El PP examina su hegemonía en Galicia con Vox como amenaza de dudoso alcance

El panorama de la derecha en Galicia contrasta vivamente con el espectro opuesto. En la izquierda hay codazos por ser primera fuerza y llevar la voz cantante en caso de que el PP no alcance la mayoría absoluta y se reedite un gobierno de coalición. El cuerpo a cuerpo es entre BNG y PSOE, pero Sumar pregona que serán determinantes. Y como cuarta opción, Podemos. Una fragmentación que no se da en la derecha, pero que no quiere decir que el PP no tenga competidores en su ámbito que le resten votos, aunque no se traduzcan en escaños.

Ciudadanos nunca logró entrar en el Parlamento gallego. Lo máximo que alcanzó fue cierta presencia local. Vox no había conseguido representación hasta las municipales del 28-M, cuando arañó un solitario concejal en Avión, un pequeño pueblo de Orense. En las gallegas de 2020, Vox obtuvo casi 27.000 votos y CS casi 10.000. Cerca de 40.000 papeletas que no captó el PP -aunque, con 42 escaños, no las echó en falta-. Cuatro años después, CS se ha evaporado; donde se ubicaba su sede autonómica, en Santiago, se promociona un futuro edificio de viviendas. Y los de Santiago Abascal continúan careciendo de lo mismo que adolecían: estructura, rostros y referentes. Con las elecciones anunciadas desde el pasado 21 de diciembre, y el 15 de este mes como tope para presentar las listas, ni siquiera han anunciado a su candidato a presidir la Xunta -son los únicos en esta tesitura-. En 2020 prescindieron de un cabeza de cartel autonómico, pero desde el partido en Galicia aseguran que este año sí habrá. No será, según fuentes consultadas, Manuel Fraga Pedroche, nieto del expresidente de la Xunta, a quien se sondeó hace cuatro años.

Ricardo Morado, número uno de Vox por La Coruña en 2020 -se dio de baja dos años después-, ve a su antiguo partido «peor» incluso que en los pasados comicios. Asegura a ABC que en estos cuatro años «no se ha hecho absolutamente nada», por falta de «trabajo» a nivel interno y de «compromiso» desde Madrid. Cuenta que le consta que llevan dos semanas «desesperados» buscando candidato, pero que no encuentran a quien «quiera ponerse a la cabeza de la sangría y el trompazo» que les augura. Y deja una frase lapidaria: «Vox es una leyenda urbana en Galicia».

Los sondeos coinciden en dejar a Vox sin representación el 18F. El 23J ya no llegó al 5% -cota mínima en las gallegas-, a pesar de tratarse de elecciones generales, donde ha obtenido resultados sensiblemente superiores a los de autonómicas. Venían de rozar el 8% en 2019: la tendencia es claramente a la baja. Pero restará votos al PP. De ahí la reflexión de Miguel Tellado, vicesecretario de Organización, cuando aludió a la futilidad de que concurra. Su papeleta en las urnas no disgusta a los populares gallegos en tanto visibiliza una opción minoritaria frente a un PP de amplio espectro, donde «caben todos».

Por último, queda la incógnita de Democracia Orensana (DO), el partido del inclasificable Gonzalo Pérez Jácome, que concurre solo por su provincia. El alcalde de Orense ya dio la sorpresa el 28-M con una victoria local que escapó al radar de la demoscopia. La izquierda, interesadamente, asegura que todo lo que obtenga el 18-F se lo restará al PP. Sin embargo, su crecimiento en las municipales no fue a costa de los populares, que también subieron. Bajaron el PSOE y el espacio a su izquierda, y ahí pescó DO y, probablemente, entre quienes habían apoyado a CS.

En el PP, una vez más, saben que será un ellos contra todos. Sin posibilidades de pacto, dependerán de sus propias fuerzas. Feijóo dejó el listón muy alto con sus 42 escaños, pero a Rueda le basta con lograr 38. El domingo será proclamado oficialmente candidato con el viento de cola de unas encuestas que le otorgan mayoría absoluta. Y con el partido revigorizado tras las últimas citas electorales. El 23-J, con 700.000 votos, logró el segundo mejor resultado desde 2009. Exhibió músculo en Lugo y La Coruña. Orense se ha reactivado tras la salida de Manuel Baltar, que lastró al partido el 28-M. Unos comicios en los que Pontevedra dio grandes alegrías, al ganar poder local y recuperar la diputación. Mimbres que insuflan optimismo a Rueda y los suyos.