Francis Franco: «El Pazo de Meirás no está a la venta todavía, pero lo estará»

Fuentes del entorno de la familia han asegurado a la periodista de esta casa, Beatriz Cortázar, que «el deseo de la duquesa era que el Pazo fuera para Francis, ya que consideraba que era el único que iba a poder gestionarlo bien . También quería que la casa de La Coruña (un palacete que el conde de Fenosa regaló a Francisco Franco) se la quedara su hija Arantxa, ya que tiene a su familia política allí y ahora habrá que ver si ha quedado así en las ultimas voluntades o se divide todo en siete partes».

La herencia de Carmen Franco sigue envuelta en incógnitas , ya que falta por saber qué pasará con la finca «La Piniella» de San Cucao de Llanera (Asturias) y el piso de la calle Hermanos Bécquer.

El anuncio de la futura venta del Pazo se produce en un momento delicado para los Franco, después de que el año pasado las administraciones públicas gallegas abrieran varios frentes para dilucidar si la donación que dio pie a la adquisición de su propiedad fue o no legal . Xunta, Diputación de La Coruña y una treintena de ayuntamientos estudian si existieron «vicios de nulidad» en las aportaciones que ciudadanos y consistorios coruñeses realizaron en 1938 y que permitieron a una junta de notables de la ciudad comprar el inmueble a los herederos de Emilia Pardo Bazán.

La historia del Pazo no se entiende sin la figura de la literata. La condesa de Pardo Bazán se casó en Meirás en 1868 y residía en él largas temporadas. La actual fisonomía del inmueble se debe a las reformas emprendidas por ella a finales del siglo XIX, ya que al contrario de lo que se cree, el Pazo no es una construcción histórica. De hecho, en la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que la Xunta bipartita de PSOE-BNG incoó en 2009, Meirás es reconocido como «sitio histórico», «una fantasía personal de Emilia Pardo Bazán, un sueño o recreación arquitectónica que está muy unida a su figura y personalidad y que es, incluso, soporte de sus ficciones literarias».

Fueron sus descendientes, en 1938, quienes vendieron el Pazo a la junta de notables para que estos lo donaran posteriormente a Francisco Franco . En paralelo, se compraron fincas colindantes al edificio para destinarlas a jardines. Sobre estas compras también se cierne la duda de si fueron fruto de la libre voluntad de los vendedores o medió coacción.

Dado que Meirás tiene la catalogación de BIC, la intención de ponerlo a la venta debe ser notificada a la Xunta, que el viernes aseguraba desconocer ese propósito. «Sabemos lo que hemos leído en los medios», reconocieron a este periódico desde la Consellería de Educación y Cultura. Además, la administración autonómica posee derecho de tanteo y retracto en caso de que finalmente se le ponga precio al Pazo, que según aseguraron a ABC no se va a ejercer. «Tenemos un mandato parlamentario de no destinar un solo euro público para comprar Meirás». El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lo ha reiterado en varias ocasiones: «Los gallegos no pagarán dos veces por el Pazo».

Una posibilidad que se abre para impedir una posible venta es que los poderes públicos así lo solicitaran como medida cautelar hasta esclarecer si los Franco adquirieron legalmente o no la propiedad. Desde la Xunta reconocen esa posibilidad pero advierten que abriría la puerta a que los herederos «pudieran reclamar una indemnización por daños y perjuicios», por lo que por el momento esa opción está descartada.

Igualmente, fuentes jurídicas consultadas por ABC ven difícil que prosperara ese proceso civil por varias razones: los Franco poseen un título de propiedad válido, cualquier vicio de nulidad podría haber prescrito después de casi 80 años, y esos vicios deberían poder demostrarse. «Tienen plena capacidad para disponer del Pazo», resumen.

Quienes decidan hacerse con Meirás deberán saber, eso sí, que su catalogación como BIC impone una serie de obligaciones , entre ellas la de abrir al público el Pazo cuatro veces al mes. De hecho, la gestión de las visitas fue uno de los detonantes de la campaña de la izquierda y el nacionalismo para revertir Meirás al dominio público, después de que Carmen Franco delegara esta cuestión en la Fundación Francisco Franco, cuyos responsables anunciaron que aprovecharían para ensalzar la figura del dictador.

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