Se consumó la farsa

68 votos a favor de la prohibición y 55 en contra fue el resultado en el Parlament tras una última jugada envolvente del PSC. Perdió la libertad, pues la excusa del toro ni se sostenía entonces ni se sostiene ahora. Se prometieron muchas cosas, pero fue la fuerza de los aficionados catalanes la que llevó al Congreso de los Diputados cientos de miles de firmas que desembocaron en la ley que blinda la Fiesta como Patrimonio Cultural. Se protegió la Fiesta, aunque sin toros por estas tierras.

Al final, seis años después, el Tribunal Constitucional, declaró la prohibición contra derecho, poniendo en evidencia la votación del 28 de julio. Los políticos decidieron por cuestiones muy diferentes a la defensa del toro, el voto se movió finalmente por intereses políticos.

Han sido quince años de lucha, la resistencia lanzó su «¡Desperta ferro!» en el que sigue sin cejar ni un solo día en ese sueño de volver a la Monumental. No hay prohibición, aquello fue una farsa política que se mantiene. Dijo, y en esas está, el propietario de la plaza de Barcelona, que «de momento, no» y en ese momento estamos esperando que las circunstancias políticas, económicas y sociales cambien y la empresa otee un mejor horizonte. ¿Pero cuál?

Noticia Relacionada

Los martes, toros

Mario Vilau, a sangre y fuego

Ángel González Abad

Han pasado quince años y la Monumental sigue ahí, inamovible a los vientos de cambio, con la esperanza de que sus tendidos se vuelvan a poblar y en su arena resurja el rito de un hombre y un toro frente a frente.