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Ciudadanos y políticos, del voto al guantazo

La agresión al consejero de Murcia ha reabierto el debate sobre la violencia a los mandatarios y su exposición en actos públicos. Recordamos los ataques a nuestros dirigentes en democracia

EFE

érika montañés

La agresión del pasado sábado al consejero de Cultura del Gobierno murciano, Pedro Alberto Cruz, ha reabierto la espita de la violencia contra políticos en España, con cuyas directrices o ideología no se está de acuerdo y que ejercen un puñado de ... violentos aprovechándose de la exposición de los cargos en diferentes actos públicos. El ataque a Cruz trae a la memoria rápidamente sucesos tan luctuosos como el acaecido hace diez días en Tucson (Arizona) , donde un individuo se puede tomar la justicia por su mano y acribillar a balazos al dirigente en cuestión (en este caso, la todavía en recuperación congresista demócrata Gabrielle Giffords ) y a desmano también contra el público asistente al mitin o acto que esté protagonizando. Con muchas diferencias y matices , el extremo de Tucson motivó la crispación de una clase política, la americana, harta de que cualquier ciudadano en un arranque agresivo pueda acabar por las buenas con una carrera dedicada a la defensa de ciertos ideales y medidas. La preocupación de los mandatarios políticos estadounidenses, que han demandado mayor protección cuando vayan a intervenir en eventos de proyección pública, recuerda, también, la escolta generalizada de la que tuvieron y tienen que echar mano los dirigentes vascos para torpedear los planes del terrorismo etarra y es la misma que ahora reclama el Gobierno de Murcia para repeler la tensión creciente por parte de los descontentos en la región, después de la aprobación de los recortes presupuestarios para 2011.

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