La bicicleta que usó el sicario llevó a los Mossos hasta el presunto facilitador de la ejecución de Valentín Moreno
Los investigadores 'cazaron' al autor material gracias a un patinete y a una multa de la Urbana, por la que este se identificó con su pasaporte colombiano
El sicario recoge el guante del fiscal y confiesa haber dado «plomo» a Valentín Moreno
Barcelona
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Iniciar sesiónA Valentín Moreno le descerrajaron un tiro en la nuca el 18 de noviembre de 2021 en Sant Adrià de Besós (Barcelona). Lo hizo un sicario colombiano, desde una bicicleta, tal y como él mismo admitió durante la primera sesión del juicio, ... el pasado jueves. Pero llegar hasta él supuso dos años de investigación de los Mossos d'Esquadra. Y es que en esa bicicleta, concretamente en la llanta de la rueda delantera, los agentes localizaron la huella parcial de una mano. Un análisis de la misma permitió llegar hasta un sospechoso, ahora coacusado como facilitador de la muerte de la víctima, Sergio G., que niega los hechos. La tesis de las acusaciones es que este último habría sido el enlace del sicario, Daniel D. -que contó con ayuda de otro compatriota, Alexander, ahora en paradero desconocido- para matar a Valentín, facilitándole información sobre sus rutinas, así como los vehículos que usó para los seguimientos e incluso el arma con la que le disparó.
Gracias a esa huella y al análisis minucioso de las cámaras de seguridad de la zona los investigadores pudieron tirar del hilo y llegar hasta los dos acusados. Falta, eso sí, sentar en el banquillo a los autores intelectuales. La familia de Moreno sospecha que se trata de dos individuos, Javier G., alias 'Javidubi' -exCasual; facción más violenta de los Boixos Nois- y Cristian R. quienes, junto a un tercero -David Caballero, alias 'Bubito', un estibador al que la Policía vinculaba con el tráfico de drogas y que fue ejecutado en Montgat en 2024- se reunieron con la víctima pocas horas antes de su ejecución para abordar una supuesta deuda por un cargamento de cocaína que oscilaría entre los 700.000 y el millón y medio de euros, según detallaron dos hermanos de Valentín durante su testifical, la semana pasada. De hecho, sus familiares relataron que Moreno salió de ese encuentro aliviado, pensando que la situación se iba a reconducir pero, unas horas más tarde, lo mataron.
El fiscal abrió la puerta a tirar de ese hilo pero, por el momento, en el banquillo sólo se sientan el sicario, que ya ha admitido los hechos, y Sergio, el acusado de facilitar el crimen, que lo niega.
Su huella en la llanta de la bicicleta la descubrieron agentes de la Científica, tras introducirla en el sistema de cotejo. Este arroja varias posibilidades y son los especialistas los que deben analizarlas para identificar al candidato. El resultado fue el de Sergio, incluido en la base de datos policial porque entre 2017 y 2021 cumplió condena por tráfico de drogas. Durante ese periodo, Cristian R. lo visitó en prisión, dato relevante para las pesquisas, ya que habría contacto previo entre uno de los supuestos autores intelectuales y el acusado de actuar como intermediario entre estos y el sicario.
Este lo niega, y aduce que su contacto con los dos colombianos se debió a que le buscaron trabajo -tras salir de la cárcel- con otro encargo en una operación de tráfico de drogas. En cambio, los investigadores y las acusaciones apuntan que su papel fue el de cooperación para el asesinato. Facilitó un DNI robado a los dos colombianos para que alquilasen sendos patinetes con los que seguir a la víctima. Así lo atestiguan varias cámaras de seguridad, entre ellas, la del bar al que acudía Moreno cada mañana, el Tom Tom de Sant Adrià, donde se ve al sicario con mascarilla, ropa oscura y guantes de látex azules en los días previos a la ejecución.
Los patinetes fueron los vehículos que emplearon tanto Daniel -el sicario confeso- como su compatriota Alexander para seguir a Valentín, hasta que la víspera del asesinato un guardia urbano los paró en Barcelona por saltarse un semáforo en rojo, les impuso una multa y se los incautó. Entonces, ambos individuos se identificaron con sus pasaportes. Ese fue el motivo, además, por el que entró en juego la bicicleta y lo que permitió a los investigadores conocer su identidad, tras meses de pesquisas y de revisión continua de diferentes cámaras de seguridad.
No fue ni por asomo tarea sencilla. Y es que tal y como ha desvelado este lunes el responsable de la investigación, del Grupo de Homicidios, fue tras encontrarse en punto muerto como, revisando una y otra vez las imágenes, uno de los agentes se dio cuenta de que primero el patinete aparecía con la marca de la empresa de alquiler y, al día siguiente, la habían tapado, fue así como percibieron que un individuo con similar vestimenta -oscura, mascarilla, guantes y similar fisionomía- aparecía en otra grabación y de ahí a consultar la multa. Hubo coincidencia.
El sicario abandonó Barcelona rumbo a Colombia poco después del crimen, pero allí, en su país natal, se le detuvo meses después, para ser extraditado a España e ingresar en prisión provisional. Él es el tercer eslabón de la cadena, y asegura no haber tenido más contacto que Sergio, es decir, desconoce quién dio la orden de matar a Moreno. El coacusado, por su parte, niega haber tenido contacto con Daniel, y, mucho menos, saber que el plan era matar a Valentín.
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Elena BurésEl coacusado por cooperación al asesinato, Sergio, rechaza el pacto, niega conocer al ejecutor, y señala que fue un tercero, Javier G. , quién le hizo contactar con un colombiano para un operación de tráfico de drogas
Durante esta tercera sesión del juicio, su defensa ha tratado de desvirtuar la pericial de los Mossos que certificó que la huella de la bicicleta era de Sergio y para eso ha expuesto el informe de un especialista de parte, y así intentar convencer al jurado. Pero hay más indicios que lo incriminan. La noche de los hechos, el coche de su amante pasó por la zona donde ejecutaron a Valentín, pocos minutos antes y también después.
El sicario, Daniel, aseguró que fue el propio Sergio quien lo recogió en un vehículo para llevarlo al piso donde se alojó en Barcelona. Ese coche, un Mercedes negro, «durmió» en un garaje de la capital catalana. Los investigadores creen, como se denomina en argot policial, que para «enfriarlo», es decir, esconderlo y no levantar sospechas. Hay más, y es que un testigo del entorno del Puerto de Barcelona trasladó a los Mossos que vio a Cristian, Valentín y Sergio manteniendo una conversación en dichas instalaciones porque el primero pidió a Moreno dar trabajo al ahora acusado de facilitar su asesinato.
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