«Origen Farms»: harina de grillo «made in» La Roda
Tres amigos de La Roda (Albacete) gestionan una granja donde los crían que comercializa productos elaborados con ellos
Se dice que los insectos son los animales más resistentes y los más numerosos del planeta, pero lo que quizá muchos no sepan es que tienen un alto valor proteico —con un 66,6% de proteína— y pueden ser una alternativa a la carne ... convencional, y más en estos tiempos. Algo de lo que da fe « Origen Farms », una granja de grillos de La Roda (Albacete) que pretende convertirse en un símbolo de la localidad, al igual que sus famosos dulces conocidos como «Miguelitos».
Sí, no han leído mal. El grillo común —«Acheta domesticus», según su nombre científico—, ese insecto tan sonoro que nos acompaña en las calurosas noches de verano, es la única especie permitida para el consumo humano y puede ser una fuente de proteína más para nuestra alimentación. Ese es, al menos, el empeño que persiguen los tres jóvenes que han montado en La Roda una granja que tiene capacidad para 6 millones de grillos y que comercializa alimentos procesados con ellos , como nachos y tortillas. Productos con un claro aire mexicano, ya que México es líder mundial, pues comercializa hasta 300 especies comestibles y la harina de grillo se vende por kilos.
«Algo de lo que España está muy lejos», comenta a ABC Andrés García de Lis , uno de los tres socios de «Origen Farms», que explica que en nuestro país se pueden criar y vender sus productos, pero no se permite procesar insectos para su elaboración. Por eso, apunta, «perdemos competitividad con respecto a otros países». Sin embargo, a esta empresa castellano-manchega, aunque tuvo unos inicios irregulares, ahora está teniendo negocio gracias a un distribuidor alemán, uno de los principales destinos de sus productos, junto con Bélgica y Países Bajos. Y para 2021, según informa García de Lis, tienen proyectados sacar al mercado unas 200.000 unidades con las que pretenden conseguir unos 600.000 o 700.000 euros en ventas.
En la cultura occidental es poco habitual comer insectos, incluso algunos lo consideran repugnante. Pero quizás no lo es en España, Portugal o Francia, donde comer caracoles —que es más bien un molusco— es reconocido culturalmente como un manjar en algunas zonas. En todo caso, la entomofagia —que es el consumo humano de insectos— no es una práctica nueva: es un hábito que ha estado presente desde hace siglos en la dieta del ser humano, en varias culturas, principalmente en Asia, África y en algunas partes de América Latina. Se estima que al menos 2 millones de personas complementan su alimentación con insectos y más de 1.900 especies están clasificadas para el consumo humano .
Con estas premisas, Andrés, agricultor de 32 años que cursó estudios en Madrid y luego en Estados Unidos, involucró a sus dos amigos del pueblo, José Antonio Torres —bombero militar de 33 años— y Francisco Tebar —hostelero de 32 años— , para poner en marcha este «modelo de negocio diferente, sostenible y con futuro», como lo definen. «Algo que fue posible gracias a la ayuda del Ayuntamiento de La Roda porque cambió el uso del polígono del municipio de industrial a ganadero para poder instalar allí nuestra granja», subraya.
No transmite el Covid-19
García de Lis recomienda el consumo de sus productos no sólo por ser una «alternativa a la carne», sino también por su «buen sabor». Sus grillos están alimentados por hortalizas y vegetales ecológicos y además, según investigaciones llevadas a cabo por la universidad holandesa Wageningen, los insectos no pueden transmitir el virus responsable del Covid-19 .
«Además, desde ‘Origen Farms’, creemos en el cambio hacia una producción ganadera responsable», afirma Andrés, que señala que, además de vender sus productos, quieren involucrar también a empresas y particulares que quieran formar parte de este cambio. Para ello, han creado «Origen Management», una plataforma dedicada a promover la creación de granjas de insectos sostenibles.
El socio de «Origen Farms» da otro dato: la población mundial está creciendo y se espera que alcance los 9.725 millones personas para el año 2050, por lo que será difícil alimentar a todo el mundo. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda también el consumo de insectos como alternativa. García de Lis pone un ejemplo muy gráfico: «Si una familia de cuatro personas consume una vez a la semana proteína de grillo o insecto, se ahorrarían 600.000 litros de agua al año».