Condenado un profesor que hizo cien videos «robados» en aseos de un colegio de monjas

El profesor en cuestión fue arrestado en la primavera de 2014, después de que una compañera suya -la secretaria del centro- descubriera una cámara oculta debajo de un lavabo en uno de esos aseos del colegio Calasanz, situado en el centro de Zaragoza y perteneciente a la congregación de las Escolapias . En él se imparten clases de Infantil, Primaria y Secundaria.

Tras revisar el resto de aseos se encontraron cámaras ocultas en otros dos, y las pesquisas condujeron a este docente. Cuando se registró su domicilio, la Policía localizó en soportes informáticos 22 archivos de video en las que aparecían distintas personas mientras usaban los aseos y en los que se veían sus partes íntimas. Además, localizaron el rastro de otros 82 videos que habían sido borrados.

En los archivos encontrados no aparecía ningún alumno o alumna del colegio. Sin embargo, los policías manifestaron que en el disco duro del ordenador del acusado aparecían escenas de niñas desnudas dentro de los aseos , si bien «en la prueba pericial no se pudo acceder a su contenido», según han informado fuentes judiciales.

Eso ha hecho que este profesor no fuera condenado por el subtipo agravado de afectación de menores. Aun con todo, hace unos meses fue condenado por la Audiencia de Zaragoza a dos años de prisión y a otros tantos de inhabilitación po run delito contra la intimidad. Esta sentencia ha sido ratificada ahora por la Sala de lo Penal del TS, que ha desestimado todos y cada uno de los recursos alegados por el acusado.

Entre otros, apeló a que se le aplicara la atenuante de trastorno psíquico. La defensa apoyó su petición en unos informes psicológicos que concluían que este profesor padece «voyeurismo». Sin embargo, el TS concluye que no cabe considerarlo como atenuante, ya que esa inclinación no le impedía conocer la ilicitud de su conducta.

Este docente, Miguel Ángel P. G., ejerció como profesor en el zaragozano colegio Calasanz desde principios del año 2013 hasta marzo de 2014, cuando fue descubierto.

Fue denunciado tanto por la trabajadora que descubrió las cámaras ocultas -y que pudo comprobar personalmente que aparecía en una de las grabaciones- como por el propio colegio. Ambas acusaciones perdonaron expresamente al profesor durante el juicio, pero eso no le libró de la condena.