Marta Fernández-Tapias, nueva presidenta del PP de Vigo, pide «no mirar atrás»

En su primera intervención ante el plenario del congreso local, Marta Fernández-Tapias llamó a «afrontar esta nueva etapa sin complejos» y con la «ilusión» como eje vertebrador. «Es hora de dejar de lamentarnos, de quejarnos, de poner excusas y poner culpables y mirar hacia adelante», proclamó, «es hora de iniciar el cambio» a partir de «una nueva generación que cambie las formas de hacer las cosas en esta ciudad». Ya como presidenta electa, demandó a «terminar aquí» con «las discrepancias y las diferencias de opinión». «Este es un camino colectivo, no hay vencedores ni vencidos» , manifestó, «nos une el deseo de una ciudad mejor, y recuperar la dignidad electoral que perdimos en su momento».

Hasta la mitad de su intervención, de casi una hora, Núñez Feijóo no se ha acordado de felicitar «incondicionalmente» a Marta Fernández-Tapias por su triunfo. Con anterioridad, el presidente del PPdeG se había dedicado a restar importancia a las tensiones que pudieran derivarse de la competencia de distintos candidatos a unas primarias, poniendo como ejemplo las que él mismo ganó en 2006 para suceder a Manuel Fraga, pero también a llamar a la unidad interna por activa y por pasiva. «Hoy no gana Marta, hoy gana el PP de Vigo; hoy no pierde Javier, hoy pierde el PSOE de Vigo» , ha asegurado.

Feijóo ha apelado a la «inteligencia política» de los que han perdido este congreso, los votantes de Guerra, para mirar hacia adelante. «No os pido que trabajeis para el proyecto de ninguna persona concreta», ha reclamado, «ni para las personas que os caen bien o las que no os caen bien. Eso es de necios, no de militantes». Por ello, ha demandado que «trabajemos por el proyecto de todos. El proyecto del PP de Vigo es Vigo, no tiene otro proyecto» .

No se le recuerda a Núñez Feijóo una reprimenda pública a su partido como la que ha pronunciado en Vigo, con la unidad interna como idea fuerza, casi marcada a fuego en cada frase. «Tenemos que salir todos convencidos de remar en la misma dirección o volverá a pasar» lo de las municipales , «me acuerdo perfectamente del congreso anterior. Y de lo que pasó. Y de los resultados que pasaron», ha incidido. «O somos leales, o somos responsables, leales y respetuosos con la voluntad de la militancia» o «volverá a pasar». «Está en nuestra mano conseguir la unidad». Desde su silla, Javier Guerra no aplaudía.

El presidente gallego puso como tarea al nuevo PP de Fernández-Tapias «construir una alternativa sólida en Vigo». «Tenemos la obligación moral con esta ciudad» . Y «para que no se repita la humillacion de 2019 tenemos que ser humildes, y la humildad empieza por la autocrítica». Feijóo reconoció que «algo habrá hecho bien el que tenemos enfrente», ha dicho en referencia a Abel Caballero, «alguna cosa deslumbrante habrá hecho bien. Y algo habremos hecho mal nosotros, o de forma insuficiente. Y no es lo que se dice que es».

En este punto, Feijóo ha reivindicado con contundencia la gestión y las inversiones de su gobierno en la ciudad. «La mejor aliada en Vigo en los últimos años, del progreso y bienestar de Vigo, ha sido la Xunta de Galicia» , ha subrayado, «no tengais ninguna duda». «Cada inversión en Vigo molesta», ha sintetizado, «de ahí tantas calumnias». «Hemos apostado por Vigo mas que nadie pero no lo hemos percibido», ha admitido, «no hemos sabido articular un discurso que diese valor a la verdad» .

«Vigo es mucho mas que unas luces, y merece ser mucho mas que unos enchufes» , ha apuntado para referirse a la sentencia del 'caso cuñada ', que salpica a la presidenta de la Diputación de Pontevedra y mano derecha del alcalde , Carmela Silva. Para Feijóo, se trata «del mayor caso de corrupción» de la historia reciente de Galicia. «Es un imperativo moral ofrecer una alternativa creible, democratica y decente», ha vuelto a decir.

Durante el turno de intervenciones de presentación de las candidaturas, Javier Guerra se reivindicó personal y políticamente. Presumió de «una profunda vocación de servicio público, una lucha permanente por mi propia libertad, por mi propia rebeldía . Y si esto no se entiende, no se entiende por qué estoy aquí», añadió, «algunos han perdido la perspectiva» . Su discurso fue un mensaje a los propios, pero sobre todo indirectas a quienes apuntó por impedir una participación más numerosa de los afiliados en este congreso. «No es justo que un afiliado que se le pide que vaya un domingo a una mesa electoral y no le preguntemos si está al corriente de pagos ahora no le dejemos participar en este congreso», reprochó. Todo ello, subrayó, en una campaña «sui generis» en la que «han pasado demasiadas cosas, algunas de ellas mejorables» . «Pero no quiero perjudicar más al partido», apostilló.

El 'rebelde' Guerra lanzó no pocos dardos a la dirección regional y provincial del partido. «No quiero imposiciones, quiero respeto, con contundencia y convencimiento» ; «no es suficiente con mirar obnubilado a nuestro líder, los afiliados quieren opinar»; «en el PP de Vigo tenemos dificultades, pero también en el resto de áreas metropolitanas de Galicia», «el PP no debe ser un partido de élites sino de las bases», «el PP de Vigo será muy leal pero convencido de lo que es, con respeto a la estructura provincial y regional, pero con su propia responsabilidad». Este fue el tono. Y al poco aclaró, por si había dudas, que «no tengo miedo, ni vivo enfadado con nadie. Vivo consciente de mis principos» . En su intervención no asomó ni media sonrisa. Dejó, además, una afirmación con fondo de advertencia: «nuestro movimiento es imparable, pase lo que pase en este congreso (...) Esta semilla va a quedar aquí para siempre».

Su receta para el PP de Vigo se centró en «participación, orgullo y viguismo convencido», y planteó distintas iniciativas para darle más presencia a la militancia de base, abrir el partido a la sociedad civil. «Es una aventura difícil, pero es una aventura única que no se había producido antes en el PP de Vigo, y probablemente en el PP de Galicia. «Me despido, no sé si para siempre o para breve» , finalizó Guerra, «los que de buena fe me han criticado, me han hecho más fuerte, mejor persona y mejor candidato».

Concluido el congreso local, Guerra abandonó la sala del plenario tras abrazarse emocionado con algunos de sus fieles. Abandona el foco, de manera discreta, sin prestarse a la foto con la otra candidata que sí facilitó en el anterior congreso. Lo rodea la queja de los suyos de que en un censo de varios miles de afiliados solo han votado medio millar , la mitad que en el cónclave de 2016. Cinco años atrás, su derrota en las primarias estuvo a punto de llevarle a Ciudadanos.