todo irá bien

Deco ya los llama vagos

El Barça tiene el reto de conducir a sus jóvenes estrellas a una luz que ilumine una era, pero la atracción de lo fácil es más sugerente que la exigencia de lo que es correcto

El toque de atención al vestuario del Barça: «Si no trabajan no hay nada que hacer»

Deco, director deportivo del Barcelona afp

Deco ha llevado a la sala de prensa lo que hace días que se ve en el terreno de juego y ha dicho que si «creemos que tenemos la calidad por delante del trabajo, tenemos un problema». Flick lo resumió hace unos meses más ... escueto y elegante: «Los egos matan al éxito».

La juventud es muchas veces una virtud, y hasta un prodigio, pero tiene también sus dificultades. Ser un ídolo en 2025 no es fácil, y menos recién cumplidos los 18, con el impacto de las redes sociales y la tentación de creer que el poder del efecto es más importante que el valor de la realidad. Lo prometedor de este equipo es todavía un espejismo y los títulos importantes están por llegar.

Las lesiones musculares que no son fruto de un accidente o de la violenta entrada de un rival suelen producirse cuando el futbolista tiene otras prioridades que sus cuidados. Los dueños de algunos locales nocturnos de la ciudad empiezan a explicar que a Lamine Yamal algunas noches se le hacen demasiado largas. De momento no es nada grave, pero sus recaídas preocupan más como síntoma que por las semanas que puedan conllevar de baja.

Sin talento es inútil el trabajo, pero sólo el trabajo da forma al talento. Los jugadores del Barcelona son la mayoría de ellos extraordinarios, pero nunca llegarán a conformar un gran equipo capaz de ganar títulos y de marcar una era si no se comprometen con todas las fuerzas de su ser. Es normal que un joven exitoso y rico no quiera renunciar a la diversión que su fama e ingresos le procuran; y más si sabe que con su contrato actual puede asegurarse una vida de gran lujo para él y toda su familia. Si en los próximos cinco años tienes asegurados 300 millones de euros —y no hace falta que sean tanto— cuesta mucho que te motive ir a Vallecas a que te insulten y te golpeen un martes de febrero por la noche. Es su obligación y aquello a lo que se ha comprometido, pero tener 18 años no sólo son los elogios del niño prodigio, sino una serie de aprendizajes que no pueden darse ni mucho menos por descontados en el hijo de una familia tan claramente desestructurada.

Deco está en lo cierto como lo estuvo Flick hace unos meses. El Barça tiene el reto de conducir a sus jóvenes estrellas a una luz que ilumine una era, pero la atracción de lo fácil es más sugerente que la exigencia de lo que es correcto.

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