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Una moto customizada para el cuarto de milla

El toledano Roberto Dengra participará con su Yamaha modificada en «The Malle Mile», un acontecimiento para moteros que se celebra en Londres cada verano

Roberto Dengra, a los mandos de su moto y rodeado por los mecánicos que la han customizado A. Pérez Herrera

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Roberto Dengra presume de su motocicleta, una Yamaha Vmax 1200, en la que la potencia y el diseño se mezclan con equidad. La compró de segunda mano hace tres años por unos 5.000 euros. «Este modelo me gusta mucho —se arranca—. Es bajita, muy manejable y con una aceleración bestial; de 0 a 100, no llega a tres segundos. ¡Es una barbaridad! ¡Y fíjate en su diseño, de hace 30 años. No deja indiferente a nadie!».

Esta motocicleta, cuya fabricación puso contra las cuerdas a la Harley cuando entró en el mercado estadounidense, fue diseñada en 1989 para los concursos de aceleraciones. «Por eso tiene el motor adelantado, con el fin de que su peso no permita que el vehículo se levante cuando se la revoluciona», explica su propietario.

Cuando habla del motor, Roberto parece que tuviera delante un cuerpo humano: «La estética del motor está basada en los abdominales de un musculoso. Es como la ‘chocolatina’. Si te fijas, esto es el pecho y esto, los abdominales».

Mark Knopfler y David Beckham

La moto, que sufrió una pequeña modificación en manos de otro dueño, no llegó como luce ahora en la escuela mecánica de la motocicleta de Mario Dengra, hermano de Roberto. Allí entró hace siete meses para su customización (modificar algo de acuerdo a las preferencias personales). La idea surgió cuando Mario regresó de Inglaterra, donde transformó numerosas motos, muchas de ellas para una clientela muy exclusiva, como el guitarrista Mark Knopfler, el futbolista David Beckham o Charley Boorman , un famoso presentador de la televisión británica.

En la escuela, el vehículo de Roberto fue desmontado completamente para inspeccionar el estado de todas las piezas y decidir qué conservar. Incluso el motor fue desarmado enteramente para reconstruirlo, lo que se aprovechó para pintarlo con un material anticalórico. Luego volvieron a ensamblar la moto, encajando las piezas antiguas y las nuevas, muchas de ellas artesanía pura.

Trabajo artesanal: piezas hechas y lijadas a mano para darle un acabado de pieza de fábrica

«Lo más significativo es el ‘look scramble’ que se le ha dado, con ruedas de tacos, guardabarros altos en aluminio, buscando la forma y el diseño de moto de motocross antigua —explica Mario—. Son llamativas las llantas y el comodísimo sillón, cuya base está hecha en fibra de carbono y la espuma fue lijada a mano durante varios días para sacarle la forma. Más de 40 horas de trabajo. Su tapizado, con líneas en azul, se hizo fuera de la escuela y va conjuntado con otros detallitos de la moto».

Además, la dirección es diferente, el subchasis (parte trasera) está cortado y refabricado para darle la estética que Mario buscaba; la instalación eléctrica se ha vuelto a hacer nueva y el faro de un tractor John Deere le da otro toque. Han cambiado todos los tornillos (más de 350 antiguos y oxidados —hasta los más chiquititos de las abrazaderas—), para sustituirlos por unos de acero inoxidable.

Video. «La estética del motor está basada en los abdominales de un musculoso», explica Roberto. En el vídeo, Martina, la hija de Mario, ayuda a su padre a lijar el asiento A. Pérez Herrera

También las suspensiones fueron acondicionadas para cumplir con los nuevos pesos y geometrías de la moto, cuyos frenos son ahora mucho más potentes, además de unos latiguillos hechos a medida en azul. Y es que ya lo cantaba María Isabel: «Antes muerta que sencilla».

Pero hay más. Los guardabarros delantero y trasero han sido hechos a mano por Mario, que les ha dado un acabado de efecto cepillado para que parezca una pieza de fábrica. Incluso unas pequeñas chapitas del radiador han sido elaboradas y lijadas también a mano, como todas las partes de aluminio, para darle el mismo aspecto que los guardabarros. «Está todo hecho con mucho mimo», resume el mecánico. ¿Y el precio de esta customización de bajo presupuesto? «Una modificación así costaría unos 4.000 euros. Pero como es mi hermano...».

Sus ayudantes

Mario no ha trabajado solo. Con él, sus cuatro alumnos del curso de mecánica ( dos Jorges, Andri y Álex ), que se han encargado del ensamblaje, gran parte de la fabricación y de la electricidad. La moto de Roberto ha sido un banco de pruebas para ellos, que durante los once meses de clases hacen prácticas de todo: motores, suspensiones, fabricación, soldadura, carburación... «Todo aquello necesario para ser un buen mecánico de motos», apostilla Mario.

Dos de los alumnos de la escuela de Mario Dengra limpian la moto A. Pérez Herrera

Este proyecto común de los hermanos Dengra lo lucirán este verano en la concentración «The Malle Mile», un acontecimiento de tres días para moteros en Londres. Allí Roberto participará con su moto en la prueba del cuarto de milla, una carrera de aceleración de 402 metros. «Si llego hasta el final, correré hasta 15 veces», apunta Mario, quien irá como mecánico a una prueba que conoce muy bien.

Para una ocasión así, Roberto se llevará un casco de cuero de la Segunda Guerra Mundial. «Allí va todo el mundo con un aspecto extravagante, pero no sé si me dejarán participar con él». Como alternativa, piensa en un casco de Ricado Galiano, varias veces campeón de España de Automovilismo. «Ese casco es de doble apertura de ojo y solo hay sietes unidades en el mundo», remarca mientras cruza los dedos para que su amigo Ricardo acepte la propuesta y Roberto pueda exhibir el genuino casco en la carrera de motocicletas «más grande y más inapropiada» —como afirma la organización— del Reino Unido.

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