muere el arquitecto de la derecha democrática
El eterno refugio de Fraga en Perbes
El mandatario gallego será enterrado en su residencia estival, en la localidad coruñesa de Miño, donde reposan los restos mortales de su amada mujer. En este chalé, hecho y decorado a su medida, y donde daba rienda suelta a sus aficiones, Don Manuel solo vio quebrada la paz en un atentado en 1988
patricia abet / ana martínez / érika montañés/ pablo alcalá
La casa donde Manuel Fraga pasaba los veranos está ubicada en la localidad coruñesa de Perbes , enclavada dentro del término municipal de Miño. A ella regresaba cada periodo estival el presidente fundador del Partido Popular para -reconocía el dirigente- volver ... a sus orígenes gallegos . La residencia, que cuenta con un amplio jardín desde el que se puede divisar un arenal conocido como playa pequeña de Perbes , les permitía a él y a su familia estar en contacto directo con la naturaleza, disfrutando de algunas de sus actividades deportivas favoritas, como la pesca. [Puedes ver aquí la galería de imágenes de Fraga en su residencia estival en Miño, La Coruña]
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En el interior de la vivienda, los astados y cornamentas de caza formaban parte de la decoración de la casa y los pasillos al igual que los retratos de la familia, entre los que cabe destacar los dos lienzos dedicados a sus padres que alberga uno de los dormitorios. También era un apasionado del Deportivo de La Coruña, y en una ocasión, no tuvo dudas en posar en su refugio estival con una camiseta deportivista para la portada de la revista oficial del club.
Vestido con el numero «1» impreso en la camiseta del «Superdepor» se deja fotografiar en el salón de su majestuoso chalet, junto a sus «trofeos» de caza.
El pintor y escultor Modesto Trigo (Lugo, 1960) recuerda cómo lo pintó en su casa de Perbes, un lienzo que recoge un ejemplar de ABC sobre la mesa del presidente fundador del Partido Popular. El artista, más conocido por su maestría en los retratos y estampas urbanas, contó del mandatario gallego: «Mientras trabajaba, percibí en Manuel Fraga detalles de un humanismo descomunal, por ejemplo, entraban campesinos oliendo a vaca y él los atendía con un inmenso cariño» .
En este idílico paraje, el presidente honorífico del PP cambiaba su habitual traje de chaqueta y el mocasín por los polos, la ropa y el calzado informal. De él, sus vecinos comentaban que se trataba «de un hombre serio pero coñón», en alusión a su particular sentido del humor. Aquí abandonaba su habitual carácter autoritario y daba rienda suelta a su gusto por la cocina gallega, especialmente por el cocido, el caldo y la miel de Lalín (Pontevedra). No en vano, sus estancias en agosto en Perbes se contaban por sus «saltos» a ferias gastronómicas de las zonas cercanas.
Fraga se sentía libre en este lugar y escribió buena parte de sus 90 libros aquí
En Perbes, Fraga se sentía libre. También desde aquí escribió muchos de sus 90 libros, como el carpetazo final a sus memorias «Final en el Finisterre». Era un refugio hecho a su medida y acorde con su propia personalidad. El hermetismo de su rincón pacífico en el planeta solo se rompió cuando el 27 de mayo de 1988 el grupo terrorista Ejército Guerrillero del Pueblo Gallego Libre (Exército Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe -EGPC-) lo destruyó de un bombazo.
Doña Carmen y el arquitecto
Entonces hubo que rehacer el chalet, que era «poco más que una clásica construcción gallega hecha a plazos», aseguraron los constructores del inmueble. Para el levantamiento de la nueva vivienda en Perbes, se tanteó a varios arquitectos. La esposa de Fraga, Doña Carmen Estévez , recibió al primero de ellos. «Me dicen que es usted el mejor arquitecto de Galicia, pero también me cuentan que no es de los nuestros», le dijo esta leonesa sobre sus «colores» partidistas. «Si le preocupa la cuestión ideológica, Doña Carmen, sepa usted que yo siempre dibujo con la derecha », contestó el interpelado. El proyecto posterior se hizo sin la más mínima intervención de Manuel Fraga y con instrucciones tan anárquicas como técnicas.
El despacho proyectado se hizo muy acogedor con un enorme ventanal con vistas al jardín y al mar, aunque en realidad nunca sería utilizado: «Si a mi padre lo que le gusta es retirar el mantel y ponerse a trabajar allí mismo. Cuánto más lío alrededor, mejor», explicaba una de sus hijas al arquitecto. En la vivienda original, a la que además de poner orden y concierto se añadieron medidas de seguridad antes inexistentes. Como nunca llueve a gusto de todos, desde algunas centrales sindicales se emitieron quejas acerca de que la seguridad en los municipios vecinos de Miño, Oleiros, Sada y Betanzos «se resentía» como consecuencia de las patrullas que debían velar por el bienestar de los Fraga en la residencia de Perbes. Esta vigilancia no se levantaba en temporadas en que el inmueble estaba vacío, así que desde estos sectores se pedía que, a pesar de que Fraga estaba amenazado por ETA, se contratase dicha seguridad a empresas privadas.
El verano de 2011 fue el único que Fraga no volvió a su cita con Perbes y ello fue motivo de especulación intensa sobre el verdadero estado que presentaba su salud. El anuncio de su retirada del Senado en septiembre pasado vino a confirmar que su carrera política, y vital, llegaba a su fin. El último viaje de Fraga será el de este lunes, para ser enterrado mañana martes en el panteón familiar, donde yacen los restos mortales de su mujer María del Carmen Estévez desde 1996. Será el retorno definitivo del gallego, amante de Galicia. «Todo se va, todo cae, todo termina», recitó en el Congreso en el que le cedió el «mando» de los populares gallegos a su sucesor, Alberto Núñez Feijóo, y aprovechó para repetir su deseo de recibir sepultura en Perbes, donde tan buenos momentos pasó en vida.
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