«El lindo Don Diego», narcisismo al ritmo de jazz, rythm y blues

Dentro de ese ambiente, entra la música con temas de jazz, rythm y blues entre otros, en el Morboria Club , una sala por la que pasa la modernidad madrileña de entonces y donde baila la famosa artista Tórtola de Valencia. «Es un personaje totalmente olvidado y una mujer que fue célebre por el mundo entero, y de la que se creó una historia llena de enigmas que fascinó a poetas de la época como Ruben Darío o Valle Inclán », ha explicado la actriz y directora de la versión, Eva del Palacio.

La directora ha señalado que en ese club también se hace un homenaje a Lope de Vega , con algunos guiños a «El Caballero de Olmedo» y un soneto del mismo convertidos en tango.

Con una duración de dos horas de acción ininterrumpidas, la compañía ha cuidado «mucho» toda la parte de la caracterización y vestuario, de modo que hay piezas originales de los años 20 y otras que han realizado para la ocasión.

En cuanto a la historia que narra «El lindo Don Diego», en la versión original nos habla de dos hombres (el lindo Don Diego y Don Mendo) que son requeridos por su tío, Don Tello, para casarse con sus primas. Un tercer hombre (Juan), enamorado de una de las primas (Inés), teje un enredo, junto con Mosquita, para lograr que Don Diego rechace a la prometida y se sienta atraído por una falsa condesa viuda.

En la versión de Morboria, la Eva del Palacio ha señalado que ha sido «fiel» al texto, pero lo ha adaptado . El tío que manda llamar a los prometidos se convierte en el dueño del hotel, donde vive con sus hijas, y a algunos personajes les ha cambiado el sexo para que el «enredo gane más comicidad».

En definitiva, y según ha expresado la actriz y la directora, que representa a Don Diego, un reflejo de los personajes que se ocupan de la estética, un engreído y egoísta enfermizo y que es el objeto de todas las burlas en la función, este trabajo «se convierte en una comedia muy divertida, llena de color y enredos».

Por otro lado, Palacio ha recordado al público que debe ser «paciente», porque es teatro en verso, y quizá al principio de la función «no se entera mucho», pero que cuando el oído se va haciendo a la forma del verso «ya entra».

También, ha recordado que el trabajo técnico con el verso es «muy complicado», pues ha indicado que se tiene que partir de un trabajo con los actores que exige «mucho más».