Javier Madrigal: «La regeneración natural de Las Médulas va a ser buena. Sus especies están adaptadas a los incendios»
Al frente del equipo del CSIC que ha evaluado la zona, sí advierte de sus «inminentes» riesgos: deslizamientos y llegada de cenizas a los acuíferos
El Mirador de Orellán (León), afectado por el fuego de Las Médulas, reabrirá al público este fin de semana
Valladolid
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Iniciar sesiónDesde el pasado 17 de septiembre, una veintena de profesionales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entre personal técnico e investigador, han estado trabajando en el paraje natural de Las Médulas para evaluar sobre el terreno los efectos provocados el pasado agosto por ... el incendio que se inició en Yeres (León) y afectó a este enclave Patrimonio de la Humanidad. A su frente está el ingeniero de Montes Javier Madrigal, coordinador de Riesgos Forestales. Vaticina que «en tres, cuatro o cinco años» el entorno natural tendrá «un paisaje suficientemente vegetado para que la visita sea agradable», pero advierte riesgos «fundamentales» a los que se debe hacer frente de forma «inminente: el deslizamiento de terreno y la contaminación de los acuíferos con cenizas.
¿En qué ha consistido su trabajo en Las Médulas?
Lo que hemos estado haciendo, a petición de la Fundación Las Médulas, es recopilar información sobre el impacto del incendio. Se formó un grupo que evaluó la seguridad tanto en vegetación como en suelo, y ahora estamos revisando en el laboratorio los datos recopilados. También estuvo trabajando un equipo de drones para recoger información, un grupo de hidrogeología y biodiversidad para ver los potenciales efectos en el agua de los acuíferos y de abastecimiento, y uno de biodiversidad, para valorar los daños en los castaños de producción, que son los que más preocupan a la población local. Vamos a colocar cámaras que nos permitan evaluar ese posible movimiento de terreno tras las primeras lluvias, que es lo que más nos inquieta. Y estas también nos servirán para ver las visitas de fauna, que sabemos que está volviendo a la zona quemada.
¿Se encontraron lo esperado?
-No vamos con expectativas. Teníamos una primera sensación en base a la información que recogemos de los satélites, y con ello ya nos podíamos hacer una idea tanto de la superficie afectada como de los posibles daños que pudiera haber. Pero hasta que no vas allí no ves los efectos reales, sobre todo en la parte del suelo, que es la que más preocupa a corto plazo por cuestiones de erosión y de pérdida de materia orgánica, porque el satélite no es tan sensible a esta información.
A día de hoy, ¿cuáles son los principales riesgos en la zona?
El riesgo fundamental es el deslizamiento de terreno. Al haber menos o ninguna vegetación, la caída de rocas puede llegar a zonas donde antes no lo hacían: pistas, caminos... Después, un segundo peligro importante es el de la erosión de las zonas de cenizas, porque estas pueden terminar en los acuíferos de las poblaciones locales, en ríos, arroyos.... Son los dos riesgos fundamentales a corto plazo como consecuencia del incendio.
¿Y en qué medida pueden afectar a los propios yacimientos?
Ya había una evaluación bastante reciente sobre los posibles problemas de erosión o de colapso de algunos canales romanos o de cavidades como La Cuevona, que son zonas muy transitadas en las que siempre, independientemente del incendio, ha habido problemas de desprendimientos. Con la ausencia de vegetación sí que se podría agravar la situación de algunas de estas áreas y es lo que han estado evaluando los compañeros.
¿Qué es lo más urgente en la recuperación postcatástrofe?
La primera recomendación que hemos hecho es la de actuar en estas zonas de alta severidad en el suelo, que ya sabemos que están en ello, porque al final es lo que va a condicionar la buena regeneración posterior de forma natural. Confiamos en que la regeneración natural de esta zona va a ser buena porque son especies que están adaptadas a los incendios. Las de matorral van a regenerar muy bien y las arboladas, en general rebrotadoras, también lo van a hacer bien. La parte más sensible pueden ser los castañares, que aunque la recuperación sea buena, van a tardar más tiempo en volver a producir castaña, y eso es lo que es un poco más delicado desde un punto de vista socioeconómico. Lo que nosotros llamamos restauración pasiva, que es ayudar pero no actuar de forma intensiva, es lo que más va a favorecer el restablecimiento del paisaje.
