Dios os lo pague y me lo tenga en cuenta», concluyó, «seguro que seré un buen hijo, de esos que no dan disgustos».

Después del discurso del escritor desfilaron los 14 homenajeados con las Medallas de Madrid, que saludaron a Almeida, cogieron de sus manos el galardón y sonrieron delante de las cámaras y los aplausos. En este orden: los presidentes de Acyre (Asociación de Cocineros y Reposteros de Madrid) y Adela (Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica); la «pionera» y especialista en paisajes Carmen Añón; la hostelera Cristina Oria; el naturalista Jesús 'Suso' Garzón Heydt (a título póstumo); la galerista de arte Juana de Aizpuru; la agencia de noticias Servimedia; la Guardia Civil, la Policía Municipal y la Policía Nacional; la Fundación Toro de Lidia; la banda de pop-rock Hombres G; la chocolatería San Ginés y Telefónica, que acaba de cumplir su centenario.