El capitán sacó a dos novatos del agua por no estar bien preparados en Cerro Muriano
Choque de versiones sobre la muerte por ahogamiento de dos militares en la base militar de Córdoba
La justicia militar instruirá la muerte de los dos militares en Cerro Muriano
Madrid
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Iniciar sesiónEl capitán de la compañía que hacía el ejercicio de cruzar el lago de Cerro Muriano (Córdoba), en el que el 21 de diciembre murieron ahogados dos de sus hombres, sacó del agua antes del accidente a dos soldados novatos que no habían asimilado ... las enseñanzas recibidas minutos antes y ejecutaban mal las técnicas que acababan de aprender. Es más, para garantizar mejor la seguridad pidió a sus superiores que hubiera 17 instructores –dos tenientes, cinco sargentos, cinco cabos y otros tantos soldados experimentados–, en lugar de los diez previstos. La propuesta fue aprobada tal como consta en una circular y ese fue el número de vigilantes que hubo.
Fuentes militares consultadas por ABC matizan la versión ofrecida ayer en rueda de prensa por el abogado del soldado sevillano Carlos León, de 24 años, fallecido junto al cabo Miguel Ángel Jiménez, de 34, que perdió la vida tras lanzarse al agua para salvar a su compañero. El letrado afirmó que no había línea de vida, sino una cuerda poco tensa que no servía para cumplir su función. Sin embargo, los medios militares consultados precisan que una unidad de apoyo instaló una cuerda guía de seguridad que se tensó de forma correcta antes del ejercicio.
El abogado, además, dice que el capitán ordenó a sus hombres en pleno ejercicio soltar la guía de vida y patear hasta llegar hasta la otra orilla, tal como les habían enseñado, y que cuando comenzaron los problemas ordenó soltar esa cuerda de uno de los árboles para que hiciera un efecto látigo y acercara a los soldados a la orilla. Sin embargo, el letrado asegura que lo único que eso provocó es que la cuerda se hundiera más y con ella Carlos León. Algunas fuentes precisan que su muerte y la del cabo Jiménez se produjeron porque el primero, nervioso, se abrazó al mando, de frente, impidiéndole maniobrar, lo que provocó el ahogamiento de ambos.
El capitán relevado por la muerte de dos militares en Cerro Muriano siguió el programa de instrucción que ordenó el Estado Mayor
Pablo MuñozEl mando no decide dónde debe estar la ambulancia ni tampoco cuándo ni qué ejercicios debe hacer su compañía
Otra de las denuncias del abogado es que el soldado Cano, como otros de su compañía, llevaban un peso añadido de tres kilos como castigo por un ejercicio mal ejecutado. Las fuentes militares consultadas admiten no tener noticia de ello, pero añaden que ese hecho es extraño porque el oficial ordenó a sus hombres aligerar el peso del equipo. Para ello debían quitarse los chalecos y ceñidores, y además se les dispensó de llevar armamento colectivo. Asimismo, decidió que los soldados metieran la ropa de abrigo dentro de las mochilas estanqueizadas con el objetivo de aumentar la flotabilidad de las mismas. Prueba de que fue eficaz, aseguran, es que tras el accidente se recuperaron varias que aún flotaban. En lo que no hay discrepancia alguna es en que la ambulancia de Soporte Vital Básico no se encontraba en el lugar donde se desarrollaba el ejercicio. Las fuentes militares consultadas aseguran que estaba a apenas diez minutos, en el lugar donde había decidido el Estado Mayor, y que estaba en contacto permanente con los mandos que operaban en el lago de la base.
Condiciones extremas
El abogado del soldado León también asegura que algunos suboficiales pidieron al capitán que suspendiera el ejercicio por las condiciones extremas de aquel día –poca visibilidad, agua turbia y frío extremo–, pero que el oficial decidió continuar con la instrucción. «El agua estaba tan fría que algunos soldados no podían ni mover la mandíbula para pedir ayuda ni las extremidades», apuntó.
Las fuentes militares consultadas explicaron que en otras ocasiones se han hecho ejercicios similares y en unas condiciones más adversas, como llevar más equipo o tener menos luz artificial. El ejercicio estaba planificado y constaba de dos programas diferentes: el del ciclo de ocho semanas de adiestramiento y otro de las propias maniobras. Se basaban en el denominado 'Manual de instrucción de tareas individuales comunes nivel I'. Además, se hizo una práctica de preparación similar la semana anterior y antes del ejercicio se explicó cómo había que hacer las cosas y se preguntó si alguien no sabía nadar. También un instructor hizo una demostración de cómo utilizar la mochila como objeto de flotabilidad y de cómo avanzar.
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