El propietario desalojado de su vivienda okupada en Gerona estalla: «Me dicen que es mi inmueble pero que ya no es mi casa»

Él es Jordi Riera, que estas Navidades supo que la casa que habían comprado en la capital hace cuatro años y medio, en la que su familia soñaba poder empezar una reforma para convertirla en primera vivienda, había sido okupada. Para su sorpresa, tuvo un encontronazo con los tres okupas de su inmueble y llamó en busca de ayuda a la policía, que le invitó a salir de su casa para que pudieran seguir allí los inquilinos irregulares y para no acabar siendo denunciados.

La familia había estado esperando el visto bueno municipal para poder empezar allí unas obras, algo que se había alargado mucho más de lo previsto y que acabó resuelto a finales de año, pero para nada esperaba encontrarse con okupas en la vivienda. El afectado, que ahora está esperando a que un juez interceda en el caso, se desahogó hace unos días en X y tras ello ha recibido mucho apoyo y ha sido entrevistado en varios medios, como en el magacine 'Tot es mou' de TV3, donde ha podido explicar mejor su incredulidad ante un caso que le parece totalmente absurdo.

Durante la entrevista, hecha justo a las puertas de su casa y en la que ahora viven tres personas y no puede entrar, Jordi confesó que lo que más le chocó de su caso es cuando le dijeron «que esto es mi inmueble pero ya no es mi casa». Ante esta situación, decidió activar «la única vía legal» posible, que es interponer una denuncia ante los juzgados y confiar en que el juez considere su caso urgente y decida adoptar medidas cautelares. En caso contrario la cuestión puede prolongarse durante unos 18 meses, recuerdan desde TV3.

El propietario tuvo constancia de que habían entrado en su piso porque vecinos le avisaron de ruidos y cuando llegaron allí los tres okupas los intimidaron. «Intentamos que la policía nos protegiera porque en algún momento nos sentimos amenazados» pero se encontraron con que los agentes no les dieron la ayuda deseada. Es más: acabaron escuchando a ambas partes y dieron por válido que los inquilinos vivían allí porque estos les enseñaron un vídeo, grabado el 23 de diciembre, en el que estaban cocinando allí.

«Cocinando en una casa que no tiene ni luz ni gas ni agua a día de hoy » y que sirvió para que la policía dictaminara que vivían allí, explica él con incredulidad a la cadena autonómica. Jordi todavía no se cree que para los agentes el vídeo fuera «más creíble que el hecho de que yo estuviera en mi casa» pero así fue y entonces le invitaron a marcharse para no correr el riesgo de ser imputados por algún delito.

Jordi, además, sabe que se ofreció una vivienda alternativa a los okupas, a pesar de que no están en una situación de vulnerabilidad, como sí ocurre en otros casos. Impotente, ahora solo espera que el juez reactive pronto su caso para desencallar la difícil situación en la que se encuentran. «Mi familia y yo estamos atrapados en esta circunstancia. Esperemos que el juez dictamine que sea suficientemente flagrante y urgente y que nos dé las cautelares para poder entrar en nuestra casa», sentencia el afectado.