SPECTATOR IN BARCINO
Maragall: de la ilusión al ilusionismo
El exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat cumple hoy 80 años: la Cataluña empobrecida, procesista y procesada poco o nada tiene que ver con la gran ilusión
Maragall encarnaba, por encima de su partido, la gran ilusión de la Cataluña cosmopolita: la alternativa al nacionalismo ensimismado de Pujol
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónSi Pasqual Maragall hubiera agavillado sus recuerdos podría bautizarlos “La gran ilusión”. Título que ilustra la frase iniciática de Juan Antonio Samaranch aquel 17 de octubre de 1986: “A la ville de Barcelona, España”.
Cuando el pebetero iluminó la noche del 25 de julio ... de 1992, mi padre, que dio la orden de encender la llama olímpica, comentó: “Los Juegos será uno de los pocos acontecimientos que todos, piensen como piensen, recordarán con cariño”. Maragall encarnaba, por encima de su partido, la gran ilusión de la Cataluña cosmopolita: la alternativa al nacionalismo ensimismado de Pujol.
Barcelona resurgía frente a la Cataluña rural de Convergencia . Entre 1982, cuando Maragall relevó a Serra en el consistorio, hasta 1997, las municipales fueron el patíbulo de los alcaldables convergentes.
Con la renovada urbe postolímpica Maragall cerraba una etapa vital. El hiperactivo, siempre rebosante de ideas, pero también de ocurrencias -las “maragalladas” -, debía recargar la pila de las ilusiones. En 1997, pasó la vara a Joan Clos: los socialistas seguían ganando sin bajar del autocar. También le pasó una “ocurrencia”: el Forum de las Culturas que en 2004 había de mover el mundo y acabó con el hortera pasacalles de Carlinhos Brown. De la ilusión al ilusionismo.
Tras un paréntesis romano, Maragall ascendió al mirador de la torre de Forster en el Tibidabo; anunciaba otra gran ilusión: conquistar la Generalitat en 1999.
El candidato impulsó una plataforma con vocación transversal: Ciutadans pel Canvi. La ilusión estuvo a punto de hacerse realidad, pero el ilusionismo de una ley electoral que penaliza al voto urbano y favorece al nacionalismo en las circunscripciones menos pobladas salvó a Pujol, pese a que el candidato socialista fue el más votado.
Maragall hablaba de una Europa de las ciudades, del federalismo asimétrico y se paseaba en bicicleta por Barcelona. La Cataluña rural le aburría. Prefería a su abuelo, Joan Maragall , en su faceta universalista y nietzscheana que en los versos de “La vaca ciega”.
No olvidaba tampoco Pasqual el poema que remataba el “Adéu, Espanya! ”. A diferencia del nacionalismo que aludía al “Estado Español” –un concepto del franquismo, ¡que cosas!-, Maragall hablaba de España.
A la segunda fue la vencida y el hombre de la gran ilusión desbancó al pujolismo en la Generalitat . Se esperaba una victoria por goleada, pero fue por la mínima. El PSC no podía gobernar en solitario.
El infausto Pacto del Tinell con Esquerra y eco-comunistas enviaba extramuros de la política catalana al Partido Popular. La ilusión degeneró en ilusionismo: un gobierno partido en tres formaciones. Iniciativa hacía de gobierno y oposición; Esquerra controlaba la cultura y los medios de comunicación públicos y subvencionados. El nuevo Estatuto reformaba la Constitución por la puerta de atrás.
Maragall decepcionaba a sus votantes no nacionalistas. Lo peor estaba por llegar: el 4 de enero de 2004 Josep Lluís Carod Rovira , “conseller en cap” y presidente en funciones por la ausencia de Maragall, se entrevista en Perpiñán con la cúpula de ETA (Mikel Antza y Josu Ternera): acuerdan que la banda no atente en Cataluña.
La siniestra reunión irrumpe en portada de ABC. Carod había actuado por cuenta propia. El Tripartito se resquebraja como el barrio del Carmelo. Maragall está herido; tanto, que dinamita el mito del Oasis Catalán. “ Ustedes tienen un problema y este problema se llama tres por ciento ”, espeta a Artur Mas el 24 de febrero de 2005.
El desencanto del Maragall esclavo del Tripartito explica en gran manera la fundación de Ciudadanos : “El único haber del maragallismo -el impulso de Barcelona- se pierde en el Tripartito y la reforma del Estatuto”, sentencia Arcadi Espada, uno de los impulsores del nuevo partido.
El Estatuto, votado en referéndum por un raquítico 30 por ciento de los catalanes, abrirá la caja de Pandora del soberanismo.
Diagnosticado de alzhéimer desde 2007, que se manifiesta al sexto año de los primeros síntomas, Maragall ya no puede opinar de lo que vino después: ni del procés que encabezaron los de 3 por ciento, ni de la sedición de 2017, ni de la manipulación de su legado… El todavía síndico Rafael Ribó incluyó la firma de Maragall en un comunicado de expresidentes de la Generalitat que pedía “medidas alternativas a la privación de libertad en un centro penitenciario” para los políticos sediciosos. Tan torticero método provocó la protesta de Jaume Padrós, presidente del Colegio de Médicos: “No puedo aceptar que se utilice al President, afectado por una enfermedad que le incapacita para tomar decisiones”.
Ernest Maragall, recauchutado en independentista, también se aprovechó. El 18 de mayo de 2014 llevó a su hermano al mitin central de ERC. Ante las críticas, adujo que Pasqual asistió porque quiso, nadie en la familia lo podía evitar .
Si Maragall hubiera escrito sus memorias, decíamos al principio... Hubo un libro de memorias, mejor dicho, dos. En octubre de 2008, vio la luz en Ediciones B la biografía de Esther Tusquets y Mercedes Vilanova “ Pasqual Maragall, el hombre y el político ”. Su hermano Ernest, a la sazón consejero de Educación, ordenó la destrucción de diez mil ejemplares a punto de ser distribuidos.
Recortada y retocada la edición original non grata, se permitió su publicación: “Es inaudito que fuéramos censuradas y damnificadas y que nuestro libro fuera guillotinado”, lamenta Vilanova en su testimonio de “La palabra y el poder” (Carena).
El contrato de los Maragall con RBA sirvió de pretexto: el libro de Tusquets y Vilanova no podía salir antes de las memorias autorizadas. De las alusiones a políticos, “se suprimen alabanzas a Reventós, y se censuran críticas a Pujol o a Espar Ticó que, según Pasqual, organizó una gran pitada contra él cuando se preparaban los Juegos Olímpicos”, añade Vilanova.
De la década perdida por el ilusionismo separatista nada puede decirnos Maragall en su ochenta aniversario. Recordar la parte ilusionante de su ejecutoria, como hizo el candidato Illa, molesta a su hermano Ernest. La Cataluña empobrecida, procesista y procesada poco o nada tiene que ver con la gran ilusión de Pasqual Maragall.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete