Sueldos de entre 1.200 y 1.800 euros y hasta 48 días de vacaciones: ¿Por qué faltan camareros en los destinos turísticos?

Estas cifras desmontan algunos tópicos sobre el día a día de este oficio. «Hay mucha mantra, ideas preconcebidas que no se ajustan a la realidad», advierte Nuria Montes, secretaria general de la asociación de hoteleros de Benidorm y la Comunidad Valenciana (Hosbec).

El salario base -que nunca es lo que se cobra, siempre es más- oscila entre 1.250 euros brutos por 14 pagas más otra de 1.000 euros lineal en el mes de octubre. «Está por encima del sueldo medio, y luego hay pluses de productividad, plus por facturación, complementos de tiempo de trabajo y de idiomas, propinas, y un camarero con experiencia se cotiza de forma importante», detalla Montes. En total, hay algunos profesionales que pueden llegar a cobrar entre 1.700 o 1.800 euros al mes.

Por eso, molesta entre los empresarios del sector turístico esa etiqueta de «sector precario», cuando además hay un 60% de empleo femenino y el 30% de las directivas son mujeres, algo que no se da en prácticamente en ningún sector económico. «Muchos de los puestos de trabajo son los que permiten un empleo estable para mujeres con un claro perfil de riesgo de exclusión», subraya la secretaria general de Hosbec.

Un estudio nacional de Hosteltur sobre el mercado laboral reveló que en los hoteles españoles el salario mínimo era superior a otros países importantes considerados referentes económicos.

Además, con la escasez de aspirantes, los empresarios del ramo están unos robándose a otros la mano de obra, «se los están rifando».

Además, están las «políticas activas», no solo el sueldo. Hoteleros y restaurantes procuran que todos los camareros libren al menos un fin de semana al mes, para favorecer la conciliación familiar, y algunas cadenas hoteleras incluso ofrecen servicio de guardería las 24 horas los 365 días del año.

En cuanto al tiempo de descanso, el convenio colectivo estipular 1.790 horas al año, en la línea de la mayoría de actividades, con 31 días de vacaciones y cuando se trabajan los 14 festivos, se puedan acumular más los cuatro días libres, lo que reporta 48 días de vacaciones ininterrumpidas que en el sector turístico procuran dar juntos y recomiendan a todas las empresa por ser un «trabajo duro».

En algunos casos, también se acogen al contrato fijo discontinuo, con lo que que se trabajan nueve meses de temporada y hay tres de descanso que coinciden con Navidad y el invierno, los meses de baja actividad.

Otras situaciones diferentes se dan en empresas más pequeñas, en otras que han abusado de contratos temporales, también con despedidos durante la pandemia que tuvieron que buscarse la vida y otros sectores absorbieron la mano de obra (en logística, paquetería, en la construcción), y cuando se reabrió el turismo había un déficit de trabajo. «Nosotros estamos capeando mejor con plantillas suficientes, salvo picos como ahora por la temporada alta», concluye Montes.

Desde la asociación provincial de hoteles APHA, su presidenta, Victoria Puche, matiza que los problemas para encontrar trabajadores no solo son del sector turístico y que si se habla ahora más es por la temporada alta, en verano.

Como prueba, señaló que tiene obras de reforma para septiembre y no falta mano de obra que no deja empezar los trabajos. «No se nos puede meter a todos en el mismo saco, mis camareros trabajan ocho horas al día, 40 a a la semana, con dos días de descanso a la semana, la mayoría hace turno seguido, en un hotel es más fácil que un restaurante», indica Puche.

Además, libran obligatoriamente un domingo al mes, que se suele juntar al sábado y en muchos casos, con los dos días siguientes de la semana (lunes y martes) para un descanso de cuatro días. En definitiva, en el cómputo anual, un camarero trabaja 18,5 días al mes, dejando aparte los contratos eventuales,

Aunque es duro estar en el puesto los fines de semana, hay otros muchos oficios en la misma situación y, en cualquier caso, entre los hoteleros sienta mal que los equiparen a todos en la precariedad. «Estoy harta del discurso de que hay mucho pirata, porque hay mecanismo de denuncia, con los sindicatos, las asociaciones de empresarios y trabajadores, lo que no es normal es que haya cuatro millones de parados en España y nos falte personal».