La propuesta llega después de que la presidenta del Gobierno balear, Marga Prohens, anunciara hace unas semanas el decrecimiento de Baleares y la necesidad de «poner límites», y apenas unos días después de la multitudinaria manifestación de este sábado en Palma bajo el lema «Mallorca no se vende».
Martínez ha anunciado la prohibición de nuevos alquileres turísticos en cualquier tipo de vivienda, no sólo pisos como hasta ahora. El objetivo es llegar a cero plazas turísticas en esta tipología. Esto supone que cuando termine la moratoria de plazas actual, se irían eliminado antes las plazas de alquiler turístico que todavía permite el Plan General.
La nueva ordenanza cívica también obligará a los establecimientos take away de toda la ciudad a limpiar la calle en una distancia de 50 metros a su local. En las zonas turísticas maduras, como Playa de Palma, Cala Major y Paseo Marítimo, todos los establecimientos tendrán que mantener limpia la zona exterior.
Además, el alcalde ha anunciado que modificará el plan general para que en las zonas turísticas maduras se limite los usos a todos los locales, y restringir al máximo los establecimientos de pública concurrencia, como discotecas y salas de fiesta.
Martínez ha propuesto otra batería de medidas como la limitación o prohibición de determinados cruceros, así como el cobro de dos tasas a los cruceristas a la llegada al puerto y de acceso a la ciudad.
Otra de las propuestas sería limita los grupos turísticos que visitan la ciudad, lo que implicaría que cada guía turístico tenga un límite de personas, así como establecer un tope máximo para los coches de alquiler para entrar en Palma. Las party boats en todo el término de Palma se prohibirán o limitarían.
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