Roberto Brasero: «No comprendo a los que dicen que morirían por su equipo»

-Usted es del Real Madrid.

-Nunca hablo de mis preferencias. Eso lo llevo muy adentro. Mis mejores amigos son del Atleti.

-No hace falta que hable. Esa es la típica frase de los que son de los Madrid.

-¡Y mis hijos son del Barça! Si soy del Madrid o no, sólo lo saben mis amigos y los que han viajado conmigo a las finales de la Champions, también. Pero no tengo a gala hacer público de qué equipo soy, te ganas enemistades.

-Entonces, quedamos que es merengue.

-El hombre del tiempo no tiene equipo. Roberto Brasero, el de Talavera de la Reina es del Talavera y del equipo que quiera. Es verdad que tienes que ser de un equipo para que te apasione verlo. De forma neutral, me cuesta ver los partidos.

-Y usted empeñándose en jugar al despiste.

-Soy de un equipo. Cuando hay Mundial, soy de España y, cuando nos echaban, me hacía seguidor de otro. En el rugby, por ejemplo, soy de Inglaterra y un poco de Francia. Puedo cambiar. En todo, salvo en mi fidelidad a mi equipo, aunque mis hijos y amigos sean de otro.

-Hábleme de un recuerdo asociado al fútbol que le haya marcado.

-La muerte de Juanito. Le llevaron al hospital de Talavera y mi localidad pasó a cobrar relevancia, por un motivo luctuoso.

-Seguro que guarda en su memoria algo más grato.

-El 12-1 a Malta. Recuerdo el bar de mi barrio en el que lo vi. Estábamos jugando en la calle. No entrábamos en el bar. Estaba lleno de colillas y de cabezas de gamba. Pues acabamos todos sentados en aquel suelo y saltando todos con el gol de Señor. Recuerdo haberlo visto al día siguiente. Tengo más.

-Dele.

-Recuerdo mis años de facultad. Conformamos un equipo que se llamó 'Partido Suspendido'. Yo era portero. Nos dimos ese nombre pensando que, cuando pusieran el calendario de la siguiente semana, los rivales leerían: 'Partido Suspendido contra Cultural Gimnástica', por ejemplo. Si lo leían mal, los rivales no vendrían y nos darían los puntos.

-Ganaron la liga.

-No. No pasó nunca.

-¿Le pone la misma pasión al fútbol que cuando da el tiempo?

-Pasión sí, pero comedida. Es lo más aconsejable en el deporte y en la vida. En mi trabajo, me gusta contar las cosas para que se entiendan. Y soy vehemente. Pero si alguien pasa por aquí y no quiere que le de la previsión, no le voy a agarrar de la pechera. Esto es caricatura de una situación, pero creo que en el fútbol tampoco podemos llegar a ese punto.

-Pues hay quien está dispuesto a todo.

-Yo no comprendo a esos que dicen que morirían por su equipo. ¿Y matarías por tu equipo? Son excepciones, pero ha pasado. Yo he sido testigo de una manera de vivir el fútbol que no es la de ahora, con una agresividad que aún la hay en otros países y aquí, en ese sentido, sí hemos mejorado. Pasión sí, pero desde la razón.

-Lamentablemente, todavía quedan reductos de ese fútbol violento.

-Porque nos vemos arropados por un entorno que lo puede permitir. Antes se permitía y era más fácil hacerlo. Ahora es más difícil. La locura, tu pureza de sangre, en el fútbol, nunca se debe consentir. Estoy en las antípodas de la violencia.

-¿Nos estamos pasando con los árbitros?

-Mira, estoy pensando también en mi trabajo, en el tiempo. Al mejorar la ciencia predictiva y la tecnología, nos hemos acostumbrado a que las previsiones sean, cada vez, más fiables. Pero no siempre lo son. Y fallamos. Hay quien se siente decepcionado pero la meteorología sigue siendo una ciencia inexacta. Y, con los árbitros, igual. Llega el VAR y parecía que iban a ser infalibles. Pero los árbitros se equivocan. Porque son humanos, aunque estén asistidos por máquinas. Y no les permitimos tener ese margen de error.

-Su teoría es que ni son tan malos, ni el caso Negreira influye.

-Otro debate es si creemos que ese error es intencionado o no. Yo quiero creer, hasta que los jueces se pronuncien, que tenemos que confiar en el estamento arbitral. Pero que se resuelvan los procesos judiciales que hay abiertos para ver si ha habido relación directa entre clubes y árbitros.

-Siguiendo con las similitudes, el tiempo y la Liga son igual de imprevisibles, este año.

-La Liga está preciosa. Para nuestro equipo, es mejor ganarla con tranquilidad, pero cuando está tan competida, acabas agradeciéndolo más. Siempre que la ganes tú. Si no…

-Asócieme los siguientes personajes a fenómenos atmosféricos. Lamine Yamal.

-Conocí a su madre en unos premios Tik-Tok, el otro día. El caso es que la veía y me preguntaba '¿a quién me recuerda?'. Se parecen muchísimo. Lamine Yamal es un tsunami. Cuando desborda, me recuerda a Messi. Y, a veces, creo que es hasta mejor, porque tiene muchos años por delante.

-Mbappé.

-Un ciclón tropical. Son ciclones que descargan con fuerza para luego, regresar a la calma. El juego de Mbappé es así: brillante a veces, calmado en otros.

-Julián Álvarez.

-La Araña es una lluvia de verano y cae muy bien. Mis hijas están enamoradas de él.

-Menuda guerra civil con un merengue, un culé y dos rojiblancas.

-Mi hija mayor es del Atleti por el equipo femenino, de cuando empezó a despuntar y el Atleti estaba en auge, las jugadoras te firmaban, te saludaban.

-Y con el culé ¿qué tal la relación?

-¿Cómo no va a ser culé, habiendo nacido en la época de Messi?

-Cierre con un pronóstico: Liga, Copa y Champions. Arranque.

-Prefiero pronosticarte la Semana Santa y mira que es difícil. Madrid, Atleti y Barça están igual de inestables. Me voy a mojar diciéndote que no se va a decidir nada hasta el final.