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Roland Garros

Muguruza exhibe su reinado en París

La española aprende también a ser campeona y posa para la posteridad en la plaza de la Concordia con su Grand Slam

Muguruza, con su Copa de campeona en las calles de París EFE
Laura Marta

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Quiere disfrutar el momento, saborear un triunfo con el que por fin llega donde ha querido siempre. Nada más terminar su gran final, Garbiñe Muguruza confesaba que no había pensado nada todavía para celebrar como se merece su primer Grand Slam. Pero fue poco a poco aprendiendo también a ser campeona en París.

No lo fue sola. A su lado, cerca pero a una distancia prudencia para dejar que ella fuera la protagonista, sus padres, Scarlet Blanco y José Antonio Muguruza . También sus hermanos Igor y Asier. El apoyo fundamental, de los que se acordó cuando dejó caer la raqueta. Con ellos fue a disfrutar de una cena en el Café de l’Homme. Como parte de su familia también su equipo y algunos patrocinadores. Sobre la mesa, un menú sin excesos, compuesto de carne y patés, en el que no hubo postres , pese a lo que suelen gustarle a la española.

Una celebración contenida . El cansancio se apoderó de ella después de haberlo contenido durante la hora y 47 minutos que duró la final. No aguantó demasiado y se acostó pronto. Tenía que madrugar, ejercer de estrella del día con atenciones a la prensa y los seguidores.

Después de la ropa cómoda, los tacones. Rojos, atrevidos y elegantes, como su propio tenis. Un vestido de Stella McCartney y una sonrisa radiante con los que volver a deslumbrar un día después de brillar sobre la pista. La ocasión lo requería: había que inmortalizarse para la posteridad con la Copa que tanto sufrimiento se había ganado y en el escenario reservado solo a los elegidos: la Plaza de la Concordia .

Sonrisa eterna en París para recordarlo toda la vida. O al menos, hasta que haya un segundo Grand Slam. No quiere quedarse en uno y se concederá pocos días para comenzar a pensar en el siguiente reto. Tiene ganas de pasear su Grand Slam por el circuito . Entre los objetivos más importantes, ambiciona Wimbledon. Quiere sacarse la espina de la final perdida de 2015 contra Serena Williams. Ahora sabe que no es imbatible. Al menos, en París ella supo encontrarle la debilidad. Después, unos Juegos Olímpicos con los que defender la bandera que ha elegido y por la que se emocionó cuando sonó el himno en la Philippe Chatrier.

El miércoles pondrá rumbo a Mallorca , donde participará en el primer torneo sobre hierba español en mucho tiempo. Muguruza ya empieza a acostumbrarse a retar al tiempo. Superó l final de Conchita Martínez de 2000 e igualó el triunfo de Arantxa Sánchez en 1998. Con 22 años, su primer Grand Slam, su primera gran portada, su foto en la Concorde de París.

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