El detenido por la reyerta de Ribeira mató a su hermano marcha atrás y sin querer

En el auto con el que le ha enviado a prisión provisional, y al que ha tenido acceso ABC, la jueza sustituta de la Plaza Dos del Tribunal de Instancia Único de Ribeira dice que hay indicios para atribuir al hermano de la víctima un presunto homicidio doloso con la concurrencia de dolo eventual. En román paladino: que no tenía intención de matarlo, pero que con esas maniobras desaforadas podría haber previsto el fatal desenlace.

«Aunque es dudoso que supiera que su hermano se encontraba en su trayectoria, lo cierto es que efectuó la maniobra de marcha atrás, ya de por sí peligrosa, desdeñando el daño que pudiera causar a los presentes», concluye. De llegar la causa a juicio, el hermano de José Manuel se enfrentaría a una pena de entre 10 y 15 años de prisión por este delito. Aunque podrían sumársele otros, porque también se le investiga por atentado a la autoridad, lesiones y participación en riña tumultuaria.

Sucedió el pasado martes, 1 de julio. La ceremonia había comenzado sobre las tres de la tarde, en un local que la familia de la novia, los Borja, que jugaban en casa, ya habían alquilado antes para otras fiestas. Cheito y su familia se desplazaron desde la parroquia de Lavacolla, de Santiago de Compostela, de donde son originarios. Y la chispa saltó sobre las ocho de la tarde, supuestamente, cuando los Borja advirtieron a los Bentos de las consecuencias de que no cuidaran a Ainhoa como se merecía. Una advertencia que fue interpretada por la familia del novio como una amenaza.

De un momento a otro, el mobiliario saltó por los aires, y la contienda pasó al aparcamiento del centro recreativo. Los Bentos, que sólo eran una quincena, frente a unos 60 de Borjas, se llevaron la peor parte: un fallecido, un herido de gravedad y seis detenidos por los disturbios, de los cuales uno, el hermano de la víctima, ha acabado entre rejas por el atropello mortal. Ningún miembro de la familia Borja, algunos armados con palos, bates y machetes, ha sido todavía detenido.

Para llegar a la conclusión de que él fue el responsable de la muerte de su hermano, la jueza se basa, especialmente, en unas grabaciones aportadas por los responsables del propio Centro Recreativo de Artes. La jueza identifica cómo José Manuel Bentos Montoya, vestido con una camiseta azul de manga corta y pantalón negro, intentaba golpear con un palo una furgoneta blanca, de la familia rival, que trataba de salir de allí. Y este furgón, sin detener la marcha, arrolló a la víctima justo al lado de donde estaba aparcado un coche de la Policía Local.

Pero es importante, sobre todo, en este relato de hechos, lo que la jueza recoge en su auto de lo que sucedió justo después. Y es que, inmediatamente, José Manuel Bentos Montoya «se incorpora, quedando de rodillas, y comenzando a gatear». Es decir, ese primer atropello, el del furgón de la familia rival, no acaba con la vida de la víctima, al menos instantáneamente. Varias personas le rodean y en esa grabación no se distingue mucho más.

La reyerta en el aparcamiento continuaba. Y las cámaras vuelven a registrar a José Manuel Bentos Montoya en el suelo al lado del coche de la Policía Local. Aparece entonces en escena el Opel Zafira que conducía su hermano. Según la jueza, el hermano conduce a «gran velocidad» hacia donde está José Manuel acompañado de varias personas que lo estaban asistiendo. Entonces, gira «de manera brusca», arrolla a dos hombres, que quedan tirados en el suelo; choca contra la barandilla que da acceso al centro recreativo, y se lleva por delante también sillas y mesas de la terraza. En su declaración, el detenido aseguró que con esa maniobra sólo pretendía «dar un susto» a miembros de los Borja.

Fue entonces cuando se produjo, según la jueza, el atropello mortal. El Opel Zafira da «marcha atrás a gran velocidad» hacia donde están quienes atienden a José Manuel, y choca contra el vehículo de la Policía Local, que, por «la fuerza del impacto se ve desplazado unos metros». En esa maniobra, concluye la resolución judicial, «algunas personas sin identificar y José Manuel Bentos Montoya quedan atrapadas entre los dos vehículos».

La víctima murió, presumiblemente, como consecuencia del «aplastamiento entre el vehículo que conducía» su hermano y el de Local. No miró por los retrovisores si había alguien, según reconoció a la jueza el propio detenido. Tampoco se lo preguntó a sus dos hijos mayores de edad que iban con él en el coche. Y que esa maniobra fue a una gran velocidad queda acreditado «por el hecho de que consiguiera desplazar el coche de la Policía Local», que estaba aparcado. La Guardia Civil interceptó el coche y los detuvo al poco en un peaje de la autopista.