Cinco amigos de Castelldefels, acusados de violar en grupo: «¿Desde cuándo una tía es solo para uno?»
PRISIÓN PROVISIONAL
Uno de ellos «captaba» a las víctimas por redes sociales y luego las invitaba a una fiesta en su casa, donde se producían las agresiones sexuales
Barcelona
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Iniciar sesión«¿Desde cuándo una tía es solo para uno?». «La chica va muy borracha, se aproxima trío». «Te pueden buscar la ruina por un polvo que no vale la pena. ¿Pero no dice nada de violación, no? Una violación sería ir por la ... calle, pillar a una tía, atarla y eso. Igual ella dijo que no quería hacer de todo y lo hicimos, es diferente». Estos son algunos de los mensajes del grupo de Whatsapp de cinco amigos de Castelldefels (Barcelona).
Un «grupo organizado», acusado de haber perpetrado, al menos, cinco agresiones sexuales. Por el momento hay tres víctimas, pero el contenido de sus móviles revela que son más, todavía por identificar. El grupo actuaba «menospreciando a las mujeres, considerándolas objetos cuya finalidad es satisfacer sus deseos sexuales y minusvalorando su voluntad». Así lo considera la titular del Juzgado de Instrucción 5 de Gavà (Barcelona), que ha ordenado su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza.
La investigación comenzó con la denuncia de unas de las víctimas. Una noche, en la primavera de 2021, quedó con uno de los acusados, A. R. P. C., a través de redes sociales. Después de tomar algo, éste le dijo que había una fiesta en su casa, a la que acudiría más gente. Las discotecas estaban aún cerradas por la pandemia y ella accedió.
Allí se encontraban los otros cuatro acusados. Durante la noche, reza el auto consultado por ABC, «estuvieron bebiendo» y jugando a la consola. Cuando la mujer «se encontraba muy borracha, hasta el punto que no se sostenía de pie», uno de ellos comenzó a besarla y a meterle mano. Ella le dijo que parase. A pesar de ello, dos de los individuos la cogieron y la llevaron a una habitación. Le quitaron la ropa, la tumbaron en la cama y la violaron por turnos.
Siguió pidiéndoles que parasen, pero ellos «hicieron caso omiso» y jalearon «si tú puedes, eres una campeona». La denunciante explicó que se quedó en shock y que lo único que quería era marcharse de allí. Pudo hacerlo una vez los acusados «acabaron», cuando abandonó el piso.
Mayo del mismo año. Otra mujer acude a una fiesta en el mismo inmueble. El 'modus operandi' fue el mismo. A. R. P. C. contactó con ella por redes sociales la noche anterior. «Como le gustó, accedió a ir a la fiesta». El individuo la recogió en la estación de tren y la llevó a su domicilio. Allí había otros chicos y una chica. Un grupo de unas diez personas. Bebieron, cenaron y jugaron a la consola.
En un momento dado, la víctima comenzó a besarse con otro de los acusados, J.M.M.M., cuando, «sin ser invitados», entraron en la habitación otros tres hombres. Uno de ellos la agredió sexualmente mientras los restantes «no hicieron nada impedirlo». Ella «no dijo nada», reza el auto, «pero no se esperaba que eso pasase y no quería», pero «estaba en una fiesta en la que no conocía a nadie, lo hizo pensando que así podría marcharse de allí».
La tercera víctima, apunta la juez, también acudió a la fiesta de forma voluntaria, «pero sin ninguna intención de mantener relaciones sexuales» con los investigados. También había quedado con A. R. P. C., que actuaba como gancho. Cuatro de ellos la violaron «de forma sucesiva» anal y vaginalmente.
«El hecho de que accediese a ir a la fiesta y beber alcohol, no implica que también accediese a que después, los investigados, aprovechando que no se sostenía en pie, la agrediesen sexualmente», señala la instructora para apuntar: «resulta bastante lógico pensar que una persona que no se puede sostener en pie, debido al estado etílico, pueda prestar su consentimiento».
Con el contenido de los teléfonos móviles de los investigados, la juez sostiene que la forma de actuar del grupo es «naturalizar» lo ocurrido, con un «poco de contacto posterior a fin de controlar que no denuncien».
Los cinco acusados, que solo contestaron a preguntas de sus defensas, alegaron que las relaciones sexuales fueron consentidas. La instructora apunta que sus declaraciones «no pueden considerarse contundentes y persistentes» sino «sesgadas». Mientras que las víctimas han sido «claras, contundentes y coherentes».
No solo su testimonio, sino que los mensajes y audios, extraídos de los móviles de los acusados, «corroboran» su versión. Explican que algunas de las chicas se encontraban bajo los efectos del alcohol, que incluso las tuvieron que recoger del suelo tras caerse. «A la chavala esa la hemos destrozado, le hemos dado hasta en el DNI», cuenta uno de ellos en un mensaje de voz.
«Borrachas e indefensas»
Del contenido de los teléfonos del grupo, la juez concluye que A.R.P. C. las captaba, para la posterior «depredación sexual» de todos ellos, «aprovechado que se encontraban solas en una casa, con personas que acababan de conocer, borrachas e indefensas». Para evitar una denuncia posterior, señala la juez, mantenían contacto con ellas. Una vez logrado el objetivo, la dejaban.
Cada uno de ellos se enfrenta a penas de hasta 15 años de prisión por cada uno de los delitos de agresión sexual que se les imputen. Con todos estos indicios, la instructora decretó su ingreso en prisión para evitar el riesgo de fuga y de reiteración delictiva.
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