«Tememos que la haya captado una secta en Perú»: la inquietante desaparición de Anna Marín

Desde la asociación presidida por Joaquín Amills señalan a ABC que la desaparecida permanece en Lima desde hace dos semanas. Desde entonces, trabajan con diferentes indicios sobre quién podría ser su presunto raptor. Apuntan que este nuevo caso guarda ciertas similitudes con el de Aguilar, también natural de Elche y que sufrió un cautiverio de año y medio en Perú tras ser embaucada a los 18 años por el gurú Steven Manrique.

Para Amills, las coincidencias son «evidentes», más allá de que ambas jóvenes fueran de la misma ciudad. Explica que se trata de mujeres de 18 a 25 años, «estudiantes preparadas y vulnerables con ansías de conocer mundo», que además presentan «baja autoestima» y con un «reducido ámbito social» que les «hace ser más propensas» a una captación.

«Patricia y su familia están ayudando a los padres de Anna, sobre todo a entender que es un tema muy complejo y lento en el que deben andar con cautela y tener paciencia sin bajar la guardia», asevera el presidente de SOS Desaparecidos a este periódico.

De acuerdo con la descripción que facilitó la asociación para encontrarla, Anna Marín mide 1,60 metros, es de complexión delgada y pesa cincuenta kilos. Tiene los ojos marrones, tatuajes en ambos brazos y el pelo negro, largo y listo. Dado su perfil, la organización ha decretado su caso de «alta vulnerabilidad».

SOS Desaparecidos ha puesto a disposición de la familia todos sus recursos para trabajar en su liberación y vuelta a España. El abogado Juan Manuel Medina será el representante legal de la joven al mismo tiempo que trabajan con la Asociación Profesional de Detectives Privados en España y la organización peruana CHS, especializada en la trata de personas.

Según confirma Amills, en constante contacto con la familia, Anna le dijo a sus familiares cada día de su viaje ficticio al campo que se encontraba bien. El día que debía volver les comunicó que se quedaba en Madrid a vivir, para «asombro» de sus padres, a quienes finalmente confesó que se encontraba en Lima.

«El lenguaje típico que utilizó Anna -que dejó una nota en un cajón de su habitación- era el de una persona captada», sostiene. De hecho, destaca que un mes antes se desplazó a Perú aludiendo a un falso viaje de estudios con amigos de la universidad, donde cursaba tercero del grado de Historia.

«Era mentira, sus compañeros nos confirmaron que dejó las clases en noviembre», relata Amills, quien apunta a que la captación empezó al menos seis meses antes, pues incluso mantenía la costumbre de salir de casa por las tardes simulando que iba a la facultad.

En cuanto a la identidad de los posibles captores, SOS Desaparecidos sigue tras la pista de diferentes indicios en relación a una entidad pseudoreligiosa, aunque todavía no puede corroborar que se trate de una secta o bien de algunos de sus integrantes, como ocurrió en el caso de Patricia Aguilar.

Sobre la huida de esta primera joven, se ha publicado un documental (548 días: captada por una secta), que se pude ver en la plataforma Disney Plus y que cuenta con los testimonios de la propia Patricia, familiares, otras mujeres retenidas por el gurú Steven Manrique y los agentes que la rescataron.