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Aragonès se reivindica ante Junts al cambiar la CUP por los comunes

ERC irrita a los de Puigdemont en un acuerdo de presupuestos que rompela «mayoría independentista del 52%»

El pacto incluye el apoyo delos republicanos a Colau enel Ayuntamiento de Barcelona

Los comunes retiran la enmienda a la totalidad de retorno de la cuentas de la Generalitat tras firmar el acuerdo con ERC

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en la reunión del Consejo Ejecutivo de este lunes RUBÉN MORENO / Vídeo: Aragonès celebra el acuerdo con los comuns y pide a la mayoría independentista «seguir trabajando» - EUROPA PRESS

D. Tercero / À. Gubern

Como en 2020, los comunes volverán a salvar las cuentas de la Generalitat de Cataluña, esta vez para 2022. Pere Aragonès (ERC) cambió de socios y apartó a la CUP, tras la negativa de los antisistema de retirar la enmienda a la totalidad del proyecto de presupuestos, creando, eso sí, una nueva crisis de gobierno ya que la jugada no contó con el visto bueno de Junts , al considerar que este movimiento rompe con la idea de que la administración autonómica está gobernada por «el 52 por ciento independentista» (que es el porcentaje de voto que obtuvieron los partidos secesionistas contando con el PDECat, que no consiguió representación). A cambio, igual que en 2020, ERC apoyará las cuentas de Ada Colau, en el Ayuntamiento de Barcelona, pese a que se opuso hace unos días.

Tras un fin de semana de reuniones y posiciones fijas e inflexibles, este lunes era el día límite para retirar las enmiendas de retorno del proyecto de presupuestos que todos los grupos –salvo ERC y Junts que gobiernan sin mayoría absoluta– habían presentado. Así, en las últimas horas, Aragonès se remangó para evitar un fracaso de consecuencias imprevisibles que hubiera supuesto perder la votación en el primer trámite parlamentario . Lo consiguió, pactó con los comunes un cambalache, presupuestos de la Generalitat por presupuestos del Ayuntamiento, se rechazaron las enmiendas a la totalidad y todo apunta que el 23 de diciembre se aprobarán definitivamente las primeras cuentas de Aragonès.

Sin embargo, el precio de cambiar la CUP por los comunes para tramitar la ley más importante del año daña la ya frágil coalición de gobierno. Desde Junts, que reconoce como suyo el proyecto, pues es obra de Jaume Giró (Junts), consejero de Economía y Hacienda, que defendió en el pleno, alertaron de que la decisión de Aragonès tendrá consecuencias y le responsabilizaron de romper el tripartito independentista.

«Romper» el secesionismo

«La negativa de la CUP ha sido aprovechada por ERC para abrir la puerta a los comunes, que tienen como objetivo romper la mayoría del independentismo », expresó Elsa Artadi, diputada autonómica y líder de Junts en el Consistorio barcelonés, visiblemente molesta con el presidente autonómico y tras una reunión de la dirección y el grupo parlamentario de los de Carles Puigdemont.

«El preacuerdo (ERC-comunes) no altera los presupuestos, pero sí altera la mayoría de la investidura. Es relevante y tiene que tener consecuencias. Se abandona la mayoría independentista», añadió y anunció que Junts pedirá una reunión de urgencia con ERC para revisar el acuerdo de legislatura. Artadi descartó, eso sí, la ruptura de la coalición de Govern.

«Es un fracaso para el independentismo y especialmente para Aragonès»

No lo ve igual, lógicamente, Aragonès. En una comparecencia pública, el presidente autonómico defendió la inclusión de los comunes en la ecuación presupuestaria y, aunque lamentó la decisión de la CUP, a los que mantiene la mano tendida, no considera rota la mayoría secesionista. «La mayoría solo se rompe si se rompen los objetivos» , apuntó. No solo esto. Aseguró que ese frente independentista se «refuerza» con el aval de los comunes a las cuentas autonómicas y recordó que la formación que lidera Jéssica Albiach ya se alineó con los secesionistas en otras ocasiones, poniendo en valor, por ejemplo, su apuesta por un referéndum independentista y sus críticas a la «represión» del 1-O.

La euforia contenida de Aragonès la contextualizó Artadi, que definió la situación desde su punto de vista: «Es un fracaso para el independentismo y especialmente para Aragonès que es el responsable de velar por el 52 por ciento y los acuerdos que le invistieron hace seis meses».

La unión del tripartito independentista quedó tocada, si alguna vez fue real. Eulàlia Reguant, portavoz de la CUP, se encargó de remarcar el fuego ‘amigo’ durante el debate previo a la votación que rechazó las enmiendas a la totalidad. «La investidura era un punto de partida, no el punto final», recordó, para añadir que el apoyo de la CUP al Govern volverá si este se centra en avanzar en la hoja de ruta independentista. «Si ponen la Generalitat al lado de la gente y la independencia en el horizonte, nosotros trabajaremos juntos», añadió Reguant.

Líneas rojas

Al margen de pedir un referéndum independentista (otro) para esta legislatura, que tiene de plazo hasta febrero de 2025, la CUP marcó como líneas rojas abandonar los «proyectos caducos» de Hard Rock (Tarragona) y los Juegos Olímpicos (Pirineo) y dejar a su suerte el Circuito de Cataluña. Un precio muy alto para el Govern.

Por su parte, los comunes –que reconocieron su discrepancia con el Govern en el tema de Hard Rock–, además de tener la garantía de aprobar las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona, cuyo gobierno lidera Colau con el PSC, pactó con Aragonès incluir en las cuentas autonómicas, entre otros asuntos, más inversión en el servicio de trenes en Tarragona, la comarca del Bages y la Costa Brava; «pacificar» la N-II; congelar las tarifas del transporte público; la creación de una oficina para la remunicipalización del agua; reactivar la industria y elevar el gasto público en vivienda hasta los 1.000 millones de euros.

Una vez resuelto el dilema de si el Govern conseguiría el apoyo de un grupo para desbloquear el trámite parlamentario, el debate y la votación siguientes no trajeron novedades. Aun así, regaló algunos momentos de esgrima dialéctica. Giró, por ejemplo, pidió a la CUP que mejore las cosas antes de tirarlas a la «papelera de la historia», en alusión a la expresión que utilizaron los antisistema en 2016 cuando apartaron de la política a Artur Mas al rechazar su investidura. También hizo referencia a la «papelera de la historia» Alícia Romero (PSC) cuando indicó que «el acuerdo improvisado de última hora (ERC-comunes) envía a la papelera de la historia, que ya empieza a estar muy llena, la mayoría de la investidura».

Tras rechazar las enmiendas al proyecto de presupuestos, el Parlament rechazó las enmiendas a la totalidad de la ley de acompañamiento.

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