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¿Y a medio y largo plazo?
El hecho de haber tenido este incendio tan importante en Las Médulas nos está diciendo qué es lo que tendríamos qué hacer, que es prevenir. Es el objetivo principal para que no ocurran este tipo de eventos, sobre todo en zonas de alto interés cultural como esta.
¿Cómo deben ser esas estrategias preventivas?
Se debe apostar por la prevención en relación con la gestión de la vegetación en el entorno de la zona de interés cultural. Se entiende que por ley hay pocas opciones dentro del perímetro BIC, pero en el entorno sí. Para ello se puede trabajar con pastoreo controlado, quemas prescritas, desbroces... Cualquier herramienta que permita reducir o disminuir las cargas de combustible que en caso de fuego impacten sobre las poblaciones locales y la zona. Luego, en relación con los municipios, es necesario que tengan buenos planes de autoprotección, buenas zonas perimetrales trabajadas, que se hagan simulacros de evacuación.... Esa sería la parte preventiva antes de que ocurra el incendio y durante el mismo estamos proponiendo mejorar cuestiones de sensorización. Hay un proyecto en marcha con fondos europeos para establecer redes de sensorización tanto para la detección de fuegos como para su seguimiento durante la propagación. Las Médulas era una zona piloto y es una de las líneas en la que nos gustaría seguir trabajando.
Intratables, devastadores, desbordantes... fueron algunos de los calificativos que se emplearon para definir los incendios. ¿El calentamiento global convertirá lo extraordinario en ordinario?
Si no actuamos sobre la gestión de los combustibles lamentablemente las predicciones nos dicen que sí, que se va a convertir en la nueva normalidad. No tanto que vaya a pasar todos los años ni en todos los sitios, pero sí que vamos a tener episodios cada vez con más frecuencia de este tipo. ¿Eso quiere decir que es inevitable? No, no lo es; es un elemento que hay que tener en cuenta que vamos a convivir con él porque estas olas de calor van a ser cada vez más intensas. Lo que hay que hacer es ponérselo más difícil a la propagación de estos fuegos tan intensos y la única forma es reducir la cantidad de combustible disponible. Para eso, no queda más remedio que gestionar el territorio de manera adecuada.
¿En qué tiempo calcula que se podrá ver un paisaje natural más o menos recuperado en Las Médulas?
-Como algunos de los castañares más visitados están en pie, no han sido afectados o presentan una baja severidad, en tres, cuatro o cinco años ya va a tener un paisaje suficientemente vegetado para que la visita sea agradable. Ahora mismo, quienes acudan verán muchas zonas calcinadas, pero la regeneración va a ser buena y en poco años la vamos a ver. Lógicamente, si se ha muerto un castañar de cien años habrá que esperar no otros cien porque rebrota de cepa y tarda un poco menos en crecer, pero a lo mejor sí 50 o 60 años.
¿Volverá a ser, entonces, uno de los tesoros turísticos y medioambientales de Castilla y León?
-Seguro. De eso que no se tenga duda.
Los vecinos se quejaron de que el cuidado no había estado a la altura del enclave y que se les debía tener más en cuenta en la gestión del entorno.
Trabajar con las comunidades locales es básico; hay que escucharlas. Realmente, los actores locales son los que van a ser protagonistas de esos trabajos preventivos dando acceso a sus propiedades o gestionándolos ellos mismos en sus fincas, aportando mano de obra... En todo este tipo de actuaciones nos damos cuenta de que hay que tener un buen programa de gobernanza que vaya de lo local a la comunidad o incluso a nivel nacional.
Algunas zonas de Las Médulas ya vuelven a ser visitables. Este mismo fin de semana se ha abierto el Mirador de Orellán. ¿Son compatibles estas visitas con los trabajos de recuperación?
Nosotros ahí no entramos porque lo que hacemos es recomendar actuaciones o medidas y señalar los sitios que pueden ser más peligrosos. La cartelería ya advertía antes del incendio a quienes visitaban Las Médulas que había posibilidad de desprendimientos, pues ahora los turistas tienen que tener en cuenta que se situación de peligro se ha incrementado por la ausencia de vegetación y, por supuesto, hacer caso a las autoridades locales sobre los senderos que se pueden visitar o no.
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