El incendio de la sierra de la Culebra desde dentro: «Ha sido el fuego más difícil al que me he enfrentado»
Efectivos que han luchado contra el fuego en la provincia de Zamora narran su experiencia tras días combatiendo contra las llamas y el viento, su «peor enemigo»
El incendio de Zamora es el mayor de este siglo en España
Incendios todo el año: la lucha contra el fuego ya no se limita a tres meses en verano
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Iniciar sesiónJorge estuvo pendiente del incendio desde el primer minuto. Lo vio el miércoles en redes sociales, cuando comenzó tras prender varios rayos de una tormenta seca, y pensó «esto se va a salir de madre» . El jueves a las 7 de la mañana ... ya estaba trabajando en las tareas de extinción de las llamas que han arrasado más de 30.000 hectáreas en la zamorana Sierra de la Culebra , una de las reservas naturales más importantes de Castilla y León, parte de la biosfera transfronteriza más grande de Europa, la Meseta Ibérica.
El suyo es el nombre ficticio de uno de los brigadistas que han trabajado sin descanso en la extinción del incendio durante más de tres días, de jueves a sábado, en jornadas de 12 horas. Por motivos de confidencialidad no podemos dar sus datos reales, pero sí contar la pesadilla que ha vivido durante el desastre. «Ha sido muy duro, lo más difícil era saber que todo el trabajo de contención que habíamos hecho durante horas no había servido para nada , porque se iba quemar», explica.
Las llamas, que llegaron a alcanzar alturas de 20 metros, avanzaban, por momentos, entre 50 y 100 metros en segundos. « Nos tocaba salir corriendo constantemente de un sitio a otro, abandonar lo que estuviéramos haciendo», añade. «El incendio era muy voraz , iba de copa –es decir, impulsado por el viento de árbol en árbol, como dando brincos–», continúa. Llegó, incluso, a saltar de un lado al otro del embalse de Nuestra Señora de Agavanzal, 500 metros de orilla a orilla.
«Ha sido el fuego más difícil al que me he enfrentado en 18 años» , cuenta, por su parte, Felipe Sotelo, miembro del operativo de lucha contra incendios de la Junta de Castilla y León, que ha estado trabajando sobre el terreno también tres días seguidos. Su turno comenzó el viernes. Sotelo es conductor de una autobomba desde el año 2004. « El viento ha sido nuestro mayor enemigo . Unas llamaradas así es imposible pararlas sin contrafuegos y, para ello, es muy importante el cómo sople el viento», declara Sotelo.
Un contrafuego es algo similar a una táctica de tierra quemada, enfrentar llama con llama para evitar la propagación del incendio por falta de combustible. Y es con eso con lo que han podido salvar los pueblos , algunos completamente rodeados ya por un manto de cenizas.
Proteger las casas
«Hubo un momento en el que estábamos protegiendo un pueblo –Olleros de Tera– y las llamas nos quedaban a 40 metros de distancia », relata Alejandro, un bombero de 28 años, perteneciente a la organización Bomberos Forestales en Lucha de Castilla y León.
Jorge también estuvo destinado en la zona de la defensa de los hogares. En concreto en Ferreras de Arriba, una de las localidades en el corazón del incendio. « Intentamos delimitar una zona negra alrededor del municipio , lo más grande posible, para evitar que el fuego saltara a las casas», declara Jorge, quien observa que, dependiendo de la orografía, unos pueblos eran más difíciles de defender que otros. Ferreras de Arriba, rodeado de pinos, fue uno de los más complicados.
Lo más duro para todos, coinciden, fue el verse sobrepasados por la situación, el sentir que no llegaban , no daban abasto. Las llamas eran más fuertes. Hasta que por fin dejaron de serlo.
«Ha sido duro. Muchas horas seguidas frente a un incendio enorme y violento », cuenta Alejandro, quien asegura que se han encontrado con situaciones «bastante jodidas». «Ha habido mucha desorganización de medios, el operativo estaba incompleto y, a veces, no sabías si estabas localizado y seguro», afea el joven.
Una de las principales críticas desde los cuerpos forestales vierten sobre la Junta de Castilla y León es la de que el operativo estuviera al 40 por ciento todo el rato y que no se llegase a activar el completo. «La mayoría de la gente empieza a trabajar en julio y todos los años la mayoría son nuevos porque con estos contratos de tres meses la gente se va en cuanto puede», explica. Hoy se manifestará junto con sus compañeros a las puertas de las Cortes.
Tanto él como Jorge no dudan de que la Junta haya movilizado todos los efectivos disponibles en el momento, pero no eran suficientes. «Se lleva diciendo desde noviembre que estaba el monte muy seco, las previsiones avisaban de una temporada peligrosa , y no se les ha hecho caso», protesta Alejandro.
Jorge, por su parte, señala la importancia y la «suerte» de haber contado con efectivos de distintas Comunidades Autónomas y de Portugal. «Sin ellos habría sido muy difícil porque era inabarcable ». Igualmente, denuncia que durante sus labores de extinción vio «cortafuegos muy mal mantenidos en la Sierra de la Culebra». «Las labores de mantención del monte, el quitar las hojas de pino seco, es decir, la silvicultura es muy importante para prevenir un incendio», continúa. « Los pueblos van perdiendo población y con su abandono va el abandono del propio monte . Hacen falta profesionales que lo cuiden», zanja.
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