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Galicia apuesta por un turismo «más respetuoso» con el medio, los vecinos y los visitantes

Un observatorio analizará el impacto de esta actividad, que regulará la nueva Estratexia de Turismo 2030

La Xunta cree que «hay margen» para recibir más visitantes extranjeros, pero se esfuerza en la «desestacionalización»

El germen de un cambio social: del turismo de masas al turismo consciente

Turistas de camino a las Islas Cíes en una imagen de archivo MIGUEL MUÑIZ

Noela Vázquez

Santiago

Los números no mienten. Galicia, con sus casi 2,7 millones de habitantes, recibió en 2023 más de 7 millones de visitantes. Cifras «récord», «espectaculares», incluso, como celebró el presidente de la Xunta en su momento, Alfonso Rueda, que constatan que la Comunidad «está de moda». Un sector con un «futuro esperanzador», que desde el ejecutivo gallego no se cortan en promover, eso sí, «sin obsesionarse» con los resultados, como también señaló el mandatario autonómico. Con todo, este crecimiento en ocasiones se ha visto empañado por palabras como «masificación» o «turismofobia», algo muy evidente en la capital gallega, final del Camino, donde cada año las denuncias por comportamientos incívicos o la saturación de ciertas zonas parecen sonar más fuerte. En este contexto, desde Turismo de Galicia llevan varios años perfilando un modelo más sostenible, tanto en el aspecto ambiental como en el social, respondiendo a las necesidades de un sector cada vez más concienciado con el medio y que aún tiene margen de crecimiento. Para ello, contará con un Observatorio de la Sostenibilidad del Turismo, recientemente licitado, que permitirá analizar zonas en riesgo de degradación, flujos de personas o el retorno económico en las comunidades locales, entre otras cuestiones.

El nuevo modelo turístico gallego lo dictará la Estratexia de Turismo de Galicia 2030, que, previsiblemente, entrará en vigor este año. La sostenibilidad será, como indica a ABC el director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles, uno de los ejes vertebradores del documento, «teniendo en cuenta los parámetros de la cumbre de Glasgow», las directrices de la ONU «y otros organismos». Una cuestión en la que desde la administración ya llevan «bastante tiempo» trabajando a través de planes estratégicos, como el 2020-24, elaborado para «atajar problemas surgidos a partir de la pandemia». Su sucesor, que «evidentemente coincide con la Agenda 20230» y que ahora se está ultimando, está siendo desarrollado en conjunto con el Clúster de Turismo de Galicia, entendiendo que «la planificación turística tiene que ir de la mano de los actores» del sector.

Sistema de análisis

En este documento, que se comenzó a elaborar a principios de año, se introduce «la sostenibilidad y las medidas contra el cambio climático dentro de la actividad turística« de Galicia, explica el director del organismo autonómico. Unos parámetros que serán objetivamente analizados a través de un nuevo sistema de observación integral de la sostenibilidad turística en la Comunidad. Recién licitado, el llamado Observatorio de la Sostenibilidad de Galicia permitirá analizar cuestiones como la huella ecológica del sector y cómo influye en la superación de los límites planetarios o las zonas en riesgo de degradación o saturación, por ejemplo. Una especie de «barómetro» en base al que poder «hacer políticas».

Todo ello, entendiendo la sostenibilidad como un concepto compuesto por tres elementos, indica Merelles: el medioambiental, el económico y el social. Medioambiental, porque debe ser un sector que ayude a «luchar contra el cambio climático», con una actividad regulada, tanto en la «gestión de residuos» como el en «consumo de agua». Económico, analizando los beneficios en el destino y poniendo especial «énfasis» en la distribución de la riqueza, además de contar con datos sobre el mercado de trabajo, la oferta o el emprendimiento, por ejemplo. Y social, avanzando hacia un turismo «más respetuoso», que tenga en cuenta a todos, «tanto a vecinos como visitantes».

