Los secretos del éxito deportivo de Socuéllamos

Al margen del fútbol, el Kiele CV Socuéllamos está en la Liga Iberdrola, la máxima categoría del voleibol femenino; el Cabezuelo CB Socuéllamos, en la Tercera FEB (antigua Liga EBA) de baloncesto masculino, aunque este año ha descendido; y el Peñarrubia Brokers / EFS Socuéllamos, en la Tercera división de fútbol sala masculino, donde también ha bajado.

«Todos los clubes de Socuéllamos son humildes, tienen un proyecto y trabajan. A partir de ahí, la ilusión hace que todo llegue. Las cuentas siempre han estado saneadas, los jugadores se sienten cómodos y en el campo rinden más», cree Jacinto Trillo, actual entrenador del equipo de fútbol y, anteriormente, el jugador con más partidos de la historia del club azulón, cuya camiseta vistió durante 13 temporadas en diferentes categorías.

Quizá otra clave del éxito son las instalaciones. Pese a ser un municipio pequeño, Socuéllamos cuenta con el estadio Paquito Giménez (para el fútbol) y tres pabellones: el también llamado Paquito Giménez (para el fútbol sala), el Gran Gaby (para el voleibol) y el Roberto Parra (para el baloncesto). José Ramón Moya, concejal de Deportes, afirma que el Ayuntamiento otorga 220.000 euros a más de una veintena de clubes, siendo el Kiele el que más dinero recibe.

Volviendo al fútbol, el 'Socu' ha dispuesto esta temporada de un presupuesto de unos 400.000 euros, de los que sólo el 25-30% (algo más de 100.000 euros) proceden de subvenciones de la federación española, la Junta de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real y el Ayuntamiento. El resto sale de los patrocinadores, como la Cooperativa Cristo de la Vega, la venta de entradas y lo que pagan por su abono los 700 socios (más de un 5% del total del pueblo).

Con ese dinero, la plantilla prácticamente es profesional. «Nosotros entrenamos por la tarde. En el cuerpo técnico todos tenemos nuestro trabajo y hay tres jugadores que también», explica Jacinto Trillo, que se levanta a las cinco y media de la mañana para trabajar en sus viñas toda la mañana. Era igual en su etapa de futbolista, aunque «es verdad que la Segunda B era muy exigente y había lunes que no trabajaba porque jugábamos en el País Vasco el domingo por la tarde y luego teníamos ocho horas de viaje».

Especialista en ascensos, el entrenador que hace dos temporadas pasó directo del césped al banquillo busca otra gesta en tierras cántabras. Unos 200 seguidores apoyarán al 'Socu'; 45 de ellos salieron en autobús el viernes a las dos de la madrugada y han descontado las horas en Santillana de Mar a la espera de otro 22 de junio que puede ser histórico.