No había mejor modo de acabar una final de Roland Garros . Ni más emocionante. Con 40-15 a favor , Garbiñe disfrutaba de su sexta bola de partido, y por fin fue la buena. La española lanzó un globo ante la subida a ... la red de Serena y la americana se confió, dejando botar la pelota pensando que se marchaba fuera, pero no fue así. ç
La bola golpeó la línea, aunque la actitud de la número uno del mundo provocó una pequeña confusión en Garbiñe , que tuvo que preguntarle a su entrenador, sentado en la grada, para asegurarse que era la campeona: «¿Ha entrado? ¿He ganado?». Sí, había ganado. Y se fue a la tierra.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete