La bolsa del alquiler en Santiago es la misma que antes de prohibir las VUT

La misma radiografía revela que la mayoría de estas viviendas que se alquilan están en el campus sur o en el norte, justo donde estaban en el 2023, en el 2022 y en el 2021. En el casco viejo, por su parte, hay menos en alquiler que lo que había hace dos años. Las cifras lo demuestran. Hace dos años había unas 45 y hoy no llegan a las 20. Este dato, remarcan desde la Fegein, es crucial porque «toda la batalla está, precisamente, en la zona monumental» donde más cierres de pisos turísticos se han producido.

«El efecto del veto a las VUT en el mercado del alquiler es cero. Las personas que han dejado de alquilarla como turística la han cerrado o la han puesto en venta» constata Benito Iglesias, presidente de la Fegein, que también aporta otra realidad a tener en cuenta. El precio medio de estos pisos en alquiler en 2022 era de 600-700 euros en el casco antiguo, para casas de dos habitaciones que en su mayoría no tienen ni ascensor ni garaje. El precio medio de este agosto -remarca- son mil euros.

La actualización de los datos coincide en el tiempo con la propuesta que la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin) hizo al concello de la capital esta semana para reforzar las inspecciones y las sanciones a las viviendas de uso turístico. En concreto, proponen un programa intensivo y periódico de inspecciones en áreas con alta concentración de este tipo de alojamiento. Todo ello complementado con una plataforma digital con la que poder monitorear en tiempo real su actividad. Además, esta asociación reclama al Ayuntamiento que cree un órgano de supervisión específico y apuesta por reforzar las sanciones para «disuadir el incumplimiento» y que estas multas sean acumulativas para los reincidentes.

La estrategia, muy combativa con los propietarios de este modelo de negocio, es contraria a lo que promulgan desde la Fegein, que interpretan que la solución a los problemas de vivienda no está siendo la acertada. «Demonizar a las VUT no lleva a nada. La pregunta que debemos hacernos es por qué el ayuntamiento no consigue movilizar ni un 10 por ciento de la vivienda vacía que hay en la ciudad» incide Iglesias. Se refiere a los 6.198 inmuebles que según el INE están cerrados en Santiago, y a los 1.481 de «bajo consumo». Es decir, en los que casi no reside nadie a lo largo del año. Se trata, aseguran, de unas 7.000 viviendas en las que podría radicar parte de la solución a un conflicto con decenas de miles de víctimas. «Si focalizasen sus esfuerzos en movilizar, aunque fuese, una pequeña parte de esas viviendas, arreglarían el problema del alquiler» recetan. Pero hay más.

Entre los caminos que Raxoi podría tomar para afrontar el déficit de alquileres, y que «ha dejado pasar», está la opción de reconvertir bajos comerciales en hogares. «Cuando se abrió esa posibilidad, en noviembre el pasado año, el concejal del ramo dijo que esa opción no les interesaba» critica Iglesias, que con las cifras sobre la mesa informa de que otras urbes como La Coruña o Vigo sí lo están haciendo para intentar aligerar un «problema gravísimo que afecta no solo a las siete ciudades, sino a sus áreas metropolitanas». Por el momento, Vigo -la ciudad con más pisos turísticos en funcionamiento- es también la que más licencias de reconversión de bajos en viviendas ha otorgado en los últimos meses.

En la comunidad con más casas vacías de toda España, los expertos reconocen que la ley de vivienda es la causa de que muchos propietarios no den el paso de arrendar sus inmuebles, y opten por alquilarlos por habitaciones, venderlos o directamente cerrarlos. «El aumento de las okupaciones y de las 'inquiokupaciones' está teniendo un efecto letal» insiste Iglesias, que receta un cambio en la normativa que aporte más seguridad jurídica y más incentivos fiscales para desatascar las listas de espera de demandantes de vivienda. Las inmobiliarias, mientras, advierten de que en muchos lugares ya no aceptan más peticiones porque estas listas son, directamente, inasumibles.