Los ganaderos alertan: «Galicia suma más lobos ya que Portugal, Francia y Alemania juntos»

Para Jacobo Feijóo, portavoz de Unións Agrarias, «el lobo está percibiendo una relajación total porque no está presionado, no hay batidas, ni siquiera se los puede espantar ni hostigar de ninguna manera«. Estas circunstancias explican, en opinión de los expertos, que los lobos se acerquen cada día más al ser humano, tanto en el entorno habitado como en las explotaciones ganaderas, muchas de ellas abiertas y ventiladas, que ponen a los animales en el foco del problema.

Sobre la mesa, la problemática va a más a medida que las opciones para poner coto a esta especie sin depredador natural se limitan. La pasada semana el Parlamento gallego aprobó una proposición no de ley presentada por el PP y apoyada por el PSOE que pide cambiar la decisión del Ministerio para Transición Ecológica de incluir este temido animal en el listado de especies silvestres amenazadas. La solicitud coincide en el tiempo con el anuncio de la UE, que unas horas después relajó la norma en relación con la protección de esta especia. En concreto, la medida del Convenio de Berna modifica el estatus del lobo de 'estrictamente protegido' a solo 'protegido', facilitando la flexibilización de las normativas para su caza. El anuncio no gustó al partido animalista Pacma, que condenó la decisión y reclamó al Gobierno español que mantenga su nivel de protección. Los ganaderos gallegos, sin embargo, critican la «estricta protección» que rige en todo el territorio nacional y exigen que, en lo tocante al lobo, se tengan en cuenta «las dos Españas». «Hay que volver a poner sobre el tapete que las comunidades del norte del río Duero tenemos una realidad distinta a la del sur, donde la situación no tiene nada que ver», reclaman desde Unións Agrarias como parte fundamental de la solución del conflicto.

Ahondando en las estadísticas que favorecieron la inserción del lobo como especie protegida, Jacobo Feijóo revelaa a ABC que cuando se materializó este cambio se hizo sin esperar al censo, «porque si hubieran esperado al censo habría salido que el lobo no está en peligro en España». Fue, asegura, «una trampa por las presiones de los ecologistas». Los datos no dejan lugar a dudas: «Galicia tiene más lobos que toda Francia, Portugal y Alemania juntos», calculan los expertos. Y fuera de las fronteras gallegas —expone Feijóo para dar cuenta de que el crecimiento de esta especie afecta a todo el noroeste peninsular— Castilla y León tiene el doble que Galicia y en Cantabria, con menos ejemplares que en nuestra Comunidad, el número de ataques casi duplica al gallego.

A espera de novedades que favorezcan la convivencia del lobo con los ganaderos gallegos, los afectados que están en primera fila relatan su día a día. «Están matando mastines y comiéndoselos, incluso muerden a las vacas mientras dan a luz, vemos caballos comidos en vida, con los cuartos traseros devorados y eso son imágenes que te encogen», relatan desde el campo gallego, impotentes ante la pérdida de cientos de animales. Esta falta de «equilibrio» no se contenta con las indemnizaciones a las que tienen derecho los ganaderos damnificados, que en la última década superaron los 8 millones entre pagos por la muerte de animales y ayudas para la seguridad de las explotaciones.

De todas las solicitudes que se presentan, un 20 por ciento son denegadas porque «las normas son muy estrictas». Por ejemplo, en el caso de terneros pequeños que en ocasiones el lobo se lleva. Además, y «pese a que la situación en cuanto a las indemnizaciones ha mejorado mucho», el dinero tarda unos meses en llegar y eso complica la economía de muchas explotaciones. «¿Que se puede cerrar todos los establos ? Sí, por supuesto, pero ¿quién paga eso? ¿Y qué necesidad hay? ¿No será más lógico mantener a raya al lobo en su comportamiento y que siga siendo una especie que se oculta en el monte y huidiza del ser humano y que no se tome estas confianzas?», se preguntan.

Para Feijóo, al peligro al que el crecimiento incontrolado del lobo somete a los animales se suma la cercanía, cada vez más estrecha con las personas. «En el siglo XX está perfectamente documentado en Galicia que hubo cinco muertes de niños a causa del lobo.Si queremos lo olvidamos, lo metemos debajo de un cajón y decimos que no. Pero eso es una realidad», suscribe.