Bretón, impasible ante la hoguera, ve «aberrante» que lo tachen de asesino
La Policía recogió ayer en Las Quemadillas unos bidones, palos, varias palas, una mesa de hierro y muestras de tierra de la fogata
davinia delgado
Tranquilo e impasible. Con este talante, José Bretón, el padre de los dos hermanos desaparecidos en Córdoba hace ya más de diez meses, asistió ayer a la recogida de muestras en la finca de Las Quemadillas, concretamente, en el punto en el que el 8 ... de octubre del pasado año hizo una hoguera y donde, según los últimos informes, pudo haberse deshecho de los cuerpos de sus hijos después de asesinarlos.
Sin inmutarse, al pie de los restos de la fogata, el progenitor esperó paciente a que el equipo encargado del caso terminase de hacer acopio de las pruebas reclamadas por el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz: unos bidones, palas y varios palos, así como una mesa de hierro que pudo estar en contacto con el fuego (y que, según la teoría de los expertos, sirvió para elevar la temperatura de la hoguera) y tierra en sacos perfectamente sellados (que se analizará para determinar si el imputado utilizó algún tipo de acelerante). Todos estos utensilios serán examinados por Ángel Carracedo, del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). Por otro lado, otras muestras relativas al caso están ya en poder del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, con sede en Madrid. Un grupo de expertos del centro y otros ajenos a él ya han iniciado los estudios solicitados por el juez, según informó ayer el Ministerio de Justicia.
Los trabajos en Las Quemadillas comenzaron poco después de las 9.35 horas, una vez que el furgón que trasladaba a Bretón desde el centro penitenciario de Alcolea cruzó el portón de la parcela, plagado de pintadas que lo tildan de «monstruo» y «desgraciado».
Según explicó Sánchez de Puerta, su representado no admite su culpabilidad en modo alguno. Es más, «considera una aberración que se diga que él quemó a sus hijos en la hoguera». Y todo, pese a la contundencia de los últimos estudios, elaborados por el prestigioso médico forense Francisco Etxebarria, y el paleontólogo José María Bermúdez de Castro, que afirman que los restos óseos y las piezas dentales halladas pertenecen a «seres humanos inmaduros».
Cabe reseñar que estas conclusiones son diametralmente opuestas a las derivadas del primer análisis de los huesos, llevado a cabo por la Policía, que rezaba que en la hoguera «no se ha producido la incineración de ningún cuerpo o resto humano». El letrado de Bretón se aferra a este informe. «Es tan tajante como los otros dos», defendió ayer.
En el caso de confirmarse que el progenitor mató a sus hijos, Sánchez de Puerta reconoció que deberá cambiar su estrategia de defensa, «pero vamos a esperar a los resultados de todas las diligencias». Tampoco quiso avanzar si solicitará un contrainforme a los dos practicados por Etxebarria y De Castro. «Ni siquiera he podido tener acceso a ellos. Creo que la semana que viene, el martes o el miércoles, me darán traslado de los mismos y ya decidiré qué hacer».
Para el letrado, el ADN es fundamental para incriminar a su patrocinado. «Es una prueba contundente», consideró. Sin embargo, no es imprescindible, puesto que se podría acusar a Bretón de dos delitos de asesinato por otros indicios.
Sea como fuere, Sánchez de Puerta seguirá defendiendo al padre de los niños. «Él me lo ha pedido. Me ha dicho que esté con él pase lo que pase. Ha depositado su plena confianza en mí».
Último rastreo en la finca
Los trabajos se desarrollaron durante aproximadamente tres horas. A las 11.45 horas, el furgón policial, con José Bretón dentro, abandonaba la finca. Con esta última incursión en la parcela «creo que ya hemos terminado en Las Quemadillas», dijo el abogado de Bretón.
La parcela ha sido objeto de múltiples registros desde que se perdió el rastro a los dos menores; rastreos que se han alargado durante más de diez meses y para los que se han utilizado los medios más sofisticados; si bien los restos óseos que pueden llevar al desenlace del caso fueron hallados sólo dos días después de la desaparición, aunque, hasta ahora, a la luz de los últimos informes, habían quedado descartados.
Eso sí, la hoguera nunca ha dejado de estar en el punto de mira de los investigadores y del juez. Por eso, Lainz trató de averiguar meses después de conocer el informe policial que hablaba de huesos de animales, por qué Bretón encendió esa fogata. No cuadraba. Carecía de una explicación lógica. Primero, porque no encajaba en la historia del acusado el hecho de que la tarde del 8 de octubre hiciera, así, por las buenas, una hoguera. El propio togado se preguntó en su día por qué a Bretón se le ocurrió encender un fuego para deshacerse de los objetos de su exesposa, Ruth Ortiz, si tenía la intención de arrojarlos a la basura. Así aparece registrado en las imágenes de varias cámaras de seguridad de la zona.
Por otro lado, a Lainz tampoco le pareció normal que Bretón decidiera hacer la hoguera en un lugar inusual (en plena plantación de naranjos y entre dos de ellos). Y ¿por qué compró 140 litros de combustible semanas antes a la desaparición? Había muchos cabos sueltos.
Así, el titular de Instrucción número 4 decidió profundizar. En su auto de 9 de febrero, puso de manifiesto que los datos facilitados por la Agencia de Medio Ambiente, en el contexto del desarrollo del Plan Infoca, demostraban que la primera referencia visual del fuego se tuvo a las 17.07 horas del día de autos. Pero el padre de los menores dijo que estuvo recogiendo cosas y prendiendo la fogata desde que llegó a la casa de sus padres (a las 13.53 horas). «Trató, así, de llenar de contenido las tres horas y media que estuvo en la finca», decía el juez.
Esto llevó a José Luis Rodríguez Lainz a pensar que José Bretón dispuso la hoguera como «pista falsa», con el objeto de «despistar». Sin embargo, los últimos informes han dejado claro que en esa fogata está la clave del caso.
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