un tiempo propio
Un 30 de septiembre de 1938
Acercarse a un dictador como Putin, que promueve invasiones y guerras sin razones, es un acto cuanto menos peligroso y gratuito si se hace como presidente de turno de la UE
¿Está en peligro la libertad?
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Iniciar sesiónLa película 'Múnich en vísperas de una guerra' narra uno de los sucesos más lamentables de la política europea. El 30 de septiembre de 1938 se reunieron en Múnich los primeros ministros de Inglaterra, Neville Chamberlain, de Francia, Édouard Daladier, el Duce de Italia, Benito ... Mussolini y el Führer de Alemania, Adolf Hitler. El objetivo era intentar mediante un acuerdo apaciguar la política expansionista del III Reich. Se firmaron, pero no sirvieron para nada. El viaje de los primeros ministros se vendió como un éxito cuando, como se comprobó poco después, constituyó un tremendo fracaso y una de las humillaciones más fuertes sufrida por dos grandes naciones europeas.
¿Por qué relato este suceso? Porque hace poco el presidente de Hungría Viktor Orbán, que ha promovido la creación del grupo parlamentario Patriotas por Europa que aglutina a los partidos de la derecha extrema o ultraconservadores, ha viajado a Rusia para entrevistarse con Vladimir Putin y a China para visitar a Xi Jinping, como presidente de turno de la Unión Europea. Este viaje tiene muchas semejanzas con lo sucedido en Múnich en 1938. Nos revela que quizá los extremos se tocan y pueden ponerse de acuerdo si les conviene a los dos.
También, que acercarse a un dictador como Putin, que promueve invasiones y guerras sin razones, es un acto cuanto menos peligroso y gratuito si se hace como presidente de turno de la UE, porque la situación geopolítica de Europa es complicada porque está en medio de dos grandes bloques.
No obstante, lo que más llama la atención, mirando a nuestra política doméstica, es que un partido español como Vox se haya sumado al proyecto radical de Orbán y haya abandonado uno más moderado como el de Meloni. Apoyar a un grupo como Patriotas por Europa implica aceptar una serie de propuestas políticas que pueden ser cuestionables dentro de nuestro ordenamiento jurídico. Además, implica que se aplaude un entendimiento con el bloque ruso-chino. No se afirma que Vox sea prorruso, ni mucho menos, pero estas decisiones tienen consecuencias.
El líder en Europa de Vox ha tratado de aclarar en sus declaraciones algunos temas. Pero las palabras se las lleva el viento y lo importante son los hechos y las decisiones. Por ahora el votante de Vox debe saber que los líderes de su partido se entienden con alguien capaz de rendir pleitesía a dictadores comunistas. Con él van a proponer la construcción de una nueva Europa. Chamberlain y Daladier soñaron con lo mismo cediendo a las pretensiones de dos dictadores.
Para construir esa Europa hay que mirar hacia los fundamentos de este proyecto político que comenzó justo después de vencer a los autócratas nazi y fascista. Un proyecto por el que se luchó durante once años hasta culminarlo en el Tratado de Roma de 1957. Un proyecto político, social, económico, que ha generado en Europa su más largo y estable período de paz y prosperidad. Un proyecto que se puede mejorar y adaptar a unos nuevos tiempos, pero que no puede ser rehén de ningún partido ni de ninguna ideología y, menos aún, verse sometido a los caprichos de dictadores totalitarios.
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