Es, expone Merelles, el «siguiente paso lógico» a dar en estos «momentos de buenos datos turísticos para Galicia, que sigue creciendo» y ya es uno «de los destinos más importantes de España». «Son buenos datos que hay que gestionar, y para eso desenvolvemos este plan estratégico en el que la sostenibilidad y la atención a la ciudadanía dentro de la actividad turística son importantísimos«, igual que otros aspectos como la digitalización, la desestacionalización o la internacionalización, teniendo el mercado extranjero aún mucho »margen de crecimiento«.

Para ello, el Observatorio es una herramienta que el presidente del Clúster de Turismo de Galicia, Cesáreo Pardal, considera que será «muy importante», ya que permitirá dar «continuidad al trabajo hecho estos años» y «analizar la evolución de los destinos gallegos a través de un sistema estadístico». «Va a permitir, por ejemplo, regular flujos turísticos, como ya se hizo en su momento en el Parque Nacional das Illas Atlánticas, en la playa de As Catedrais o en la propia Catedral de Santiago», algo que gana especial importancia «ahora que hay mucha gente que está hablando de masificación o de lo malamente llamado turismofobia», señala. «Cuando hablamos de sostenibilidad», además del medio ambiente y de la huella de carbono, «nos preocupa mucho la población, los vecinos», porque si «al sector turístico le va bien, a la población también», asegura.

«No hay turismofobia»

Precisamente, este modelo turístico también atenderá a una de las cuestiones que más polémica parece generar alrededor del turismo actualmente: la convivencia entre vecinos y visitantes. Una cuestión en la que juega un papel fundamental «diversificar la oferta para segmentar la demanda», como explica Merelles, promoviendo la gran variedad de productos que tiene Galicia –naturaleza, gastronomía, patrimonio, cultura...–, y gestionando el futuro del sector de una «forma ordenada». Con todo, el director de Turismo de Galicia explica que actualmente se hace un seguimiento de la percepción del sector tanto en los municipios del Camino como en la Comunidad Autónoma en general, mediante una encuesta realizada por la Universidade de Santiago de Compostela (USC), que ya lleva varias entregas y que muestra grados de satisfacción superiores al 80%. «Datos», explica Merelles, que «dicen que no hay turismofobia», ni tampoco una presión excesiva en el Camino, como también relevan los sensores que miden la afluencia, otro ámbito en el que se seguirá avanzando con este nuevo plan.

Esto lo confirma la concelleira del Camino de Santiago y del área de Cultura de Sarria, Reyes Abella. Este municipio lugués es el punto ideal de partida para muchos caminantes, a 115 kilómetros de la capital –el mínimo para obtener la Compostelana, son 100–, y parte del tramo más transitado, el Camino Francés. Con todo, según explica, no hay esa «masificación» de la que se habla y que en los cinco años que lleva como edil, las 3.000 plazas de las que dispone el municipio han llegado siempre para todos los peregrinos, sin necesidad de abrir los pabellones. Un pueblo, explica, que entiende el turismo y el Camino como un «motor económico» que crea «sinergias» y en el que la «convivencia» entre visitantes y residentes es, en general, buena. Eso sí, reconoce que hay cuestiones que empiezan a generar cierta «tensión», como el auge de las viviendas turísticas, pero que, en general, en Sarria están «muy contentos».

Pero otras zonas sí sufren esa saturación por el flujo de visitantes. En la Comunidad, uno de los casos más sonados es el de Santiago, donde los vecinos sí se quejan de esas tensiones en ciertos puntos de una ciudad que, además de recibir a los peregrinos de todos los Caminos, es también destino para otros tipos de turismo. Con todo, solo tiene «un 55% de ocupación anual», como explica Pardal, que lo achaca a un «problema de excursionistas», que «no pernoctan». Son cuestiones en las que ya se está trabajando desde las administraciones porque, si bien los buenos resultados «probablemente nos dicen que vamos por el buen camino», explica el director de Turismo de Galicia, «evidentemente» hay que seguir avanzando para que «la actividad turística distribuya la riqueza que genera en todo el territorio y que cada vez beneficie a más ciudadanos«. Un sector que en 2023 tuvo cifras récord, con un 6% de crecimiento, y que está ante una temporada de verano que, previsiblemente, será aún mayor.

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