Filomena arrebata 100 millones de euros a los comercios en la primera semana de rebajas
La nevada ha sepultado el fin de semana de mayor concentración de ventas del año y rematado la delicada salud de los negocios de proximidad
Un joven, de compras, el pasado jueves por el centro de Madrid
Primero fue el hachazo de la pandemia. El gran confinamiento cerró todos los comercios, abocados a intentar sobrevivir sin ingresos durante 98 días. Después de la cuarentena masiva, la actividad regresó poco a poco, atenazada por las restricciones de aforo, horario y movilidad que ya se han prolongado siete meses ... . Ni siquiera la campaña de Navidad salvó las cuentas. El consuelo estaba en el horizonte, a corto plazo, en las rebajas del nuevo año, pero Filomena ha rematado la delicada salud de los que siguen en pie.
La calle del Arenal es uno de los espejos de la ruina entre témpanos de hielo. La mitad de los comercios, alrededor de cuarenta, permanecen bajo candado en la céntrica vía. En una de sus zapaterías abiertas, una señora ojea los estantes mientras Joaquín Arce aguarda con las manos a la espalda a que haya suerte. «He vivido la pandemia, el miedo de la gente, la reapertura en mayo, la crisis y las consecuencias de haber perdido el trabajo, la gente que se queda sin poder adquisitivo... Todo es una cadena», dice este dependiente de 36 años, que trabaja en la tienda desde hace seis. La histórica nevada ha sido de lo más inoportuna: ha sepultado las primeras rebajas del año.
« Se han paralizado casi al cien por cien las ventas previstas de los comercios durante el fin de semana de mayor concentración de ventas del año», informó en un comunicado el presidente de la patronal CEIM, Miguel Garrido. Solo en la capital, las tiendas de alimentación y de equipación de la persona (calzado, textil, joyería) y del hogar perderán 100 millones de euros en esta semana blanca, según calcula la Confederación de Comercio Especializado de Madrid (Cocem). Y «eso es una cantidad limitada, hay que añadir todo lo demás», apunta su presidente, Armando Rodríguez.
Ventas «irrecuperables»
Estas primeras estimaciones no incluyen la sangría fuera de la ciudad de Madrid, ni en grandes superficies, ni en otros sectores del comercio de proximidad, como óptica, telefonía móvil y tiendas especializadas. A los pocos minutos de coger el teléfono, Rodríguez suelta: «Una nevada histórica y ya solo falta una plaga de langostas ». La situación de los pequeños empresarios es «dramática», tras una campaña de Navidad que se mantuvo muy por debajo de cualquier otra. «Estaba súper fraccionada, ha habido una campaña constante de rebajas desde el verano porque la gente quería liquidez», aclara.
Los comercios han intentado reponerse durante casi un año, pero el virus y las restricciones no les permitían reflotar. Los tres cierres perimetrales de la Comunidad de Madrid, el último, durante el puente de la Constitución, también arrebataron a los negocios la afluencia de turismo nacional común en esos festivos. Ahora, reponerse del azote de Filomena es una tarea difícil, sino imposible. El colapso de la movilidad durante varios días ha obstaculizado el abastecimiento y los envíos previstos. “Este temporal está generando cuantiosas pérdidas a empresas y autónomos, la mayor parte de ellos ya en una situación extrema”, corrobora el presidente de CEIM. Para su homólogo de Cocem, las ventas que se han esfumado suponen una “pérdida irrecuperable”.
Una vez más, los empresarios piden ayudas directas para mitigar los daños . Más allá de las rebajas de las tasas municipales -el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y el Impuesto de Actividades Económicas (IAE)-, «no hay ninguna novedad», critica Rodríguez. En plena tercera ola y con el endurecimiento del toque de queda y las restricciones, las perspectivas son negras. «Esto es una economía de aguante y de supervivencia. Aún no hay cifras de los cierres, pero solo hace falta darse un paseo por las calles . Son miles», zanja Rodríguez.
Un mes «pésimo»
En la tarde del 8 de enero cayeron los primeros copos de nieve en Madrid, y siguieron cayendo sin cesar durante 30 horas hasta colapsar la región. «El fin de semana no pudimos abrir, más que nada porque la gente no podía venir a trabajar», explica Joaquín Arce; él vive a cinco paradas en Metro y ha podido acudir a la zapatería de Arenal. Confiesa que, antes de la borrasca, la campaña de rebajas marchaba relativamente bien. «Hemos empezado fuerte, comparando con el año pasado, no, pero entendiendo la situación actual. Ahora con esto evidentemente estamos mal, la gente mayor no sale porque tiene miedo a caerse », cuenta. En esta tienda alargada acostumbran a mantener los descuentos hasta finales de febrero, pero este año es probable que los extiendan un mes más.
El jueves había trasiego en la calle de Preciados. El justo para unas rebajas que han empezado antes de tiempo. Los viandantes enfrentaban las bajas temperaturas con gruesos abrigos, gorros y guantes, botas de montaña e incluso palos de esquí para asegurar el paso sobre el suelo resbaladizo. «Esto ni siquiera es malo, es pésimo. Hoy es el primer día que abrimos a las 10 y la gente ni siquiera se acerca a preguntar», confesaba Marta Bejarano, enfundada en su chaleco de compradora de oro. Empezó hace seis meses, «y este es el mes más terrible». A su salario base de 800 euros se suman las comisiones, inexistentes durante semanas .
Los compradores son escasos mientras varios operarios municipales pican el hielo y arrojan sal. Sandra Ramírez destaca sobre los demás. No hay otra persona en Preciados que pasee tan cargada, nada más y nada menos que con cinco bolsas de Primark. «Mi hijo regresa el 6 de febrero a Colombia y he aprovechado para comprarle unas cosillas a él y a sus amigos» , explica la mujer. Se ha tomado el día libre para desplazarse al centro desde el barrio de Puerta del Ángel, en el distrito de Latina, en Metro.