Llevan a la Fiscalía el derribo del Real Cinema y exigen que su solar tenga un nuevo «uso cultural»

A pesar del revuelo, la operación urbanística cuenta con el beneplácito de la Comisión Local de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento y no ha tenido oposición de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad. El Real Cinema es ya oficialmente un recuerdo. Para ambas administraciones, la local y la regional, era solo un edificio abandonado, sin catalogar y sin ningún tipo de protección .

Sin embargo, para MCyP existían razones para haber evitado la desaparición de este «teatro cine» obra de Teodoro Anasagasti que abrió sus puertas el día de San Isidro de 1920 y que hace un mes habría cumplido un siglo. «Toda la documentación recabada demuestra que nunca sufrió una demolición y que la estructura, pese a las diferentes reformas que se acometieron —1940, 1943, 1964 y 1992— para transformar su interior y su fachada no afectaron a la estructura. Era la original como se ha podido ver durante el derribo, en el que han quedado a la vista los muros de ladrillo macizo, basamentos de piedra caliza, las cerchas y las vigas roblonadas», explica a ABC Alberto Tellería, de MCyP, respecto a los argumentos presentados en la denuncia de lo que consideran una clara «ilegalidad». A su juicio, el Real Cinema debería haber gozado de forma inmediata de protección según la Ley de Patrimonio «por ser un cinematógrafo anterior a 1936».

A pesar de que la Comunidad de Madrid no niega la existencia de «elementos puntuales» del edificio original, la Dirección General de Patrimonio es tajante: «No se consideran suficientes para que el edificio se pueda someter al régimen de protección previsto para los Bienes de Interés Patrimonial en virtud de la Disposición Transitoria Primera de la ley 3/2013». Desde la Consejería de Cultura y Turismo se autorizó el proyecto y no se paralizó la demolición. «Sus técnicos pudieron comprobar que existían elementos originales y deberían haber paralizado el derribo», critican desde la asociación.

No obstante, los arqueólogos de Patrimonio realizaron 48 catas murarias para comprobar si existían restos originales del edificio «más allá de alguna reutilización puntual de materiales o de la continuidad puntual de algún elemento que no fuera significativa», informaron a ABC fuentes del Ejecutivo regional. Su conclusión fue negativa. «A la vista de los datos obtenidos no se han encontrado in situ restos que pertenezcan al edificio construido en 1920», exponen los expertos regionales frente a las acusaciones de la asociación denunciante.

«Conscientes de que el Real Cinema tenía un valor arquitectónico mermado por las sucesivas reformas, consideramos, no obstante, que debería haber sido protegido solo por el hecho cultural que representaba para la capital. En nuestra búsqueda de que la legalidad sea restituida, entendemos que el futuro uso del espacio debería ser al menos cultural», concluye Tellería.