El desplante a Trump amenaza a vino, maquinaria, aceite... y a Carlos Cuerpo

Toda Europa jugó al despiste con el gasto en Defensa. Que si un 2,1%, un 3,5 o destinar un 5% del PIB a tropecientos años. Igual daba. Como si hubieran incluido una cláusula por la que los firmantes del acuerdo se hubieran comprometido a ceder la custodia de sus retoños a los 'Navy Seal'. Lo importante era rubricar lo que fuera, hacerse la foto prietas las filas y despedir a Mr. Marshall con una sonrisa de oreja a oreja, que luego ya habría tiempo para modular la operativa y poner los peros que hicieran falta.

Pero no, Sánchez tenía que llamar la atención, como en aquel paseíllo con el expresidente norteamericano Joe Biden convertido en reunión bilateral por los palmeros habituales, y pinchar los globos y apagar la música. Mejor que se hablara del 'grupo del Tesla' que de 'la banda del Peugeot'.

El problema para España no son los aranceles. Qué va. Estados Unidos no necesita llegar a eso. Una simple falta de aprecio puede ser el mayor desprecio. Un boicot a los productos españoles y a sus empresas sería letal para nuestra economía. En 2024 las compañías españolas exportaron bienes por valor de más de 18.000 millones de euros a EE.UU., con especial mención a los fabricantes de maquinaria, dispositivos eléctricos (motores agrícolas, componentes para renovables…), aceite, soja, productos farmacéuticos, vino y mosto, legumbres, jamón, queso… Nuestro aceite de oliva fue el alimento más vendido a EE.UU., por importe de mil millones el pasado año, cifra idéntica a las exportaciones de farmacia en un ranking liderado por la maquinaria, con 2.500 millones. Eso a Sánchez le importa un pepino, porque después de él la tempestad, pero no había calculado que voces tradicionalmente silentes ante su acción de gobierno –cuando no entusiastas– salen ahora a gritar a los cuatro vientos que hasta aquí podíamos llegar. Pues ya estamos.

Pero es que, además, el peligro mayor es el de someter al enemigo sin darle batalla. Un pulgar hacia abajo del Gobierno americano y vendrán curvas para nuestras compañías banderas en el país norteamericano, en sectores tan críticos con la banca (¿recuerdan los elogios con Ana Botín en Davos?), la obra pública o la defensa. ¿Alguien se imagina lo que es perder el acceso a patentes y licencias de software de la tecnología norteamericana? Todo eso por no extendernos sobre la importancia de contar con las capacidades de USA al servicio del CNI e Interior. Es lo que tiene intentar cubrir un fuego con otro mayor, que al final te carbonizas. Un panorama para salir corriendo. Ahora que el desplante de origen a EE.UU., piensan muchos, comenzó con Zapatero sentado al paso de la bandera norteamericana. Hoy, ZP y su Grupo de Puebla, iluminan a Sánchez y copan el Ibex...

El que ya ha puesto pies en polvorosa es el ministro Carlos Cuerpo. Tardaba. Tras los pasos de su mentora Nadia Calviño, el titular de Economía ha dejado la 'bombita' de las trabas a la opa del BBVA y ha aplicado a presidir el Eurogrupo, como quien no quiere la cosa. Cuerpo no ha cogido el mejor momento para ganarse la confianza del club europeo, alarmado por las formas patibularias del amo, y parece que tiene en el irlandés Paschal Donohoe un hueso duro de roer a poco que el PP de Europa tenga sangre por las venas. Que le pregunten a los jefes del BCE, al vice español Luis de Guindos y a la presi francesa Christine Lagarde lo que opinan de la acción de Cuerpo y su visión comunitaria a propósito de la consolidación bancaria y la creación de colosos europeos.

Cuerpo ha echado un boleto al Euromillón y, como el mísero que veía que otro aún peor recogía las hierbas que él arrojaba, deja sitio para que Manuel de la Rocha pueda salir de esa oficina económica que es todo y nada y logre los laureles de ministro, que para eso considera que ha hecho todo el trabajo sucio con el Ibex 35. Si Ángel Simón hablara… El ministro, pues, a la huida, y el presidente de BBVA, Carlos Torres, a ver cómo salva los muebles en un naufragio. Mal arreglo tiene. Santander y Barclays, atentos a este último, preparan su oferta por la filial británica del Sabadell con una cifra que podría superar los 2.500 millones para que el TSB termine de dar la puntilla al plan de Torres, sin sinergias ni ahorros a medio plazo.

Cuentan que algunos en La Vela se han encomendado a que San Feijóo tome La Moncloa pronto y deshaga el entuerto bancario. Pierdan toda esperanza. Estamos en el anteinfierno, pensado para los indiferentes, condenados a una carrera sin fin tras una bandera y a ser picados por avispas.