Historias Capitales
La piscina sobre el Manzanares que las bombas derribaron y la canalización del río echó abajo
Fueron creadas por el genial arquitecto Luis Gutiérrez Soto en 1932, y desaparecieron definitivamente unos veinte años después
Sara Medialdea
El río Manzanares , aunque poco caudaloso, ha estado siempre muy vinculado a la vida de los madrileños. Por los puentes que lo cruzaban, por las actividades que se practicaban en sus márgenes -como la de las populares lavanderas-, y por el desahogo que suponía ... para los madrileños en los calurosos veranos capitalinos . Tanto es así, que hasta dio pie a la elección anual de una guapa señorita, que disfrutaba del título de Miss Río Manzanares, como ocurrió con Marina Albín en julio de 1936, tal y como publicaba entonces ABC.
Corría el año 1932 cuando, el 29 de junio, fueron inauguradas las tres piscinas de La Isla, construidas en el lecho del río Manzanares, a la entrada principal de la Casa de Campo en el Puente del Rey. Una construcción regia, obra del arquitecto Luis Gutiérrez Soto , que quiso darle la forma de un gran trasatlántico, varado en el aprendiz de río madrileño. En la proa se hallaba la piscina preferente; en popa, la popular, y bajo el puente, una cubierta para el invierno. La instalación se completaba con sala de fiestas, bar y restaurante, y las cenas las amenizaba una orquesta.
El todo Madrid de la época acudió a su estreno: entre ellos, el alcalde, Pedro Rico , junto al subsecretario de Fomento, Teodomiro Menéndez . «Por la tarde se hacía materialmente dificilísimo el poder andar» por la instalación, tan llena estaba... El cocktail de bienvenida lo sirvió Chicote, y hubo carreras y saltos de trampolín protagonizados por diferentes socios del Club de Natación Canoe.
Fueron miles y miles los madrileños que disfrutaron de sus aguas límpidas, tal y como presumían sus promotores y explicaban las crónicas de la época: «Agua filtrada y depurada por modernísimos métodos químicos», que se tomaba «directamente del río, por ambos lados del terreno».
Las piscinas debían su nombre a que estaban, literalmente, construidas sobre una isla de arena de 300 metros por 20 que existía en aquella zona del río. Contaban con una magnífica ubicación -cerca del centro, y a la vez a las puertas de la Casa de Campo-, pero los madrileños sólo pudieron disfrutar de ellas unos pocos años. Primero, por el estallido de la Guerra Civil, y también porque los bombardeos de la contienda, especialmente intensos en esa zona de la ciudad, produjeron graves daños sobre la misma, como se aprecia en alguna de las fotografías del Archivo ABC.
Al acabar los enfrentamientos, la instalación se reconstruyó en parte, aunque ya no con su esplendor primitivo. Y sufrió además serios destrozos a consecuencia de las riadas que arrasaron con el río en marzo de 1947. De nuevo reparada, continuó utilizándose, hasta que en 1954 se iniciaron las obras para la canalización del río. La instalación resultaba incompatible con estos nuevos trabajos, así que se decidió su demolición.
La belleza y elegancia de su diseño han sido muy aclamados por expertos y profesionales de la arquitectura y el urbanismo . De hecho, hace apenas dos años, en el portal de participación del Ayuntamiento, Decide Madrid, se proponía la reconstrucción de la icónica piscina.
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