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Una calle despoblada cruzó los sueños de Laura Luelmo con el depredador Bernardo Montoya

El asesino está ingresado en la enfermería de la cárcel de Huelva y separado del resto por un cristal, a través del que es vigilado por un preso de confianza

Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo Efe / Vídeo: Bernardo Montoya pide perdón a la familia de la joven profesora asesinada
Cruz Morcillo

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Cuando Laura Luelmo tenía tres años y empezó a asistir a la escuela infantil en Zamora, Bernardo Montoya ingresó por primera vez en la prisión de Huelva. Una noche de diciembre de 1995 –él tenía 27 años y era toxicómano–, se coló por ... la ventana de su vecina Cecilia Fernández de 82 años en Cortegana; la esperó escondido en el dormitorio de la anciana que vivía sola y le asestó seis machetazos en el cuello y uno en el costado . La dejó desangrándose y se fue a su casa a esconderse. Montoya vivía con su mujer y sus dos hijos (una de la edad de Laura). Allí lo detuvo la Guardia Civil. El año anterior ya había atacado a su vecina para robarle y decidió matarla para que no declarara contra él en el juicio. «Era un bicho. Dijo que habíamos colocado pruebas falsas», recuerda el guardia civil Emilio Díaz, hoy jubilado, responsable de su arresto. «Cuando acabó el juicio y lo trasladamos me amenazó con que me iba a esperar y al salir de la cárcel me iba a cortar el cuello. Es un tío frío y calculador. Mala gente, de esa que no cambia».

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