UN TIEMPO PROPIO
¿Está en peligro la libertad?
Lo grave no es reducir las horas de trabajo, sino el lenguaje y el método utilizado que se resume con una palabra: imposición
Castilla y León como destino
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Iniciar sesiónVivimos tiempos de cambio y de inestabilidad. La economía va tirando y todavía se crea empleo, aunque no muy estable y de calidad. Con los contratos de trabajo actuales los jóvenes no pueden desarrollar su proyecto de vida y se ven obligados a depender de ... sus padres, o a vivir en condiciones poco atractivas.
Este grupo de población acumula títulos universitarios, formación académica, alguna experiencia laboral efímera, todo esto no le sirve para acceder a un puesto de trabajo estable y bien remunerado. Para remate la insigne ministra de Trabajo, a la sazón también vicepresidenta del Gobierno, va a imponer una reducción de la jornada laboral, pero manteniendo los sueldos de los trabajadores. No está demostrado que si se trabaja menos horas se produzca más. Ni tampoco está demostrado que trabajar más horas es garantía de un incremento de la producción. No se trata de trabajar más o menos horas, sino de la calidad del trabajo desarrollado en esas horas. Medir esto es complicado y no tenemos instrumentos fiables para realizarlo. Lo grave no es reducir las horas de trabajo, sino el lenguaje y el método utilizado que se resume con una palabra: imposición. Se ha impuesto porque así lo han decidido unos agentes sociales aliados o, mejor dicho, serviles y dependientes del Gobierno. Esto se llama simplemente y llanamente el derecho del más fuerte.
Estas imposiciones implican el uso de la fuerza para conseguir lo que se quiere. El Gobierno está acostumbrándose a hacer lo que quiere, pensando siempre que es lo más conveniente para los ciudadanos. Unos ciudadanos que cuando acuden a las urnas le dan la espalda y no vota sus propuestas, ni su programa. Un gobierno que encadena derrotas, como aquel general del siglo XIX que le gusta dar batallas y perderlas. La legitimidad democrática se consigue en las elecciones y no en las componendas de despacho donde se reparten cargos, prebendas, presupuestos, dinero y lo que sea con tal de seguir presidiendo una España que poco a poco se va debilitando.
¿Está en juego la libertad? Sí, cuando no se respeten los resultados de las urnas. Cuando se le prive a la ciudadanía del gobierno que ha votado y ha ganado las elecciones. Cuando la política se basa en la imposición por la fuerza y no en la negociación y en la capacidad para alcanzar acuerdos, pactos e integrar el mayor número de sensibilidades sociales en un mismo proyecto político. Está en riesgo la libertad cuando los extremos, cada día más fuertes en España y en Europa, buscan la confrontación en todo y su discurso político los convierte en profetas del apocalipsis o en heraldos de una utopía irrealizable.
Debemos volver a la zona templada de la política. El espacio en el que se sienten identificados la mayoría de la población. Un lugar central que dio lugar a una Constitución política que nos ha procurado un largo y duradero tiempo de paz, estabilidad y libertad. La política que usa la fuerza para imponerse, o la política que anuncia catástrofes y fomenta el enfrentamiento, no deben tener cabida en una sociedad que busca la libertad de todos y para todos.
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