El constitucionalismo catalán muestra su frustración con Illa

Con diferentes matices, más contundentes unos que otros, todos coinciden en que el pacto con ERC y los primeros gestos de Illa como 'president' anticipan una legislatura que temen que sea de continuidad en las políticas nacionalistas, empezando por la marginación del castellano, tanto en la escuela como en su presencia en las instituciones. Las formas son importantes, y el hecho de que Illa, desde que es 'president', no haya empleado aún el castellano en un acto público es elocuente, denuncian, más en un político que hasta este momento había empleado el español con normalidad, incluso, de manera puntual, en el Parlament, un anatema hasta entonces reservado a Cs, PP y Vox. Sociedad Civil Catalana, Impulso Ciudadano, S'ha Acabat, Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) y Convivencia Cívica Catalana (CCC) exponen a ABC sus inquietudes ante un nuevo ciclo político que, en realidad, temen que no sea tal.

«El PSC obtuvo unos excelentes resultados en las elecciones autonómicas con un programa que prometía una Cataluña plural en una España plural, la convivencia, un modelo de financiación autonómica equitativo y un gobierno dedicado a unir y servir a todos. Ese programa ha mutado con el acuerdo de investidura de ERC y Comunes. Ahora, en los discursos de Illa se potencia el gen más nacionalista del PSC. Se cita el Estado plurinacional, la nación catalana, la amnistía, el acuerdo singular de financiación o el catalán como lengua única institucional», lamenta el presidente de Impulso Ciudadano, José Domingo, veterano del constitucionalismo en la comunidad.

El asunto del idioma, o la exclusión de símbolos, son asuntos sensibles. «Una prueba: considera el catalán como la lengua de cohesión de los catalanes, lo que debería llevar a los castellanohablantes a autoexcluirse de una concepción tan estrecha de Cataluña. Tampoco la ausencia de la bandera de España en los actos oficiales autonómicos es un buen precedente», apunta Domingo, para quien «el histórico programa federal de los socialistas españoles puede dejar paso a un modelo inconstitucional de Estado confederal».

Frente a la veteranía de Domingo, Andrea Llopart, presidenta de S'ha Acabat desde enero, lidera la respuesta joven a las políticas nacionalistas. Como el resto de entidades, Llopart sostiene que el pacto PSC-ERC no implica un cambio de ciclo: «Al final, es un gobierno nacionalista más, al servicio de los intereses independentistas». Llopart lo argumenta: «El mismo Salvador Illa habla de nación catalana y de España plurinacional en su discurso de investidura. ¿Así habla el presidente de todos los catalanes? ¿Marcando fronteras desde un inicio? No hay diferencia entre ambos partidos, son lo mismo, dos partidos nacionalistas y esto lo sabe ERC, que teme por su desaparición».

Con implantación sobre todo en las universidades, la presencia del castellano en el sistema educativo es una prioridad para S'ha Acabat. Su visión es pesimista. «No tenemos esperanza en un cambio hacia un bilingüismo real en los colegios ni institutos pese a la sentencia del 25% de español obligatorio», reconoce Llopart, que recuerda una de las condiciones impuestas por ERC para la investidura, la inclusión de un consejero de Política lingüística cuyo titular, añade, «se define como independentista». «La idea es imponer aún más el catalán, protegerlo y hacer desaparecer el español poco a poco, especialmente en las zonas de interior». Su conclusión es tajante. «El 'procés' sigue vivo, más vivo que nunca porque tienen más poder que nunca. Mandan en Cataluña y en Madrid. Van a conseguir una política fiscal que provoca la desigualdad entre españoles. Buscan hechos diferenciales que permitan llamarse nación y hacer desaparecer España».

La presencia normalizada del castellano en las aulas es la razón de ser de Asamblea por una Escuela Bilingüe, la entidad detrás de la sentencia histórica del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre el 25%, ahora en suspenso a la espera del fallo del Tribunal Constitucional sobre las leyes que el Parlament aprobó para frenarla. Al frente de la entidad está Ana Losada, convencida de que la política lingüística del nuevo Ejecutivo de Salvador Illa «es la misma que la de ERC y Junts. Más inmersión y más presión sobre docentes y alumnos para utilizar solo el catalán en todos los rincones de los centros educativos». Al respecto, recuerda que es el mismo PSC que pactó con los partidos nacionalistas «bloquear la aplicación de la sentencia del 25%». Lo que viene es más de lo mismo, lamentan las asociaciones, doblemente frustradas por el papel de un Illa que en 2021, cuando el fallo del TSJC, no daba otra opción que el acatamiento de la sentencia y sostenía que el hecho de que «se imparta en castellano otra materia aparte no nos parece mal».

Para Ana Losada no causa sorpresa lo que está por venir cuando «el pacto con ERC es el único rail por donde puede circular el gobierno de Illa si quiere mantenerlo. El PSC ha pagado el precio que le ha pedido ERC para conseguir la Generalitat, que continuará trabajando y pensando solo en una parte de los catalanes». Para la AEB, y a modo de reflexión global, « si el pacto se cumple se habrán conseguido el 90% de los objetivos del 'procés'. Solo queda el referéndum, que por supuesto llegará. El PSC ha asumido el relato mentiroso del nacionalismo y eso es un triunfo sin duda para los que organizaron y apoyaron el 1-O».

Con igual contundencia se expresa Ángel Escolano, al frente de otra veterana entidad, CCC: «Desde Convivencia Cívica Catalana creemos que el gobierno de Illa no es que vaya a suponer una mejoría de la situación en Cataluña, va a empeorarla notablemente. El PSC ha cedido completamente la política cultural y lingüística a ERC, y la va a utilizar para contentar a dicho partido. Vamos a asistir a un endurecimiento de las políticas de imposición del catalán y de persecución del castellano en todos los ámbitos, como de hecho ya han pactado en el Pacto de investidura».

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Al igual que la AEB, recuerda que «estamos hablando del PSC que ha hecho posible que se incumpla» la sentencia sobre el 25% de castellano en la enseñanza, y del mismo PSC que «en los ayuntamientos aprueba reglamentos lingüísticos que nada tienen que envidiar a los que impulsan los partidos separatistas». «Estamos ante un PSC que, claramente, ha dejado de ser un partido constitucionalista», sentencia Escolano apuntando, además de la «política lingüística», a gestos como esconder la bandera de España en los actos institucionales, corregido en parte con el regreso de la bandera al despacho de Illa.

Decepcionadas ante lo que ven como un cambio frustrado, las entidades constitucionalistas lamentan la oportunidad perdida, paradójicamente justo el reverso de lo que denuncia el independentismo más excitado, que ve en Salvador Illa al representante del PSC «más españolista». Dos 'Cataluñas.'