Barcelona se moviliza contra el edadismo en el día internacional de las personas mayores
La plaza de Sant Jaume acogerá el mediodía del 1 de octubre una manifestación que llama a luchar contra una de las discriminaciones más invisibles y normalizadas
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Barcelona
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Iniciar sesiónLas discriminaciones por razones de género, raza y religión están penalizadas por ley, pero la marginación más invisible y normalizada en nuestra sociedad es la que tiene su origen en la edad. Este miércoles, 1 de octubre, día internacional de las personas mayores, se ha ... convocado en la plaza de Sant Jaume de Barcelona una concentración bajo el lema «Por una sociedad libre de edadismo».
La convocatoria es a las 12 del mediodía, momento en que la actriz Vicky Peña leerá el Manifiesto «Por una sociedad libre de edadismo». El acto, conducido por el periodista Manuel Domínguez, contará también con el apoyo y la asistencia de numerosas personas del mundo de la cultura, la ciencia, el periodismo, el deporte, la política y la sociedad civil catalana.
La movilización, convocada por una treintena de entidades de personas mayores, sindicatos, partidos políticos, administraciones y otras entidades sociales, aspira a ser un gran acto festivo y reivindicativo en defensa de los derechos y la dignidad de las personas mayores, y sobre todo una concentración para levantar la voz contra el edadismo, la discriminación silenciosa y el trato desigual por cuestiones de edad. La protesta volverá a estar dominada por color blanco, como ya lo fue el pasado año, cuando se concentraron un millar de personas mayores.
Manifiesto contra el edadismo
Tanto el lema como el Manifiesto de esta edición señala el edadismo como uno de los grandes achaques sociales actuales: una discriminación silenciosa y normalizada, que se manifiesta cuando las personas mayores son invisibilizadas y despreciadas, tratadas con condescendencia y excluidas de decisiones políticas y sociales que les afectan directamente y discriminadas en ámbitos como el económico o el sanitario, entre otros.
Según el grupo promotor, el edadismo «empobrece al conjunto de la sociedad, porque ignora la diversidad y la riqueza de la vejez. No se trata -añade- sólo de un problema de las personas mayores: es un reto colectivo que afecta a la cohesión social y la calidad democrática«.
El Manifiesto reclama el respeto y el reconocimiento de la dignidad a todas las edades, y hace un llamamiento para conseguir una sociedad más justa y democrática, que no recorte derechos sociales y que ponga fin a la discriminación por edad. «Queremos envejecer con dignidad, no con discriminación. Nuestra sociedad será realmente justa sólo cuando sea inclusiva para todos y libre de discriminación por la edad«, concluye el Manifiesto.
Visión mecanicista de otro siglo
En pleno siglo XXI persiste la visión económica y administrativa de la escuela maquinista de Frederic Taylor que desarrolló el fordismo y la cadena de montaje como sistema de producción, una visión que condena a la Tercera Edad a la improductividad, a ser clases pasivas, lo que deriva en una gestión pública de ese colectivo casi exclusivamente asistencial. ¿Podemos continuar pensando y viviendo la vejez como lo hacíamos en el pasado siglo? De hacerlo, ¿no corremos el riesgo de mirar lo que ocurre a nuestro alrededor con una lente obsoleta y desenfocada?
Envejecer no es un problema, sino una oportunidad para seguir ejerciendo un papel activo, gracias a un nuevo aprendizaje humano impulsado por las nuevas tecnologías, que también contribuyen a alargar la vida en el marco de un proceso de neotenia. La esperanza de vida aumenta exponencialmente y la Tercera Edad no puede ser considerada como una etapa vital de dependencia y carencia, ya que la realidad es heterogénea, entre otras razones, por la consumación tecnológica que primero propició la pandemia y que se ha quedado entre nosotros.
Hay personas mayores que quieren volver a formarse, aprender e innovar, lo que supone una sorpresa para la sociedad, que hasta ahora les consideraba un colectivo en la sumisión social. Es el caso de los seniorsLab agrupados en el CitiLab de Cornellà (Barcelona), un equipamiento europeo singular que pone a disposición de los usuarios de la periferia metropolitana todas las herramientas de la era digital desde una perspectiva social innovadora. Los seniorsLab son considerados «la NASA del envejecimiento activo», según el doctor Manel Domínguez, autor del libro «Senior. La vida que no cesa» (Diëresis).
La revolución de las canas adquiere mayor protagonismo con la jubilación de la denominada generación del «baby boom». Basándose en distintos estudios empíricos, Domínguez demuestra que los que nacieron en las décadas de los 40 y 50 y tuvieron una biografía extrema de tránsito civilizacional, del medio rural a las ciudades, de trabajar en el campo a trabajar en la industria. Y ahora, ya jubilados, abrazan la Sociedad de la Banda Ancha, lo que les supone una especie de elixir de la eterna juventud. Con las nuevas tecnologías, estas personas acostumbradas a los cambios civilizacionales, se convierten en ciudadanos activos que aportan su experiencia a la sociedad del conocimiento. Además, el uso de las TIC les empodera socialmente, acrecientan su sentimiento de pertenencia y contribuyen a la innovación.
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