Mónica Oltra, la hija de emigrantes comunistas que soñó con ser presidenta
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Iniciar sesiónA Mónica Oltra (Neuss, Alemania, 1969) la vena política le viene de lejos. Con solo quince años se alistó a las filas del Partido Comunista del País Valenciano. Corría 1984 y su familia se acaba ba de instalar en España procente de tierras ... germanas.
Mónica Oltra se proclama como una «hija de un exilio de amor». No en vano, sus padres, un mecánico separado de su primera mujer y una joven militante comunista a la que llamaban «Pasionaria», emigraron en 1967 durante el régimen franquista a Alemania, donde nació la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana.
En la partida de nacimiento expedida en el Consulado de España en Düsseldorf fue inscrita como Mónica Jarque Tortajada . Oltra no pudo recibir entonces el apellido de su padre, que legalmente seguía casado con su anterior pareja, hasta que se aprobó la ley del divorcio en España y el Arzobispado admitió el cambio.
Ya en nuestro país recogió el testigo de la militancia comunista de sus padres y comenzó una más que prolífica carrera política . Licenciada en Derecho por la Universitat de València, trabajó como abogada para Esquerra Unida, partido al que se afilió desde su fundación y donde coincidió con Joan Ribó, uno de sus mentores y referentes políticos.
Años más tarde ambos terminarían juntos en las filas de Compromís y alcanzaron la cima de sus carreras políticas. Oltra como vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y Ribó como alcalde de la tercera capital de España.
Un viraje clave en 2007
Las paradojas del destino y su ambición política la llevaron a alejarse del partido y los postulados comunistas que defendían sus padres para dar un viraje a su trayectoria en julio de 2007 , una fecha clave en su carrera política, cuando el Partido Popular todavía amasaba mayorías absolutas.
Mónica Oltra, entonces diputada en las Cortes Valencianas, encabezó la revuelta contra la portavoz de su grupo parlamentario, Gloria Marcos, a quien relevó en el cargo. Fue e xpulsada de Esquerra Unida entre acusaciones de «traición» y «transfuguismo».
Aquel episodio fue el germen de lo que hoy es Compromís, la coalición con la que Mónica Oltra rozó la gloria política, toda vez que le queda la espina clavada de no haberse convertido en la primera mujer en presidir la Generalitat Valenciana. De hecho, tras las elecciones de mayo de 2015 trató de disputarle el cargo, sin éxito, al socialista Ximo Puig , quien relevó al popular Alberto Fabra.
Antes, Mónica Oltra había fundado su propio partido (Iniciativa del País Valencià), que finalmente acabó integrado, hasta hoy, en el seno de Compromís.
Además de en crear partidos de la nada a su imagen y semejanza, Mónica Oltra también fue pionera en la política que se practica en los platós de televisión. Al igual que Pablo Iglesias, la dirigente valenciana se labró su fama en tertulias y entrevistas en cadenas nacionales que veían en ella un reclamo de primer orden para una audiencia ávida de carnaza.
Eran los tiempos de la ebullición del caso Gürtel y Oltra garantizaba espectáculo y camisetas hasta el punto de inventar un nuevo canal de comunicación política a través de su vestuario. De hecho, llegó a coleccionar centenares de camisetas.
A la vicepresidenta de la Generalitat, que en su etapa en la oposición reclamaba la dimisión de los dirigentes del Partido Popular que resultaban imputados, ha acabado por probar su propia medicina. Ahora las camisetas llevan su rostro y van en su contra y es a ella a quien le reclaman que deje sus cargos públicos tras haber sido llamada a declarar como investigada por la gestión del caso de los abusos sexuales a una menor por el que resultó condenado a cinco años de prisión su exmarido Luis Eduardo Ramírez Icadi .
El parentesco del educador fue omitido de forma consciente por los medios de comunicación hasta que llegó el día del juicio que ha marcado un antes y un después en la trayectoria política de la «número dos» del Gobierno de Ximo Puig.
Como a cualquier otra personalidad pública, los detalles de la vida privada han sido objeto de atención mediática en los últimos años. Por ejemplo, el trágico fallecimiento de su padre, que murió en 2013 tras ser arrollado por un camión en un accidente ocurrido durante los trabajos de colocación de hormigón en su chalé de la localidad de Godelleta.
Fallera y del Valencia
Mónica es madre de Luis y Emilio, de catorce y diecinueve años de edad, a los que adoptó en Etiopía en 2008 cuando todavía estaba casada con Ramírez Icardi. Aunque domina cuatro idiomas, a los dos les habla en valenciano. Una seña de identidad que preserva pese a que defiende que su nombre de pila se escribe en castellano: «Soy Mónica Oltra, con o cerrada , y agradecería que se pusiese mi nombre correctamente. Me llamo Mónica aquí y en la China Popular».
Esta defensa enfervorecida de la grafía castellana contrasta con aquellas declaraciones en las que admitía que Compromís, cuando se encuentra «entre amigos», emplea la terminología de la entelequia de los «países catalanes» para referirse al ámbito lingüístico y cultural de la Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares.
Aficionada confesa del Valencia Club de Fútbol, devota de la Virgen de los Desamparados y fallera de la comisión José Maestre, Mónica Oltra se resiste a que su declaración como imputada ante la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia señalada para el próximo 6 de julio suponga la gran mascletà final con la que termine su carrera política. Si lo consigue o no, ya se verá.
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