Jueza para todos los pleitos del pueblo por 0,36 la hora de guardia

La situación de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Reinosa (Cantabria) es representativa de los motivos por los que la carrera judicial ha dicho basta y las asociaciones -todas salvo Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD)- convocan a una huelga indefinida a partir del 16 de mayo si la ministra de Justicia, Pilar Llop, no se aviene a negociar mejoras previamente.

La joven conduce todos los días 144 kilómetros entre Santander, donde reside con su novio, y Reinosa, donde desempeña su trabajo. «Nunca me he encontrado con una persona a la que haya recibido en el Juzgado por las calles de Reinosa, pero creo que es mejor vivir en Santander para evitar esa situación», cuenta a ABC.

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Nati Villanueva

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Mujer de nuestros días, tanto que la entrega de su destino se realizó telemáticamente por la pandemia de Covid, está convencida de que el suyo es «uno de los mejores trabajos del mundo». Desembarcó en Reinosa (9.095 habitantes) en diciembre de 2021. Es la única jueza del municipio y, como tal, asume las competencias del ámbito civil (familia, contratos, reclamaciones por accidentes de tráfico o de consumidores de usuarios, entre otros), las investigaciones penales y celebra juicios por delitos leves. Es la supervisora del Registro Civil, de cara a las próximas elecciones también es presidenta de la Junta Electoral de Zona y está de guardia las 24 horas del día, los siete días de la semana, para cualquier asunto de urgencia que entre en el Juzgado.

Cobra 2.800 euros al mes en los que se incluyen 87 de su primer trienio al frente del Juzgado y las horas de guardia. Cada vez que saca la calculadora y comprueba que cada una de esas horas de disponibilidad absoluta se paga a 0,36 euros brutos, aflora su indignación porque son minutos muy exigentes. «A veces, es bastante agobiante cuando la guardia se junta con juicios y otros mil temas», reconoce.

 Las jornadas son largas para ella: «Un día normal de juicios civiles empiezo a las 9.30 horas y me paso toda la mañana en Sala. Termino sobre las tres, aunque en el Juzgado sabes a qué hora entras pero no a qué hora sales... Vuelvo a casa, como y por la tarde preparo los juicios para el día siguiente».

La oposición que le costó preparar algo más de cuatro años queda lejos, pero el estudio sigue formando parte de su día a día: «El problema de los juzgados mixtos, como el mío, es que debes saber de todo. Dedico mucho tiempo a prepararme porque las materias se van ampliando, van cambiando. Por ejemplo, ahora estamos revisando todos los procedimientos de incapacidades en los que ya hubo resolución para adaptarlos a la nueva normativa. También ocurre en materia de cláusulas abusivas. La jurisprudencia que se va creando al respecto es constante».

Cuando llega el fin de semana, mientras está de guardia y si no hay sobresaltos, escribe sentencias para que los asuntos no se le enfríen. Ha llegado a un acuerdo con la jueza del municipio próximo de San Vicente de la Barquera para cubrirse ciertas guardias y así tener algún fin de semana libre para poder ir al cine, una de sus pasiones, o viajar por pueblos de la zona con su pareja. «Así puedo ir más allá de Castro Urdiales. Si no, estaría todos los días pegada al móvil esperando la próxima llamada».

En su Juzgado trabajan otras ocho compañeras: dos funcionarias para auxilio judicial, dos gestoras procesales y cuatro dedicadas a trámites también procesales. «Sacamos adelante los temas porque trabajan como leonas, pero haría falta más personal. La cantidad de trabajo es una barbaridad».

Lara González echa en falta lo mismo que la mayoría de jueces representados por las asociaciones convocantes de la huelga. La Asociación Profesional de la Magistratura (APM), Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV) y Foro Judicial Independente (FJI) -JJpD supedita el parón al resultado de la Mesa de Retribuciones de este miércoles- reclaman más medios para la Administración de Justicia, «la Cenicienta» de lo público, porque no pueden soportar más tiempo la carga de trabajo que se acumula en los juzgados por la falta de personal y medios. Tampoco los sueldos que consideran están por debajo de lo que corresponde y no se actualizan conforme a la ley de retribuciones desde hace dos décadas.

La convocatoria llega después del éxito de la huelga de los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ), cuyo paro de 63 días provocó la suspensión de 350.000 juicios y vistas. Como resultado de la presión ejercida, el Ministerio aceptó una subida salarial de entre 430 y 450 euros brutos al mes.

Las reivindicaciones de los jueces y fiscales -que también se unieron a la convocatoria a través de Asociación de Fiscales (AF) y la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF)- vienen de años atrás. Jueces consultados por ABC reconocen que les ha costado tomar la decisión por los efectos que tendría, pero creen que es el momento de pasar a la acción después de tantos años esperando sin que se escuchen sus reclamaciones. A las movilizaciones también se sumó el turno de oficio y los funcionarios. El personal laboral de la Administración de Justicia valora acciones en un momento delicado para el Gobierno por la proximidad de las elecciones.

Nuestra protagonista también está asociada. Pertenece a la AJFV. «Me aporta compañerismo y aplaca la sensación de soledad. Al estar en un juzgado único no hay otros jueces y a veces tengo dudas sobre la interpretación de las normas en las que mis compañeros pueden ayudarme».

Cuando aprobó la oposición, quedando la número 60 de la LXX Promoción de la Carrera Judicial, Lara González pudo elegir un juzgado de Cantabria y cumplir así su sueño.

Tenía claro que quería ejercer en su tierra para estar cerca de su familia y amigos. Sus opciones fueron un juzgado de Santoña, otro de cláusulas abusivas en Santander o el de Reinosa. Eligió el último porque quería aprender y el lugar al que los jueces veteranos recomiendan ir para recibir en tiempo récord la formación jurídica más amplia son los juzgados mixtos. Si son únicos, más todavía.

Así se está cumpliendo. El aprendizaje de la jueza de Reinosa está siendo amplio pero su desgaste también. Dedica su vida prácticamente por entero a la profesión. La idea de realizar largos viajes o formar una familia quedan muy lejos. «Ahora ni me planteo tener hijos. No es una carga que pueda añadir al día a día», afirma.

Sus esperanzas están puestas en alguna jubilación o traslado de jueces. «Mi idea es quedarme en Cantabria esperando que la carrera se mueva y pueda optar a un juzgado mejor. Pero si sigo así, con el paso de los años no me quedará más remedio que moverme a otra comunidad para encontrar un Juzgado con mejores condiciones», reconoce.