El TSJ rebaja la condena de cinco a dos años de prisión a un varón que abusó de una amiga tras coincidir en una fiesta
El tribunal considera que concurre en el acusado el atenuante «de embriaguez» que no incluía en su sentencia la Audiencia de Valladolid
Condenado en Valladolid a cinco años por violar a una amiga cuando estaba ebria tras participar en una fiesta
Valladolid
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Iniciar sesiónEl Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha reducido la condena de cinco a dos años de prisión a un varón acusado de abusar sexualmente de una amiga tras coincidir en la fiesta del gimnasio al que ambos acudían. Según el TSJ ... concurre en el acusado el «atenuante de embriaguez», con carácter «muy cualificada» que no incluía la Audiencia de Valladolid en la sentencia inicial de febrero de este año que recurrió el hombre.
Según el fallo del alto tribunal castellano y leonés, los hechos, fechados en 2021, se produjeron tal y como recoge el pronunciamiento de la Audiencia Provincial, que condenó al encausado por un delito de abuso sexual con penetración «sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal». Si bien, ahora el TSJ añade el «atenuante de embriaguez», estimando solo en parte el recurso del acusado, para el que su defensa solicita la absolución.
Lo que sí mantiene es la prohibición de acercarse a la víctima y la indemnización por los daños y secuelas causados.
Tal y como recoge la sentencia, el condenado, de 38 años en el momento de los hechos, acudía como usuario a un gimnasio a primera hora de la mañana, donde coincidía con la víctima, de 26 años, de forma que ambos participaron en una fiesta que dicho establecimiento convocó en 2021 en un bar de Valladolid
Durante la celebración, el encausado y la víctima estuvieron departiendo con los compañeros que en número de «unos 70 u 80 » habían acudido al evento y ella, que «no tenía hábito de consumo de alcohol, se vio progresivamente afectada» por las distintas consumiciones de bebidas alcohólicas que hizo, señala el texto.
Socorrida por el novio y un amigo
Según avanzaba la tarde, «ella se mostró más próxima al acusado, con quien se abrazó en varias ocasiones, y al abandonar el local la joven se encontraba ya bajo los efectos de una intoxicación etílica aguda, lo que alteró de forma sustancial sus facultades intelectivas y volitivas».
Fue entonces cuando ambos se dirigieron al aparcamiento donde él había estacionado su automóvil y con el que circularon hasta Zaratán, donde el condenado se detuvo junto a una de las rotondas. Allí, «salieron ambos al exterior y ella cayó al suelo manchando su ropa, pelo y rostro con el barro que había, lo que fue aprovechado por él, dado el estado de embriaguez de su acompañante, para besarla, desabrocharla el sujetador, bajarla los pantalones y sacar una de las piernas del tanga y tocarla en los genitales, introduciendo en la vagina y en el ano de la joven el pene u otro miembro corporal».
Seguidamente, montaron de nuevo en el vehículo, circulando hasta el cruce de las calles Federico Landrove Moiño y Eusebio González Suarez, donde ambos bajaron del vehículo. La joven se sentó en la acera con la espalda apoyada en una pared, teniendo la cabeza hacia abajo, entre las piernas, momento en el que el acusado montó en su vehículo y la dejó allí.
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Uno de los viandantes acudió a socorrerla y se percató de que la conocía del colegio y también a su novio por haber coincidido en club deportivo. El joven cogió su teléfono y logró ponerse en contacto con la pareja de la chica. Fue este último el que trasladó a su novia a la casa que compartían y allí comprobó que «tenía el sujetador subido, a la altura del escote, y que la braga estaba introducida solo en una de sus piernas, por lo que avisó a la policía».
Al llegar, los agentes solicitaron a la joven que les entregara la ropa que vestía, para a continuación trasladarla al Hospital del Río Hortega donde «se activó el protocolo de agresión sexual» y se realizó un análisis que reflejó una alcoholemia de 212 mg/dl, al tiempo que se le tomaron diversas muestras biológicas que fueron remitidas al Instituto Nacional de Toxicología.
En la exploración se le apreciaron distintas erosiones y, además, el Instituto Nacional de Toxicología analizó «restos de ADN de varón humano hallados en la zona íntima de la joven y en la braga, que resultaron coincidentes con las del ahora condenado».
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